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Llevaban días caminando, el frío cubriendo sus espaldas y los copos de nieve teñían sus cabellos de blanco. JaeBum miraba de reojo a su acompañante, el cómo juntaba sus pequeñas manos y recibía la nieve, congelando sus manos, o cómo estornudaba frunciendo la nariz. Era tierno, y lo admitía, pero le perturbaba el hecho de que jamás abriera los labios para dialogar. Es decir, estaba siendo secuestrado y no gritaba por ayuda, que lo más probable es que sí llegarían a ayudarlo, no preguntaba a dónde irían, por dónde irían o qué harían, literalmente, escuchaba a su estómago gritar, pero no a sus labios quejarse por la falta de comida.

Allí mismo, comiéndose una manzana mientras le daba la espalda, se preguntaba por qué no hacía algo para comer, simplemente se sentaba y esperaba. Un principito.

Le remordió un poco la consciencia y con pesadez, se acercó al joven príncipe y le convidó una manzana fresca. El chico lo miró con ojos brillantes, demonios, juró ver estrellas en ellos. Con sus pequeñas manos la tomó y le dio un gran mordisco, notando cómo sus labios se tornaban más luminosos y resaltaban en su fina piel blanca.

Vaya que le hacía honor a su título.

- eres muy bueno para ser de la realeza, o ser familiar de esa mujer. – el chico se encogió de hombros mientras le daba otra mordida a la manzana. – dime tu nombre

El chico, sin mirarlo le escribió su nombre en la nieve. El mayor sonrió levemente mientras leía el nombre de su pequeño acompañante.

- principito JinYoung. – el mencionado frunció los labios y negó levemente. - ¿no lo eres? – negó y terminó su manzana. Miró lo que quedó de la fruta y se acercó a donde hubiera tierra fresca y enterrar las semillas. – bueno, eres muy bueno para pertenecer a esa mierda. – el chico lo miró con mala cara. – digo la verdad, eres muy inocente. – Jin lo detuvo con las manos. – oh ¿groserías? – el menor asintió. – no me tomes el pelo, es decir, el mundo está podrido y tú quejándote por groserías. – el chico resopló su flequillo que caía sobre sus ojos y se puso de pie, esperando a que el mayor retomara el rumbo. – está bien. Qué impaciente.

Llevaban horas caminando, el cielo se volvió gris y la temperatura descendió drásticamente. El menor se detuvo asustado, inseguro de dar un paso más. JaeBum miró al chico aterrado, y lo entendía, pero, no podía detenerse, el campamento de refugiados se encontraba a semanas de distancia, posiblemente, necesitarían caballos para llegar a su destino.

- quédate quieto, allí... - le habló.

Mala idea quedarse quieto, pues fueron una presa fácil. Gracias a Dios su atacante tenía astigmatismo, pues la flecha rozó su pecho, provocando un rasguño mínimo para luego clavarse en la tierra. El muchacho se cubrió el rostro asustado, no le gustaba ver violencia o muerte, y por suerte el mayor se percató de eso y lo tomó del brazo para arrastrarlo a un escondite posible.

- entramos en tierras malditas. - habló de manera dura, provocando más miedo. Se arrepintió inmediatamente. - ¿recuerdas el camino a tu casita? - el menor negó lentamente. - bueno, recuérdalo, porque dudo de que salga vivo de esta, así que te tiraré al sendero para que vuelvas, solo. - JinYoung soltó un sollozo asustado, negando. - no puedo ir allá, debo seguir hasta el campamento y tú volver al palacio. 

El palacio...

No. No volvería allí otra vez, donde moría de dolor los jueves y era frío en verano, y una vida vacía donde simplemente no moría. Aquí, en una aventura, lograría sentir el vivir...

Iba a abrir los labios, pero, no...

Rodeó la cintura del mayor y lo abrazó fuertemente, transmitiéndole que no lo dejaría solo en un lugar feo, mucho menos en uno donde le harían daño. Fue defendido tantas veces que ahora llegó su turno de devolver el favor.

- está bien... - dijo susurrándole.

Después de aquella paliza de aquel dúo, ambos cayeron inconsciente.

- ese es un niño. - habló uno de ellos. - ¿no creen que nos excedimos esta vez?

- cállate, Choi. - le dijo uno. - ahora dejas de ser un niño cuando aprendes a caminar.

- no me hagas callar, Kim. - exclamó el anteriormente mencionado. - recuerda que te puedo derribar en menos de un tiempo.

- mira qué miedo.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora