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Nada mejor que un rica y caliente sopa de vegetales, aunque JaeBum se quejase de la falta de carne. El cazador solo tragaba lo que hallaba en el plato y luego procedió a beber la sopa. En cambio, el principito solo comía en calma mientras miraba al resto. Estar en ese lugar era nuevo, no sabía cómo comportarse, aunque estaba seguro de que no quería ser como JaeBum.

Los hijos de las flores rieron y miraron a la parejita de afuera. Si JinYoung no fuera un principito y JaeBum un cazador fugitivo probablemente serían una linda pareja.

- ¿qué? - soltó JaeBum, sintiéndose observado por los 2 chicos.

- eres tan salvaje. - indicó YoungJae. - estamos en una mesa, hay mucha comida, y aunque entendemos de que morían de hambre en el bosque, no justifica de que embarres nuestro mantel de sopa.

JinYoung soltó una ligera risita y siguió comiendo, quizás no con los modales tan pulidos, pero sí con el cuidado de no manchar nada.

- qué amor es Jinnie. - comentó YuGyeom, tomando las mejillas del chico con ternura. - ¿ves, JaeBum? Debes ser como él.

Las mejillas de JinYoung se sonrojaron, aunque sabía que no tenía la culpa. Había aprendido a ser disciplinado, calmado y cortés. En cambio, JaeBum solo miró al menor un tanto extraño. JaeBum perteneció a una buena familia, pero era un cazador, era salvaje y libre. No importaba mucho si se manchaba de comida en ese instante, pero sería un favor que lo dejasen de ver.

Después de la cena, los descendientes de las flores fueron a tomar una ducha, dejando a los otros chicos solos. JinYoung optó por recostarse en el sillón para tomar una siesta, usando el muslo de JaeBum como almohada, mientras éste solo leía un libro tranquilo y acariciaba el cabello del muchacho.

Un rey viudo con una hermosa hija decidió desposar a una joven doncella de absoluta belleza. Cuando el Rey falleció, su viuda esposa tomó el control del reino y dejó a su hijastra como una sirvienta del palacio. La nueva reina en realidad era una hechicera, poseedora de un espejo encantado. Una tarde, ella le preguntó a su espejo quién era la más hermosa de todo el reino, él le respondió que lo era su hijastra. La Reina, devastada, mandó a un cazador a matar a la jovencita, y como prueba de su acto, le traería su corazón en una caja. Así fue como el cazador llevó a la joven a una pradera, mas el cazador no tuvo el coraje de hacerle daño. Él, arrepentido y avergonzado, le advirtió a la muchacha, y ella huyó hasta perderse en el bosque, de ahí, conoció a 7 enanitos. Ellos la acogieron en su humilde morada. Luego de un tiempo, la reina vuelve a preguntar y la respuesta del espejo es la misma, su hijastra seguía siendo la más bella. Ella, indignada, elabora 3 disfraces para matarla. El primero es de una vendedora, ella pasa por la casa de los 7 enanitos y aprovecha la ausencia de éstos para intentar venderle un lazo para el cuello, con el cual intenta asfixiarla, aunque solo la deja inconsciente, en su segundo intento, le ofrece un peine bañado de veneno, y a la fuerza, logra enredar el peine en su cabello. En el tercer intento, le da una manzana, y para prueba de que es segura, come la parte blanca y sana, dejándole la parte podrida y envenenada a su hijastra. La belleza de la muchacha era tal que los enanos ni tuvieron corazón para enterrarla, en su lugar, elaboraron un ataúd de cristal y allí la dejaron descansar. Un día, llega un joven príncipe, y cautivado por su belleza, pide que la joven sea trasladada a su palacio, pero por el camino, el ataúd tiene un accidente que hace que la joven escupa el trozo de la manzana envenenada. Luego de un tiempo, ambos príncipes se juran amor eterno y organizan una boda, donde invitan a la madrastra, a la malvada reina. Ella, sin saberlo, cae en la trampa y el príncipe, ahora rey, condena a la reina a bailar en zapatillas de hierro al rojo vivo hasta que el día de su muerte llegue. Fin.

JaeBum es un cazador, y muy y buen capaz cazador. Miró al chico en sus piernas, estudiando sus facciones y su cuerpo completo. Piel blanda como la nieve, labios rojos como la sangre y cabellera negra como el ébano. La reina buscaba un corazón, una vida, y tenía una en sus manos ahora mismo, una que no gritaría por ayuda. Miró el cuchillo sobre la mesa, tan filoso, tan fino, que cortaría la piel con un solo roce.

El chico se acomodo nuevamente, dejando su nuca reposar sobre el muslo del mayor y dejar su rostro expuesto. JinYoung era tan, pero tan frágil y pequeño, sin embargo sabía que cuando él creciera su cuerpo también lo haría, aunque le gustaría que su cuerpo se quedara así para siempre.

Tan frágil, tan delicado... cerró sus ojos un momento. Su instinto humano le decía que el chiquillo no tenía la culpa de nada, pero su lado dolido, su lado podrido le decía "ojo por ojo". Él perdió a su familia por culpa de la reina, perdió a los 6 integrantes de su familia, ahora quería golpear a la Reina con el hermano menor.

Su esposa, sus 2 hijos, su padres y su hermano. Estaba mal, ellos murieron aquella noche negra por culpa de la malvada reina, y ahora... ahora podría morir, pero se vengaría de ella. Le quitaría al tierno chico, a su hermano, a su compañero, a quien ella crió y protegió...

Sus ojos se oscurecieron, lentamente y con pausa posicionó su mano en el cuello delgado del chico. Aún no lo apretaba, aún no obstruía su respiración y circulación, su mano picaba y acaricaba la piel del chico.

No seas estúpido, JaeBum,él puede acabar con ella...》 se dijo a sí mismo, pero ver la expresión del rostro de su alteza retorcerse del dolor al ver a su hermanito muerto.

Su pecho se contrajo, mirando al chico. Metió sus frías y grandes manos dentro de la camisa del chico, acariciando sus cálidos hombros, sintiendo el pulso de su corazón.

Una suave sonrisa se dibujó en el rostro del menor, acurrucándose en su brazo. Esa maldita sonrisa... lentamente sacó su mano y siguió acariciando la cabellera del chico. Sin dudas, JinYoung era muy inocente para ser sometido al dolor.


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Casi casi se me olvida actualizar

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora