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Partieron con los primeros rayos del sol.

Los soldados tuvieron una noche de descanso y despedidas, otros se confesaban, otros simplemente bebían hasta la inconsciencia, y otros se la pasaron con sus familias, dándoles, posiblemente, el último beso que les tenía que dar.

Hwasa era la líder de las guerreras. Había un buen porcentaje de mujeres que iban a la guerra. Muchas de ellas eran mujeres independientes que no habían conseguido o querido tener parejas, mucho menos hijos. A ellas les sentaba bien las armas, y la dedicación y práctica por años les hizo tener el triple de fuerza que un hombre. Eran las más letales, las más eficaces, pero su líder, tomó la decisión de que algunas se quedaran en la comunidad para proteger a aquellos que no iban a la guerra.

Mientras tanto, el líder de los soldados era HyunWoo, dándoles indicaciones claras a todos. De los hombres, muchos, o la gran mayoría, ya había tenido su primer encuentro con los soldados de la Reina, así que sabían a lo que iban.

Luego estaban los rastreadores. Ellos eran liderados por el mismísimo JaeBum. Ellos tenían la importantísima tarea de explorar el área para verificar que no habría peligro alguno, también estaban encargados de la caza para alimentar a los soldados.

Mark, YoungJae y YuGyeom se encargaban de dirigirlos. Ellos sabían cientos de caminos para ir más rápido hacia el castillo de Ximena.

Finalmente, estaba JinYoung. Él, la única tarea que tenía, era un arma. No tenía más funciones. Era el único que podía atacar a la reina.

Pequeñas lágrimas recorrieron por sus mejillas, sintiéndose poca cosa por dentro. Iba en un hermoso caballo negro, con YoungJae de jinete, en la parte de adelante. Intentaba no llorar por ser solo el juguete de JaeBum, por lo menos, no a caballo.

Volteó la vista, encontrando a Mark. Él también lucía un semblante triste, no miraba hacia adelante, sino que el caballo iba por sí solo y él estaba dispuesto a ir a donde el animal lo llevase. Ambos, antes de partir, le habían dejado un par de flores a Jackson. YoungJae lo notó, los notó a ambos.

- ¿sucede algo? - le preguntó. JinYoung negó, limpiando sus lágrimas. - puedes decirme. - volvió a negar. - está bien...

YoungJae acercó su caballo hacia el de Mark para tomar uno de sus hombros, llamándole la atención.

- ¿eh...?

- sé que no es momento, pero... - habló el peliazul. - tengo algo para ti. - el castaño volteó a ver al otro, él sacó un pequeño frasco de vidrio, con un líquido rojo.

Las nauseas le llegó de la nada, con un fuerte dolor de cabeza y formándole un nudo en el estómago. Mark lo notó, así que tomó el frasco, mirándolo antes de guardarlo.

- ¿qué es esto? - preguntó Mark algo incrédulo.

- la sangre de Jackson. - respondió. - la saqué ese noche, para ti.

El corazón de Mark golpeó fuertemente dentro de su pecho. Le quedaba una última chance de ser feliz, de encontrar el amor. Otra especie de amor. Sus mejillas ardieron con fuerza y las lágrimas se acumularon en sus mejillas. Tragó saliva grueso, luego miró a su pequeño cuñado, él lo veía con curiosidad.

- puedo tener un hijo... - murmuró Mark con un poco de emoción. - puedo tener un hijo de Jackson y yo. - sonrió. - gracias, YoungJae...

- no fue nada. - le dijo. - después de todo, siempre fue tu sueño, tu meta. Ser feliz en la tierra.

No añadió ni una palabra más. Solo le sonrió con cariño y ánimo. Ya tenía un motivo más para sacar a Ximena del trono y volver la tierra un lugar de luz.

Ya muy entrada la noche, se detuvieron para descansar. Los caballos fueron amarrados en un árbol, cerca de un pequeño estante para que pudieran beber un poco de agua y comer un poco de pasto.

Los hombres alzaron las tiendas, mientras los rastreadores revisaban si era un área segura. Poco después de una hora ya estaban de regreso con un par de conejos muertos, dando a entender que el lugar era seguro para todos.

JinYoung estaba abrazado a Mark, él le daba mimos, calmándolo, dándole cariño.

- ¿sabes? - habló Mark. - cuando conocí a Jackson, fue lo más mágico que sentí. Mi padre es el Dios del Bosque, cuido a las hadas, puedo transformarme en lo que desee, pero cuando vi a tu hermano por primera vez, nunca sentí la magia tan fuerte, tan pura. Estaba enamorado completamente se Jackson. - los ojos del menor brillaron con lágrimas de melancolía. - Jackson era una gran... una gran criatura, persona, no lo sé, ustedes no son iguales al resto, pero Jackson era mi mundo, fueron años donde planeamos ser felices, teníamos planes, pero Ximena, ella le pasó sus ambiciones. Ella me quitó la felicidad que tenía con Jackson. Pero intento no culparla, ella solo tuvo las ambiciones incorrectas, y el amor de mi vida se fue a su lado. No lo culpo, tampoco te culpo a ti, ni a él. - unas pequeñas lágrimas se acumularon en sus ojos. - y siempre esperé a que mi Puppy volviera a mi lado, dejara atrás sus ambiciones y me ayudara a revivir el bosque y me volviera a decir que me ama, que quiere un hijo conmigo.

JinYoung lloró en silencio. Había tantos recuerdos que perdió con Jackson, pero a su vez, los suficientes para recordar que era un buen hermano. Si bien estuvo separado de sus hermanos por su aislamiento, fue cuestión de detenerse y recordar que Jackson siempre iba a estar allí para devolverlo al camino de su familia, además, él tuvo la suficiente fuerza para decirle a su hermana que parase toda su locura. Jackson no era alguien perfecto de carácter, pero sí tenía sus ideales, y cuando se dio cuenta, de verdad intentó remediar las cosas.

- mis hermanos murieron... - susurró JinYoung. - Astred murió porque yo no fui capaz de salir de mi escondite, Jackson murió porque yo no fui capaz de ir a defenderlo. ¿De qué sirve tener magia si no puedo proteger a mi única familia? Incluso mamá murió porque se negó a defenderse de un cazador. Siempre fui atacado, fuimos atacados, y es irónico que tenga que usar mi magia para defender a mi agresor e irme con mi última familia.

Mark rompió el abrazo para asomarse afuera de la tienda, miró la tierra húmeda y con hojas caídas y marchitas. Tomó un puñado de la misma tierra y 3 hojitas secas, luego entró y se puso frente a JinYoung.

- la magia no es solo para defendernos. - le dijo Mark. - también es para endulzar nuestra vida, verla de forma distinta. - dejó el puñado de tierra entre él y el menor. - pero no se llama magia por nada. - con sus 2 manos tapó la tierra, dejando que la magia fluyera por su cuerpo, dedicando su alma a otra naciente. Su cabello ahora tomaba un tono níveo, y sus labios tomaron un color carmesí. Al abrir sus ojos, su iris ya no era marrón, sino azuleada, con un contorno dorado. Una apariencia digna de un hijo de Dioses. Apartó su mano y vio a una pequeña criatura nacer. Un Gikai. - la magia no es poder, la magia es belleza. Anda, inténtalo.

Tomó lo que sobró de tierra y lo juntó para hacer florecer una linda petunia. Mark esbozó una sonrisa y cubrió la flor con sus manos, repitiendo el mismo proceso.

El pequeño Gikai miró con curiosidad la nueva creación del chico, descubriendo a una bella Loúdi. El Gikai tenía 2 hojas cubriendo sus piernas, mientras que la tercera figuraba como un pequeño sombrero que cubría sus ojos de la luz. La Loúdi tenía un bello vestido rosa con blanco. Ambas criaturas se miraron fijamente y se enamoraron.

Mark rió al ver a aquellas creaciones enamorarse. JinYoung también rió, viendo a ambos intentar comunicarse. Finalmente, las 2 criaturas salieron de la tienda para tener una cita, con algo más de privacidad.

- por lo menos conociste a tu amor, yo solo me llevo sustos.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora