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Jackson, antes de aquella noche, había sentido un gran apego hacia su familia, amaba a sus hermanos menores y cómo entre ellos le hacían bromas, también estaba enamorado de un descendiente del Dios del Bosque, con el que quería compartir toda su existencia.

Cuando conoció a Mark, dejó un poco de lado a sus hermanos para ver al hermoso chico. Después de todo, sus hermanitos siempre iban a esperarlo para que le contase un cuento o una canción para dormir. Sentía que su vida se estaba enriqueciendo de amor y no podía ser más feliz. Sin embargo, su hermana no le tuvo mucha consideración.

El día de la boda de su hermana, conoció al monarca y al heredero, también el palacio donde vivirían sus hermanos. Ximena lo guió un poco por los cuartos, indicándole dónde dormirían ellos en caso de que algo sucediera en el castillo.

La noche en la que todo cambió, donde su mundo se vino a bajo, donde su Reinado se derrumbó, fue cuando encontró el cuerpo de uno de sus hermanos. Pese a los constantes intentos de su hermana por devolverle la vida, de salvarlo, todo fue inútil. El único que quedó fue Jinnie, y se dedicó a buscar por todo el bosque al desgraciado que cometió tal crimen de odio contra su hermanito. Hubiera entendido que lo hubieran atacado a él, pero no a un infante.

Durante los últimos 7 años se resguardó en el bosque, discutiendo con su esposo sobre lo sucedido. Mark fue paciente durante los últimos 7 años, pero también el que le dio asilo a aquel asesino. Jackson amaba a Mark, con toda su alma y por lo que juró cuando le dio el anillo, pero no podía dejarlo pasar cuando se trataba de ese rufián.

Al llegar al palacio, fue directamente a su propio cuarto, donde dormía Mark acurrucado. JinYoung no tardó en correr hacia el chico dormido y abrazarlo, aguantando las lágrimas y la culpa que sentía.

- lo siento... lo siento mucho... - murmuró, sintiendo cómo el mayor se retorcía entre sus brazos y volteaba a verlo, aún un poco adormilado.

- ¿Jinnie...? Se supone que deberías... - Mark rápidamente se reincorporó, quitando todo rastro de sueño que guardase. - deberías estar en el refugio.

- Kris intentó matarlo. - informó Jackson. - Jin puede hacer florecer un enorme árbol, pero también puede controlar la Alquimia.

- no me importan los poderes, me importa que todos estés bien y no les hagan daño. - murmuró el menor entre lágrimas. - perdí a mamá y a mi hermano, no quiero perderlos a ustedes también...

Mark abrazó a JinYoung, el pobre chico era todo un cuento. Era increíble cómo en lugar de buscar venganza por todo lo que le habían hecho a su familia, solo se quedaba allí, esperando a que alguien lo escuchase y se largasen para nadie les hiciera daño.

- si no hubiera llegado a tiempo, quizás qué tragedia hubiera ocurrido. - comentó Jackson. El menor se aferró al cuerpo de Mark, temblando, pues solo contaba con una camisa que apenas cubría la mitad de sus muslos, estaba totalmente descalzo y sus rodillas tenían pequeñas raspaduras. - vamos, Jinnie, hay que ponerte un poco de ropa para que no te vayas a resfriar.

Jackson se acercó a su mano y le extendió su mano a su hermano menor, éste la tomó unos pocos segundos después y salió de la cama. Pisó la fría porcelana del suelo y empezó a caminar, sintiendo su cuerpo entumecer más de lo que ya estaba. Su cuarto no debía de quedar muy lejos, aunque, si se era sincero, ni siquiera conocía el palacio y desconocía que su hermano mayor tuviese un cuarto propio.

- deja a ir a Mark... - pidió el menor, apretando suavemente su mano. - vendrán por él y les harán daño.

- nadie nos hará daño, Jinnie, y contigo a nuestro lado, seremos invencibles. - indicó Jackson, deteniéndose unos segundos. Su hermano lo miró unos segundos, procesando sus palabras.

- no... - respondió en un murmullo. - yo no quiero que haya gente herida, no ayudaré a hacerle dalo a nadie.

- Jinnie, nuestros poderes no alcanzarán para protegerte, así que debes empezar a comprender de que el mundo es oscuro, turbio y malo, donde nadie te ayudará tan fácilmente.

Eso lo tenía claro. Nadie atendería a sus llamados, así que en silencio asumiría la lenta y agonizante muerte, con su cuerpo deteniéndose lentamente, hasta que la última luz más brillante se extinguiese en un anochecer eterno. El mundo estaba podrido en todos los sentidos de la palabra, lo conoció y en una semana llegó a la conclusión de que nadie sobrevivía por su propia cuenta, sino que utilizaba sacrificios para obtener unos minutos más de vida.

- no quiero quedarme en un mundo cruel, no perteneceré a él. - juntó sus piernas, en una posición recta. - soy más que unos poderes, soy más que una persona... ¿y si yo puedo cambiar el rumbo de toda esta carnicería? Ya perdimos a nuestra mamá y a Astred, ¿acaso quieres que alguien más muera para entender de que esto no es normal? Estoy enojado, estoy triste, la persona que mató a Astres me iba a matar a mí también, pero yo no lo mataré, solo porque no soy como él. No sabemos quién mató a mamá, pero de seguro habrá entendido de que con nosotros no se juega... no me hagan tener que usar estos dones para lastimar a alguien, porque no lo haré.

El mayor miró al chico en el que se estaba convirtiendo en algo más que un hechicero. Aquella madurez, aquella sabiduría y aquellos poderes no eran dignos para una persona, que es lo que una vez fueron, ahora sus almas convivían en un plano más allá del común para conseguir sus poderes, pero la de JinYoung llegó mucho más allá, a la catarsis de su alma.

Se inclinó ante el joven y tomó su mano.

- sí, mi príncipe.


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Todos aman el concepto de JinYoung como príncipe, no tengo pruebas, pero tampoco dudas

crystal loveDove le storie prendono vita. Scoprilo ora