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Era pleno invierno, de hecho, hacía años que el sol había abandonado aquellos lares, y solo con la magia de las hadas la flora sobrevivía. Entonces, ver esas flores significaba que JinYoung estaba creciendo.

- maldición. - gruñó. Todo se estaba saliendo de control.

Desplegó sus grandes alas y se dirigió al palacio para tener una pequeña charla con su esposo. Estaba más que enojado, de seguro ya le metieron ideas en la cabeza, por eso las flores crecieron sobre la nieve. No podía ser.

Llegó a su cuarto, donde estaba su esposo intentando liberarse del grillete que tenía en su pie, parecía no haber dormido. Le dolía ver esa imagen, pero no quería tomar el riesgo de que escapara y su hermano se saliera de su control.

- lo que haces es cruel. - comentó su esposo con la voz apagada.

- mi hermano está en un bosque desértico, con temperaturas bajo los 0°, solo trae una pijama. Él puede morir y tú solo te preocupas de ponerlo en mi contra. - indicó Jackson.

- de seguro YoungJae y YuGyeom le dieron asilo. Él está a salvo allá afuera. - reclamó Mark.

- es mi hermano, él está a salvo con...

- con gente que lo ame, que lo ayude a desahogarse, con gente que le enseñe el mundo, le dé una caricia. - le interrumpió. - él necesita más que 4 paredes y una cama. Él puede morir aquí y encontrarían su cadáver 3 semanas después de la muerte. Y tú todavía piensas en que...

- está con un fugitivo, él le puede hacer daño.

Mark se levantó más que furioso y golpeó la mejilla de su esposo. Demonios, no quería, no quería dañar al hombre que una vez amó, pero ahora dudaba de que quedase rastro de aquel sujeto. Quería dar un paso más, pero su pie se lo impidió. No era fácil liberarse, pues los guardianes tenían un severo rechazo a los metales, cualquier clase de metal lastimaba la piel de los guardianes y era doloroso. Jackson había tenido la consideración de envolver su pie con una venda para no lastimarlo.

- te amaba, de verdad te amaba... - murmuró en un sollozo. - pero... ya no más...

El corazón de Jackson se detuvo unos instantes. ¿Cómo que Mark ya no lo amaba? Él todavía amaba a su esposo, pese a su adquirido mal temperamento, se supone que debía ser en las buenas y en las malas.

- tú te comprometiste conmigo.

- no, contigo no, Jackson. - sollozó. - yo me comprometí con un hombre que se preocupaba por el bienestar del bosque, de los animales, de las plantas, íbamos a tener una familia. Pero la crueldad de tu hermana te apartó de mi lado, fuiste cegado por su codicia. - volvió a la cama, subiendo sus pies descalzos y se escondió en sus piernas. - el Jackson con el que me casé no me hubiera hecho esto... - murmuró.

- yo te amo, pero mientras Jinnie esté afuera y no me dejes encontrarlo, te mataría.

La respiración de Mark se cortó, en definitiva, ese no era su Jacky. Su padre estaría enojado con ese hombre. Su padre se encargaría de que Jackson entendiera que nadie toca a su hijo mayor.

- te amo... y puedes matarme...

Jackson dio una vuelta en su cuarto, tratando de evitar dirigir su mirada hacia su esposo escondido entre sus piernas. No... ¿qué estaba haciendo?, ¿qué estaba diciendo? No podía hacerle nada. Pero tampoco quería arriesgarse.

Se sentó en un sillón apartado y empezó a beber un poco de vino. Su hermana se lo había obsequiado hace años, pero lo dejó añejarse.

- JinYoung encontró su poder... - confesó, ni siquiera quería mirar a Mark, solo se mantuvo en su puesto, dándole la espalda. - se está saliendo de control. - Mark sacó su cabeza de entre sus piernas y miró a su cónyuge.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora