Cap. 41

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—Te veo en tu departamento. Ve con cuidado, por favor.

Él asintió reacio a separarse de ella. Aún así obedeció.

No duró ni cinco minutos en sacar casi a empujones a su madre de la casa. Cerró con llave la puerta principal y subió a su auto, conduciendo como alma que lleva el diablo.

Pero es que no podía perder tiempo. El pobre beta seguramente se hallaba sufriendo. Y si él sufría, empáticamente su omega igual.

Beta. Beta. Beta. ¿Podía entrar en celo siquiera?

Empujó la pregunta a un lado, al igual que la puerta del departamento, la cerró a sus espaldas. El olor del lugar la golpeó con fuerza, tuvo que detenerse unos segundos para respirar y calmar a su ahora mareado omega.

Feromonas. Un olor fuerte y demandante. Embriagante.

Su omega saltó ya bastante ansioso por el mero olor; sintió sus oídos tapados, y su cuerpo andar por sí solo.

Subió las escaleras, sintiendo el corazón palpitar detrás de sus orejas. Al entrar en la habitación de Derek, se encontró con la imagen de su adorado alfa -porque para ella, él seguía siendo el alfa que la había marcado- sentado en el borde de la cama, sosteniéndose la cabeza entre las manos.

Notó que no tenía zapatos y que la chaqueta de cuero estaba tirada en el suelo junto a la puerta, notó que se había quitado el cinturón y que este se hallaba a los pies de la cama, también notó el bello reloj que usaba en ocasiones especiales -como aquella "cena"-, puesto descuidadamente sobre la mesita de noche junto a la cama.

—Derek...—, llamó.

Él alzó la cabeza de inmediato y salió disparado hacia ella como impulsado por un resorte. En dos zancadas ya se hallaban con los pechos unidos. Y la pesada respiración de él mezclándose con el vaho caliente de la menor.

—Estás bien... tranquilo—, empezó con delicadeza. Tomó el rostro del ojiverde entre sus manos, pidiéndole mirarla a los ojos—. Estoy aquí, para ti.

Ni siquiera le dio tiempo para responder o incluso para devolverle la sonrisa, cuando se hallaba ya uniendo sus labios en un desenfrenado beso. Sus respiraciones mezclándose, agitadas, pesadas.

Olía a Derek de una forma invasiva sin duda, y no era precisamente porque estuviera en su habitación. Aún así, ambos eran conscientes de que en cuestión de segundos empezaría a oler a vainilla y a omega.

Las manos inquietas de Derek acariciaron todo su torso, no queriendo separar sus labios en ningún momento. Lo sintió tantear toda su espalda, a veces emitiendo gruñidos de frustración por no poder encontrarlo.

El chasquido húmedo que se escuchaba ocasionalmente, en medio de sus besos, era lo único que resonaba en todo el departamento; eso, y los ronroneos y gruñidos de Derek.

Lo encontró. Un punto específico entre su cintura y sus caderas, que ella ya sabía, él adoraba.

Se separaron del beso, solo para que el ojiverde enterrara la cara en el cuello de la menor, esparciendo besos húmedos por la piel ahora sensible, mordisqueando la zona de vez en vez.

Sintió las manos de Derek apretar con fuerza su piel; ahogó un quejido. Sonrió estúpidamente, imaginándose a sí misma dentro de algunas horas, saliendo de la ducha y mirando las marcas amoratadas en su piel, imaginando ya el dolor placentero que le causaría presionarlas y recordar el causante de las mismas.

Si es que era posible, él unió más sus cuerpos. Sintió un gran bulto presionarse contra su abdomen, jadeó inconscientemente.

—Te necesito. Ahora—, demandó.

Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)Where stories live. Discover now