Cap. 25

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Se metió al sótano, sabiendo bien que su olor la delataría. Sabiendo que si se trataba de los alfas, la hallarían en menos de nada.

Aún sostenía su sudadera entre sus manos. Caminaba intentando no hacer mucho ruido, hasta que el sonido de dos rugidos bastante molestos retumbaron en el lugar. Corrió por el sótano hasta dar con una pequeña bodega, sintiendo a sus espaldas dos pares de pisadas correr tras ella.

La habían encontrado.

Maldijo el momento en que decidió no tomar más las pastillas.

—Que no sean alfas—, susurró nuevamente, casi rezando, sintiendo su cuerpo temblar de terror como una hoja.

Un suave chillido salió de sus labios, de su omega. Acto seguido dos pares de ojos amarillos brillaron en su dirección.

Casi sintió alivio al ver a Boyd vivo, salvaje pero vivo. A punto de asesinarla, pero vivo. Y a una chica completamente desconocida.

Al menos no eran alfas.

Cerró una puerta para separarla de ellos.

Y como salido de una película, vio a Derek aparecer. A su rescate.

Él la miró con preocupación. Pero imprimiendo en sus ojos palabras de calma.

Corrió hasta el fondo de la habitación, queriendo mantenerse alejada de lo que pasaría allá afuera. Sentándose en el suelo, abrazó sus rodillas, cubrió sus oídos e incluso quitó sus gafas.

Estaba aterrada.

Temía por Derek. Por su alfa.

( . . . )

Ya había amanecido y los gruñidos habían cesado hacía unos minutos. Escuchó la puerta que hacía unas horas ella había cerrado, abrirse. Tomó sus gafas para ponérselas, sin embargo no necesitaba de éstas para saber que, quien estaba frente a ella parado a duras penas, era Derek.

Saltó a él casi en acto reflejo.

—Está bien—, susurró él, pasando sus brazos por la cintura de la menor. Tranquilizador.

Todo en él le resultaba tranquilizador.

—Creí que eran alfas. Y luego vi a Boyd y a una chica. Y apareciste tu. Maldición, ¿estás bien?

Se separaron un poco para verse a los ojos. Derek tomó las gafas de las manos de la teñida, él mismo poniéndoselas -balanceándolas perfectamente sobre el puente de la nariz de la menor.

—¿Qué hacías a esta hora aquí?—, articuló en voz baja.

Bajó la mirada al suelo, donse se hallaba su motivo principal. Se agachó y levantó el empaque del suelo, junto a éste se hallaba la gran sudadera de la cual no se había podido desprender.

Al verlo, Derek frunció en ceño en señal de molestia.

—No me gusta que tomes eso—, bajó sus manos lentamente a la cintura de la teñida juntando sus cuerpos nuevamente, enterró su cabeza en el cuello de la menor, rozando con delicadeza una zona sumamente sensible para los omegas, y que a juzgar por la reacción de ella al sentir el aliento de Derek chocar contra su piel, en extremo sensible en esos momentos—. Me gusta tu olor...

Su voz sonó como un ronroneo, vibrando en su pecho y garganta. Dulce. Sensual. Seductora.

Un lazo. La voz en su cabeza habló casi en sugerencia. Con una manada de alfas acechando y el celo en la puerta, soy un blanco fácil. Estoy servida en bandeja de puta plata. Y sin un alfa, sin una marca, no desperdiciarán la oportunidad. Preferiría morir antes que ser omega de alguno de esos alfas.

Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)Where stories live. Discover now