Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 20

—Esta es la última línea del primer libro que vamos a leer este semestre—, una voz femenina pero mayor resonó en el aula.

Le pecosa sintió un escalofrío subir por su columna. Seguidamente decidió romar asiento en el puesto libre junto a sus amigos.

—También el último mensaje que leerán en mi clase. Apaguen sus teléfonos ahora.

Rodó sus ojos.

Ella sacó su celular de su bolsillo, pues antes cuando todos miraban sus pantallas, ella ni siquiera se inmutó ante la vibración de éste en su bolsillo. Lo puso en silencio y lo dejó sobre su mesa.

Llevó su mirada al frente, desinteresada.

La clase pasaba con lentitud, demasiada a su parecer y no estaba segura si era por la falta de sueño o la insidiosa sensación de que algo andaba mal.

Ni siquiera le importaba "oler a miedo". Bailaba en la fina línea entre el miedo y el terror, con la sola imagen de su alfa pasándola mal.

Se halló a sí misma frunciendo el ceño ante sus propios pensamientos. ¿Mi alfa?

Scott se estiró y puso un pequeño trozo de papel sobre la mesa de la pecosa, al incorporarse en su silla inmediatamente Allison ya se hallaba tendiéndole otro.

La teñida se fijó en el papel frente a sus ojos. Acomodó sus gafas sobre su nariz y abrió el papel.

"Relájate, apestas a miedo. En serio."

Gracias. Pensó sin gracia mirando al moreno escribir una respuesta a Allison.

Garabateó una respuesta, sencilla y -como siempre en su vida- desinteresada. "Y eso te afecta porque... ¿?"

"Mantener el control no es tan sencillo con el olor de una omega aterrada a tu lado, ¿sabías?" Rió al leer su respuesta.

La maestra suplente llamó a Scott fuera del aula -Allison, Valeska y el nombrado chasquearon la lengua, creyendo haber sido atrapados pasándose notas.

Notó al cabo de un rato en el que el moreno no volvía, que él se había ido.

Stiles hablaba con Lydia en voz baja. Intentaba mantener su mente ocupada en algo, algo alejado de la abrumadora sensación -que se empezaba a transformar en malestar físico. Cualquier cosa, en serio.

—Prada me mordió.

—¿Tu perra?

—No. Mi bolso de diseñador—, escupió Lydia bastante sarcástica. De no ser por aquel malestar creciente en ella, habría reído a carcajadas—. Sí, mi perra.

—¿Te ha mordido antes? ¿Lydia, y si es lo mismo que con el venado? Que los animales actúan extraño antes de un terremoto o algo.

—Significa que habrá un terremoto—, preguntó retadora la teñida -metiéndose descaradamente en la conversación. A ninguno de los dos pareció importarle mucho.

—O algo peor.

—Había un venado y un perro.

Sabía que algo estaba pasando. 

—¿Qué es lo que siempre dices de los tres? Primera, segunda, tercera.

Entonces un golpe se escuchó en una ventana, similar a algo rompiéndose. Giró su vista instintivamente, hallando una pequeña mancha de sangre en el cristal, la cual distinguió meramente por el olor.

Y entonces vio una gran bandada de cuervos graznar, volar en su dirección.

Al suelo.