Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 22

—Sabes qué, definitivamente no me gusta esta idea y definitivamente no me gusta él.

Fue lo primero que escuchó al entrar al departamento de Derek.

Había tenido una noche de perros, durmió poco sino es que nada. Estuvo horas intentando conciliar el sueño, sin embargo le fue imposible, pues la sola idea de que su madre estuviera en el pueblo le quitaba la calma completamente.

Maldición, cómo odiaba a esa mujer

—Estarás bien—, dijo Derek restándole importancia.

—¿Tiene que ser él?

—Él sabe cómo hacerlo, yo no. Sería mas peligroso si intento hacerlo yo mismo—, resolvió nuevamente el ojiverde.

—¿Sabes que Scott no confía en él? Y yo en lo personal confío en Scott.

—¿Confías en mi?

—Sí—, Derek bajó su vista al libro en sus manos ante la respuesta del rubio, satisfecho por la afirmativa. Sin embargo, Isaac siguió: —Pero no me agrada.

—No le agrada a nadie.

—A mi me agrada—, dijo la teñida en voz baja, jugando con sus manos. Los chicos la miraron casi acusadores.

—Para que lo sepan, volver de la muerte dejó mis habilidades un poco disminuidas pero mi oído aún funciona así que espero digan lo que tengan por decir cara a cara.

—No nos agradas—, Derek cerró el libro con fuerza y lo lanzó en la mesa a su lado. Se puso en pie y caminó decidido hacia Peter—. Cállate y ayúdanos.

—Me parece justo—, resolvió el aludido en vista de que ni su sobrino ni nadie allí dio su brazo a torcer ni un poco.

( . . . )

"¿Es normal? -V."

"Sí, no debes preocuparte. Podrías alterar a Derek, por tu olor. Y a los otros lobos en tu entorno. -D."

"¿A los otros? -V."

"Sí. Puede que no sean alfas, pero saben cuándo un omega está cerca de su celo. -D."

"O sea que lo más probable es que Derek ya sepa. -V".

"Seguramente. Él y todos los demás, sí. -D".

"Asombroso. Siempre es bueno saber buenas noticias. Gracias". Y después de eso no hubo más mensajes.

Estaba preocupada, pero no como la otra vez, era diferente. Había hablado con Deaton sobre eso, él le había hecho algunos exámenes y algunos cálculos. Y si estos no fallaban, su celo debería llegar dentro de algunos días.

Le preocupaba eso específicamente. No sabía cómo sería o cómo se sentiría. Temía tener que pasarlo sola, pues según el veterinario -de ser así- sería terrible para ella.

El solo recuerdo de aquella charla evocaba vergüenza en todo su ser.

—Un error y podrías paralizar a alguien. O matarlo.

—Pero has practicado mucho ¿verdad?—, la voz de Isaac casi tembló.

—Nunca he paralizado a nadie...

Después Peter clavó sus garras en la nuca del rubio. Isaac parecía poner resistencia, parecía que le dolía, Peter lo sostenía en su lugar para que el vínculo no se rompiera.