Cap. 80

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El jefe Stilinski le había permitido a Peter marcharse, murmurando un "Esta es la segunda vez, Peter, y te aseguro que no habrá una tercera". Mientras que en la casa del lago, Stiles y Malia lograron descifrar aquella maquina. 

El tocadiscos no era un tocadiscos. El vino no era vino. Las cenizas de la abuela no eran sus cenizas, sino serbal. 

Rompieron la botella del supuesto vino que había manchado la alfombra, y dentro de ésta hallaron una llave. Así que la usaron, a pesar de temer que esta podría realmente no funcionar. Vaya sorpresa se llevaron al ver que habían apagado la máquina. 

Y problema solucionado. Ya no había lista de muerte.

—Stiles... Stiles.

—¿Ah?

—Tienes práctica temprano en la mañana para el partido, Rrecuerdas?

Y, aún dormido, respondió un intrincado: —Cansado.

—Si voy a ver un partido de lacrosse completo, más te vale no jugar pésimo—, amenazó.

—Claro que no—, dijo entre ronquidos.

Estaba exhausto, todo su cuerpo parecía querer hundirse en el colchón hasta convertirse uno con el mueble. La noche anterior había estado en el hospital visitando a su hermana, se había quedado hasta tarde contándole a la pecosa todo lo que había pasado durante esos días en los que había estado ausente -tal vez era el pequeño cargo de conciencia que lo consumía, por la última vez que ella estuvo ingresada y no la visitó.

Tal vez.

En un momento, durante su visita, una enfermera ingresó a la habitación cargando un ramo de flores, cambiando éste con otro de flores ya secas que se hallaba junto a la cama de Valeska. Le preguntó quién le había dejado aquello a su hermana, la mujer se encogió de hombros murmurando algo como "No nos dijo su nombre, nunca lo dice, pero mencionó que la conocía bien".

( . . . )

—Muy bien—, dijo con un suspiro, empujando el bolso lleno de billetes, de extremo a extremo en la mesa de centro.

—¿Qué...? ¿No me vas a preguntar por qué tardé tanto en devolverlo?

Rió, casi enternecido: —¿Cuánto ganas en la clínica veterinaria?

—El salario mínimo...

—Por eso tardaste. Todos pueden sentir tentación, Scott, hasta un alfa.

—Pero—, el muchacho se mostró realmente sorprendido por la reacción de Derek, frunció el ceño viendo la sonrisa del ojiverde—. ¿No estás enojado?

—Ni siquiera es mío—, rió fijando su mirada en el muchacho, señaló el bolso casi con desdén—. Es de Peter.

—Entonces... ¿Dónde está tu dinero?

—Estás parado en él.

Scott miró a sus pies automáticamente, y la realización lo azotó de golpe.

—¡No!—, abrió los ojos incrédulo—. ¡¿Hay otra bóveda?!

—No—, rió a carcajadas—. El edificio es mío. Mi dinero está en mis cuentas bancarias. El de la bóveda era de Peter—, se puso en pie, la sonrisa y cualquier rastro de burla abandonando su semblante abruptamente, cerró el bolso para acto seguido lanzar el mismo al sofá—. Y de hecho, estaríamos mejor si nunca recuperara el resto.

Scott se había sumido en silencio, con la mirada clavada en el suelo, no muy seguro de lo siguiente que diría. Pero aún así, se forzó a hacerlo.

—Sé que Lydia vino anoche. Deaton sigue intentando averiguar qué te hizo Kate, y si alguien puede encontrar una respuesta, es él.

Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora