Cap. 2

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—Hola, hermanita. Tienes treinta minutos para estar lista. Hoy te llevaré a la escuela, acompañado de un tour personalizado por la ciudad—, entró Stiles a la habitación con bastante energía, ya vestido, listo para el largo día que venía. En respuesta recibió un gruñido molesto y una almohada cayendo en su cabeza—. ¡Hey!

—Hola, hermanito. Tienes tres segundos para salir de mi habitación antes de que me levante y te rompa el cuello—, escupió ella con un tono en extremo sarcástico y algo mal humorado.

—Gracias por la advertencia. No aprecio el odio pero sí mi vida. Adiós—, y sin mas, el castaño salió de la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.

Entre gruñidos y quejas, se levantó de la cama. Tomó sus gafas de la pequeña mesa junto a su cama y se las puso. Miró su habitación, aún adormilada intentando reconocer que ya no estaba en el departamento de su madre. En San Francisco. Las paredes totalmente blancas, las sábanas igual, todo en perfecto orden, a excepción de las maletas que yacían en el suelo junto a su cama. Había estado todo el fin de semana encerrada en su habitación, salía a veces, solo para comer algo o ir por un vaso de agua para tomar sus pastillas o abrir la puerta principal cuando no estaban ni su padre ni su hermano.

Definitivamente no se había dedicado a desempacar. Tal vez porque sentía que su padre no tardaría en correrla a patadas de su casa, y no quería tener que empacar nuevamente.

Se levantó, caminó hasta las maletas junto a su cama, rebuscó entre ellas algo para ponerse. Tomó finalmente un pantalón oscuro con pequeños cortes en las rodillas y una camiseta roja que dejaba a la vista su abdomen.

Suerte para ella que su habitación tenía baño privado.

—Dos minutos—, escuchó el grito de Stiles fuera de la habitación, sabiendo bien que era para ella.

—¿Por qué demonios presionas tanto? Faltan veinte minutos para que inicien las clases—, salió de la habitación, ya vestida y con su bolso colgado en su hombro -solo llevaba una libreta, un lápiz y sus pastillas, viaje ligero a la escuela. Stiles estaba parado frente a la puerta de la chica mirando algo en su celular.

—Bueno...-

—No me interesa. Solo, vámonos—, dijo resignada a la vez que ajustaba su reloj en su muñeca y guardaba su celular en uno de sus bolsillos. Sacó una pastilla de su bolso y la pasó en seco, ignorando la mirada inquisitiva de su hermano.

—Funciona para mi—, dijo el chico encogiéndose de hombros y bajando las escaleras, bastante alegre y enérgico.

Subieron al jeep de Stiles, él condujo hasta la escuela. Ella intentaba recordar el camino y mantenerse callada. Aún era muy temprano para ella y lo último que quería era hablar.

—Entonces...—, dijo Stiles, intentando establecer una conversación—. Valeska, quiero saber, si es que puedo y no me amenazas de muerte otra vez: ¿Por qué tu madre te envió aquí?

Rodó los ojos, gruñó. Tras un suspiro cansado y largos minutos, respondió a la pregunta del chico.

—Te lo resumiré: me expulsaron de la escuela. La razón que le dieron a mi madre: problemas de ira y peleas constantes con mis compañeros. Mi madre se cansó y me sacó a patadas de su departamento.

Mentira. Técnicamente. Sí, eso había sucedido, pero no fue el detonante.

—Pero... tu nunca lastimaste a nadie ¿o sí?—, dijo casi esperanzado el muchacho.

Hermanito, "peleas constantes" implica ojos morados, huesos rotos y viajes al hospital.

—Oh...

Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora