Cap. 24

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Stiles caminaba preocupado por toda la estancia, solo logrando ponerla a ella nerviosa.

—No soporto esperar así. Me destroza los nervios. ¡Mis nervios están destrozados!

El olor que desprendía Stiles inundaba la sala y no lograba comprender cómo era que a Peter no le incomodaba en lo más mínimo. Y si le incomodaba, cómo parecía estar tan calmado.

—Podría dejarte inconsciente y despertarte cuando termine.

Ambos miraron al hombre que estaba recostado en el sofá. Ella estaba igual que Stiles -no mentiría- pero podía hacer tanto o menos que su hermano. Había recorrido ya todo el apartamento, subido a la habitación de Derek donde ya había dormido antes, paseado por la sala, subido y bajado las escaleras al menos una docena de veces.

Intentaba mantener su mente ocupada en algo, algo lejos de la imagen de su alfa en peligro.

Lo que fuera. 

Odiaba con todo su ser el sentirse así. No hallaba forma alguna de calmarse, sentía la incontrolable necesidad de estar cerca del alfa todo el tiempo, pues casi sentía que en cualquier momento su parte animal ganaría esa pequeña batalla.

Y no solo eso, le preocupaba la sola idea de necesitar calmar su instinto, pues a pesar de no creer que el perder la virginidad fuera algo delicado o un tabú incluso, no quería que su primera vez fuera a causa de un momento de calor. No quería que fuera por tener su cabeza nublada por la excitación; quería que fuera porque lo sentía así.

Quería que fuera con alguien especial.

Bah, sentimentalismo y romanticismo. Dijo la voz en su cabeza a la que ella llamaba realismo.

Y no es que Derek no fuera especial, al contrario, él era perfecto. Sin embargo, llevaba ya días pensando en algo que la mantenía despierta; y eso, a decir verdad, estaba de alguna forma conectado con su madre y con su pequeña alucinación en la fiesta de Lydia.

Tal vez más de lo que se atrevería a admitir en voz alta.

Recuerdos, recuerdos. Oh, los recuerdos.

Ella era una niña, a sus cortos quince años se había logrado enredar con el tan mentado Calvin que -para ese entonces tenía veintiocho. Había sido su "primer amor"; después de que su relación terminó días después de su cumpleaños dieciséis, pues él se había enredado con su madre. Lo lloró unos días, dándose cuenta eventualmente de que había tomado la decisión correcta al no dejarle ser el primero.

Así es, su madre le había quitado el novio. Y al tenerla en Beacon Hills, temía que pasara lo mismo con Derek. Tal vez el recuerdo le había dejado un mal concepto de la mujer, o tal vez el recuerdo le había generado un trauma.

Pensaba una y otra vez en las palabras de su alucinación.

A fin de cuentas es verdad. Pensó sentada en las escaleras viendo a Stiles y Peter hablar. Jugó con la banda elástica que usaba para atar su cabello ocasionalmente, en un gesto nervioso.

Era una niña aún, con dieciocho años y un novio de veintidos. ¿Qué podía ofrecerle ella a él? ¿Qué, que él no pudiera conseguir en alguien más? ¿Qué le daría, aparte de problemas? ¿Qué, aparte de las subidas y bajadas de ánimo de un lobo inexperto e inestable? ¿Qué, aparte de una omega malcriada y con mil problemas? Pensaba que tal vez en cuanto él viera la oportunidad la desecharía, a pesar de ser -como él le había explicado- su pareja destinada.

Porque eso era ella. Porque a ella siempre la desechaban, tarde o temprano.

Y a pesar de esa ansiedad causada por sí misma, sabía que ella no era así. No, claro que no. ¿Y qué si la desechaban? Estaba acostumbrada, poco le importó en el pasado, ahora mucho menos.

Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)Where stories live. Discover now