Esp. 1.2

89 11 1
                                    

Tiempo: Temporada 2 Capitulo 7 – Capitulo 8

Los bosques de konib 3 resultaban bastante frondosos, pero los troncos de sus árboles eran mucho más delgados que los de la tierra, lo que hacía fácil el caminar entre ellos en búsqueda de leños para la fogata del campamento, pero también por desgracia, proporcionaban un material bastante raquítico para tal propósito.

–¿Crees que esas ramitas son suficiente para una fogata? –se burló Lance señalando los delgados leños que llevaba consigo Keith en su brazos, mientras caminaba unos pasos detrás de él.

–Creí que Shiro te había designado solo a traer el agua –comentó con desdeña el paladín rojo –, no a supervisar mi trabajo.

–Soy multitareas–aseguró el joven moreno jovialmente posando con petulancia –. En lo que encontramos el rio puedo evaluar tu desempeño... así como otras cosas –agregó de ultimo con voz baja en lo que contemplaba a Keith agacharse para tomar otro leño del suelo.

Pero al enderezarse, Keith solo alcanzó a pescar a Lance con una expresión disimulada.

–Hoy resultas más fastidioso de lo normal –dijo éste con desconfianza –. ¿Qué pasa contigo?

–¡¿Qué?! ¡¿Cuándo soy fastidioso?!

–Cuando no te callas, cuando no puedes dejarme solo ni cinco minutos –comenzó a enumerar Keith –, cuando no dejas de tocarme... –señaló en el justo momento en que Lance se había aproximando lo suficiente a él para frotar uno de sus brazos con afecto.

–No te habías quejado antes –comentó el paladín azul coquetamente continuando con sus atenciones.

–Porqué no habías sido tan demandante –soltó él otro sujetándole la mano para hacerlo parar, en lo que un leve carmín se asomó en sus mejillas –. Con razón Pidge te corrió ayer de su habitación.

–¡Discúlpame por ser susceptible a las emociones de otros! –soltó Lance ofendido.

–¿De qué estás hablando?

–Soy como una esponja para las emociones ajenas. Puedo sentir cuando alguien de a mi alrededor está... inquieto. Y eso también me pone inquieto.

–¿Quién está "inquieto"?

La expresión de Lance cambió rotundamente en lo que la duda de compartir sus preocupaciones se hizo presente. Aún así, dio un largo suspiro antes de decir:

–No te parece extraño... la rara la idea de Shiro del campamento.

–¿A qué te refieres? –preguntó Keith sin comprender.

–No sé –dijo el otro rascándose la nuca –, como que fue algo repentino ¿no?

–Sí lo fue –admitió el paladín rojo con calma –. Pero no veo porque desconfiar en las razones de Shiro.

–No digo que desconfíe... creo que algo más está pasando con él. Tal vez ocurrió algo más de lo que no contó de lo que sucedió dentro del león negro.

–Si así fuera, hay que esperar a que Shiro nos los diga a su momento –agregó Keith con calma y gran seguridad.

Lance le lanzó una mirada con gran incredulidad y desconfianza, antes de estallar:

–¡¿Quién eres tú y qué hiciste con Keith?! –dijo mientras lo señalaba con un dedo acusador –. ¿Desde cuándo actúas pasivo ante algo en duda?

–Porqué es Shiro –contestó el otro sosegadamente y con gran seguridad – y confió en él.

Lance le lanzó una mirada inquisitiva, en lo que Keith retomaba la tarea de recolectar leños del suelo.

–¿Confías así también de Pidge y Hunk?

–Sí.

–¿Qué hay de mí?

–No.

El paladín azul hizo un puchero ante tal respuesta. Aunque era totalmente consciente que Keith lo decía solo para molestarlo, no iba a dejar que las cosas quedaran así. Por lo que aprovechó el momento en que su compañero le dio la espalda, para lanzarse en contra de él, con la sola intención de derribarlo.

Pero claramente, había algo de cierto en las palabras de Keith y rápidamente se quitó del caminó de Lance justo antes que lo tacleara, por lo que el joven moreno salió disparado entre los arboles hasta caer intempestivamente por una leve escarpa en el terreno.

El paladín azul rodó cuesta abajo en lo que gritaba como desesperado y gemía ante los golpes con las ramas y rocas. Hasta que finalmente su caída fue precedida por inconfundible sonido de un chapoteo.

–¡Lance! –lo llamó Keith acercándose con cuidado a la precipitación por la que había caído su compañero –. ¿Estás bien?

–¡Encontré el río! –respondió el otro lastimeramente.

Me tardé un poco en publicar este capitulo debido a que he tenido algunos problemas de salud

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me tardé un poco en publicar este capitulo debido a que he tenido algunos problemas de salud.

Pero ahora aquí esta.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora