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Cuando los soldados galra comenzaron a disparar a lo largo del pasillo, Allura reaccionó de inmediato protegiendo con su cuerpo a la pequeña Lundi. Pudo ver por la costado de los ojos, como Shiro se adelantaba sin dudarlo contra el grupo de ataque, protegiéndola a ella y la pequeña en sus brazos.

La princesa altena deseó poder ayudarlo, no era de su agrado quedarse atrás sin hacer gran cosa, pero la niña vrochan era más importante que nada para ella en ese momento.

El ruido de los disparos retumbó con más fuerza por el corredor, acompañado con el grito de batalla del paladín. Allura cubrió los oídos de Lundi en lo que miró por la margen del corredor, vislumbrando como Shiro hacía añicos a sus oponentes con su brazos robótico. El leve momento de distracción fue suficiente, para que la pequeña en sus brazos se librara de ellos y saliera corriendo de lado contrario a la batalla.

–¡Lundi! –la llamó la princesa inútilmente, en lo que la silueta de la niña se alejaba de ella por el oscuro corredor.

Sin dejarle otra alternativa, Allura corrió detrás de ella, dejando atrás, y solo, a su compañero paladín en contra de sus propios deseos.

–¡Lundi! ¡Lundi, por favor, detente! –le gritaba contantemente la alteana sin muchos resultados.

La carrera en pánico de la niña la llevó por las profundidades de la base minera, recorriendo oscuros pasillos, largos y solitarios corredores, salas abandonadas y varias escaleras a niveles abajo. Finalmente, Allura terminó en lo que parecía ser un comedor comunal donde los esclavos vrochan se reunían para tomar sus alimentos. Aún había rastros en este de lo que pareció ser la última vez en ser usado, con platos olvidados llenos de alimentos podridos por el tiempo.

Los vrochan habían salido de esa habitación deprisa por alguna razón. Probablemente guiados a la fuerza por las tropas galra al interior de la mina para su olvidado y largo confinamiento.

La princesa no tenía tiempo para llegar a conclusiones, había perdido de vista a la pequeña niña al entrar en aquella habitación, y en realidad, no estaba segura que ésta continuara en ella.

–¿Lundi? –la llamó nuevamente con voz baja casi como un suspiro. Las tropas galra no podían estar muy lejos y era probable que hubieran escuchado sus gritos desesperados por los corredores. Eso la dejaba con la espalda contra la pared, ya que resultaba urgente encontrar a la niña, que no estaba a la vista.

Allura examinó exhaustivamente todo el comedor, cada anaquel suficientemente grande para que Lundi entrara en este; debajo de las mesas y cada rincón, pero no había rastro de la pequeña. La princesa comenzó a cuestionarse sí Lundi había entrado realmente en esa habitación, cuando escuchó un leve crujido detrás de ella.

El sonido provino de una ventila suelta bastante grande junto a una pared, un escondrijo ideal para un niño pequeño. No le costó nada a la princesa arrastrase por la ventila a pesar de su estatura, hasta alcanzar un entronque entre los ductos. El estrecho lugar estaba lleno de cojines remendados, pedazos de papeles y recortes, envoltorios de comida, botellas con líquidos hidratantes, juguetes viejos y algo de ropa raída. Justo en una orilla de aquel desorden estaba la pequeña Lundi, apretada contra una de las paredes, abrazando con fuerza su vieja muñeca.

–Lundi –la llamó Allura con dulzura aproximándose a ella lentamente. Gateó con cuidado entre los objetos que cubrían el piso, hasta que su mano derecha se topó con algo que llamó su interés. Era una vieja video lámina bastante dañada y rota, pero aun así podía verse la imagen almacenada en su memoria.

Se trataba de una fotografía de mejores tiempos, donde apreciaba con claridad a la pequeña Lundi en brazos de su padre. Igualmente, Mondo abrazaba afectuosamente por la cintura a otra vrochan, la madre de la niña. Su rostros reptilianos sonreían son sinceridad a pesar de la precariedades de sus vidas como esclavos. La princesa no pudo evitar pensar en su familia y su propia tragedia personal. Como al ver la imagen de sus padres, esos momentos felices que pasaron juntos hacían vibrar su corazón y como lo rompía cuando recordaba que había perdido todo.

Fue, cuando Allura pudo verse reflejada en aquella niña que lloraba en el rincón.

Sin dudarlo más, la princesa se acercó rápidamente a Lundi para evitar de nuevo su escape.

–Todo va estar bien – la consoló Allura con suspiros, mientras la acunaba en sus brazos.

–¿Cómo lo sabes? ¿Es magia de princesa?

–Sí, magia de princesa.

La alteana se apretujo en aquel rincón, abrazando con fuerza a Lundi contra su pecho. En lo que le tarareaba una vieja canción de cuna que solía recitar su madre. Al menos por unos minutos, que para ambas parecieron horas, el peligro alrededor de Allura y Lundi desapareció completamente y los malos recuerdos se alejaron.

Lástima que no duraría, ya que pronto la base se vería sacudida por una enorme explosión.   

Este es un capitulo cortito y rápido

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Este es un capitulo cortito y rápido.

En realidad está inspirado en una escena de la película Alien 2.

Espero que les gustara. 

Saludines.

Hilos de TelarWhere stories live. Discover now