Mi universo Polydin.
Los paladines de Voltron no solo deben liberar a toda la galaxia, sino también deben comprender que son esos sentimientos que sienten los unos por los otros y descubrir si son reales o solo un efecto más de su conexión con Volt...
Apenas Shiro alcanzó a ver la cola de padre vrochan desaparecer al girar en la esquina del corredor a toda velocidad. Pero no importaba que tanto lo llamara a todo pulmón, este continuó con su desesperada carrera detrás de Vrindan.
El joven traidor había aprovechado una de las sacudidas de la base provocadas por las tropas del capitán Thogos, para huir en su búsqueda, cosa que para ojos de Mondo era un posible suicidio. Habían recibido a los paladines de Voltron y mostrado base, sin duda el capitán no tendría piedad con ellos.
–¡Vrindan! ¡Por favor, regresa! –a su vez, gritaba el brochan desesperado si poder darle alcance al más joven. En su desesperación había incluso olvidado de su pequeña hija, que se aferraba con fuerza al cuello de Allura, mientras esta corría detrás de Shiro.
La desesperada carrera continuó por los corredores inferiores de la base, en lo que Vrindan giraba sin previo aviso de derecha a izquierda. Finalmente llego a una intersección que finalizaba en un levador de carga que se encontraba fuera de funcionamiento ante la falta de energía.
Conociendo a la perfección cada rincón y escondite de la base minera, Vrindan desencajó con facilidad una rendija de la pared junto al elevador, por el cual logró escabullirse por muy poco. Cuando Mondo finalmente pudo alcanzarlo, su tamaño le impidió continuar su persecución por el pequeño pasadizo.
–¡Vrindan, no!
Pero las palabras suplicantes de Mondo terminaron en oídos sordos y peor aún, en los del enemigo alertando su posición. Pronto un escudaron de soldados y drones galra hicieron su aparición de uno de los extremos de la intercesión. Sin perder un segundo, alzaron amenazadoramente su armas y apuntaron al vrochan mayor sin siquiera preguntar por su identidad o sus razones para estar ahí.
Mondo a su vez, alzó automáticamente los brazos sin oponer resistencia.
–¡Mondo! –la voz de Shiro se intensificó en lo que se aproximaba a la intersección, siendo así, fácilmente distinguible para el escuadrón garla.
Estos, al identificar la inconfundible armadura y colores del paladín, no tardaron en abrir fuego en su dirección y sin importar lo que estuviera entre ambos.
–¡Cuidado! –gritó la cabeza del Voltron a darse cuenta del ataque. Se giró sobre sí mismo, justo a tiempo para taclear a Allura, quien iba detrás de él, y resguardarla en la última esquina del corredor.
Los potentes disparos de las armas galras retumbaron con fuerza en los solitarios pasillos de los corredores inferiores, en lo que la princesa altena y el paladín negro trataban de cubrirse del fuego.
Shiro, pronto pudo detectar un momento en que las ráfagas de disparos disminuían, sin duda en el instante en que las armas de los soldados se recalentaban y tardaban unos segundos en continuar. Sabiendo que era su única oportunidad, el líder de los paladines aprovechó la siguiente interrupción en el fuego, para salir de su cubertura y lanzarse contra los galra.
Con su brazo biónico activado, Shiro maniobró ágilmente por el estrecho pasillo, destruyendo las armas de los soldados y sus drones, propinándoles uno que otro golpe y patada que los dejaba fuera de combate.
Mientras, que del otro lado del corredor, el ensordecedor sonido de los disparos y la pelea fue demasiado para la pequeña Lundi, aterrorizada, se soltara de los brazos de Allura y saliera corrindo en dirección opuesta del enemigo.
–¡Lundi! –la llamó la princesa antes de salir detrás de ella, dejando a Shiro combatiendo solo a los galra.
Aunque realmente no necesitaba de la ayuda, ya que en cuestión de minutos, el paladín negro venció a cada unos de los galra o destruyó a todo dron mecanizado, sin mayor problema. Shiro airoso, desactivó su brazo mecánico cuando estuvo convencido que había acabado con toda amenaza en el corredor.
–Ya no hay peligro, pueden salir Allura –le habló a la princesa sin obtener respuesta, desconociendo por completo, que ésta ya no se encontraba al final del pasillo –. ¿Allura?
Pero antes que pudiera ir en su búsqueda, pudo escuchar una voz muy débil que lo llamaba en dirección contraria:
– S-shiro...
El paladín negro rápidamente recordó a Mondo y con la vista recorrió el pasillo, así como los cuerpos inconscientes de los galra y los maquinas destruidas. Pronto lo localizó al principio de la intersección, tendido entre la pared y el suelo, rodeado por una macha grande y oscura de color verde.
–¡Mondo! –Shiro corrió hasta él, descubriendo la terrible realidad. El vrochan tenía varias heridas serias de disparos por todo su torso sangrante que apenas lograba mantenerse en vida –. No te preocupes... te sacaré de aquí –trató de calmarlo el paladín sin siquiera estar seguro de sus palabras.
Normalmente en esas situaciones, la enfermería del castillo de los leones era la mejor opción para tratar cualquier herida, inclusive la más grave. Pero con la armada galra al alrededor de la base y dentro de ella, resultaría casi imposible llegar a hasta allá.
Shiro no quería perder la esperanza, ni mucho menos hacérselo notar a Mondo, pero sus opciones estaban muy limitadas.
–Tendré que cargarte... –le aseguró el líder de Voltron en lo que trataba de encontrar la mejor manera de ayudar al padre sin lastimarlo más de lo que estaba.
–No... Shiro, por favor –le suplicó Mondo colocando su mano reptiliana de tres dedos sobre el pecho del paladín –. Ya es muy tarde para mí.
–Claro que no. Encontraremos una forma de....
–N-no se puede hacer más por mí –señaló el vrochan completamente resignado –. No puedes salvarme.
–Mondo...
–Pero Vrindan... todavía puede ser salvado. Por favor, Shiro... prométeme que salvaras a mi gente y a Vrindan... incluso de sí mismo. T-te lo pido.
El paladín miró al padre moribundo en sus brazo directo a los ojos y pudo presenciar la desagradable visión, de cómo la vida se escapaba de ellos. Tenía razón, ya solo podía hacer una cosa por él.
–Te lo prometo.
Una débil sonrisa se dibujó en la boca sin labios de Mondo, en lo que su último aliento se escapaba de su cuerpo. Shiro quedo solo en aquel solitario pasillo, solo con el cadáver del vrochan en sus brazos y la tropa garla diseminada por el suelo.
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Probablemente el capitulo la más oscuro que escrito para este fanfiction.
