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Tiempo: Comic Volumen 1, No. 2

–¡Quiznak, Hunk! –soltó Lance con alegría llevándose otra cucharada del extraño guiso a la boca –. ¡Esto es delicioso!

–Vaya que te luciste ésta vez Hunk –exclamó Pidge con el mismo entusiasmo.

–Mmmm... nada mal –comentó Shiro con un leve sonrojo en sus mejillas.

Mientras que Keith estaba tan ocupado devorado su ración para dar su opinión.

Una deliciosa comida era bien recibida después de una importante batalla. Los paladines de Voltron definitivamente se la habían ganado después haber salvado a los pequeños habitantes del planeta Krell de la terrible bestia que atormentaba su aldea. La cual llamaban con el nombre apropiado de la "abominación".

Aunque claro... los paladines de Voltron tenían algo de responsabilidad hacia los pequeños alienígenas semejantes a insectos, al ser los culpables de la muerte del primero al guardián de la aldea... y luego preparar un bufet con su cadáver y alimentar así a la abominación...

Pero regresando al delicioso platillo de Hunk:

–Waaaahhh –dijo Hunk levemente apenado pero agradecido –. Gracias por los comentarios, chicos. Tal vez pueda convencer a Elderbug Blate de poder llevar algo del guiso al castillo. Tendríamos algo más que comer que la masa verdosa alteana...

Pero antes de que el paladín amarillo terminara la oración, la pequeña paladín verde se lanzó en contra de su torso y lo apretó en su mejor intento de abrazó de oso.

–¡Gracias, gracias, gracias! –musitó la chica emocionada.

Hunk no pudo contenerse ante tal ataque de afecto y pronto estrujó igualmente a Pidge contra su pecho y la sacudió levemente con alegría, ante la mirada afectiva de sus otros tres compañeros paladines.

El momento no podía ser más perfecto y gracias a la información otorgado por el líder de la aldea, Elderbug Blate, estaban una pista más adelante de encontrar la misteriosa perla yarlexia y así poder salvar a Coran. Solo tenían que buscar a...

–¡¿Una princesa?! –escupió Lance con la mitad de la comida que seguía en su boca.

–Así es –contestó Elderbug sacudiéndose las migas de la ropa –. La princesa Malocoti sabe más de la perla yarlexia que nadie. Pero no hemos sabido de ella en un tiempo; nos preocupa que le pasara algo.

–No tienes de que preocuparte –soltó Lance altaneramente poniéndose de pie –, Voltron está aquí para ayudar al desamparado –aseguró el joven moreno, para luego agregar coquetamente –: y lo único que le ocurrirá a la princesa, es conocerme a mí... Lance.

Elderbug contempló al paladín azul con completa confusión, mientras sus compañeros paladines detuvieron su comida para dirigirle una mirada desasosegada. Permanecieron en aquella posición en completo silencio por varios segundos, hasta finalmente que Keith tuvo suficiente, soltó un resoplido en frustración y se puso de pie.

Ante la mirada atónita de Lance y los miembros de la aldea de Krell, el paladín rojo se marchó en dirección de su león sin dar explicación alguna.

–¿Qué quiznak fue eso? –preguntó el paladín azul entre confusión y preocupación, volviéndose a sus compañeros restantes. Pero en cambio se encontró con tres miradas penetrantes y decepcionadas –. ¿Qué?

–Sabes Lance... –soltó Shiro con increíble seriedad y poniéndose de pie de golpe –esperaba que para éste momento ya hubieras comprendido lo que es ser un paladín de Voltron.

–¡¿Qué?! ¡Shiro yo sé que significa ser un paladín!

–¿En serio? Ya que parece, que solo tienes una sola cosa en la mente, Lance.

Y sin más, Shiro se separó del grupo tomando el mismo camino que el paladín rojo, mientras lo llamaba a todo pulmón para atraer su atención.

–¿Qué mosca le ha picado? –dijo Lance aún perdido. Ante su comentario, Hunk resoplo al igual que Keith para luego ponerse de pie y marchar en busca de las provisiones, con un expresión más allá de lo decepcionado.

–¡¿Qué?! –exclamó Lance perdiendo la paciencia y preocupándose seriamente ante la actitud de los demás chicos. Con pocas esperanzas se volvió hacía Pidge esperando alguna explicación de lo que acababa de suceder, pero en cambio la encontró claramente molesta, de pie y con los brazos cruzados sobre su pecho –. Pidge, por favor. Explícame que acaba de pasar.

–Sí no lo entiendes, no tengo porque explicártelo –comentó ésta antes de seguir al resto de su equipo –. Tal vez la princesa Malocoti te aclare tus dudas cuando la salves.

Y así, Lance quedo solo en aquel circulo de banquete, sintiéndose terrible y sin tener una idea de que había pasado.

–Los celos –comentó de la nada Elderbug llevándose una cucharada del estofado a la boca –, son de temer más que de la abominación.


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