Quiebre

1.9K 153 23
                                    

Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

___________________________

Sirius entró a su habitación resistiendo las ganas de cerrar la puerta de un manotazo. Necesitaba liberar tensiones y golpear la puerta contra la muralla parecía ser una buena idea. Sin embargo, la buena idea iba a molestar a Cassandra, que aún dormía en su cama, así que la buena idea estaba descartada.

Sirius apretó los párpados y cerró la puerta con suavidad, antes de volver a abrir los ojos y acercarse a la cama.

Cassandra aún dormía, su cara era una máscara de tranquilidad. Sus ojos estaban cerrados, pero sin signos de tensión. Sus labios estaban levemente entreabiertos, dándole a Sirius un vistazo del blanco de sus dientes, que contrastaba con su labio inferior enrojecido e inflamado. Las pecas sobre sus mejillas y nariz resaltaban sobre su pálida piel, pero ya no era un pálido enfermizo, como cuando había llegado el día anterior.

En algún momento, en su ausencia, Cassandra había logrado sacar una mano debajo de las pesadas mantas y ahora la tenía junto a la cara. Se veía tranquila y relajada y Sirius se alegró de no haber sucumbido a su estado de ánimo agresivo un minuto antes. Cassie no tenía la culpa de que su ahijado fuera tan cabeza dura.

Había bajado a la cocina, necesitando más allá de lo impensable una taza de café extra amargo, cuando descubrió a los tres chicos discutiendo en la cocina. El desacuerdo llegó a su fin de golpe, apenas Sirius puso un pie en la cocina, pero no sin que antes escuchara "entrar al Ministerio" y "poción multijugos".

Las palabras en sí no decían mucho del malaventurado plan que el trío de Gryffindors tenía en mente, pero no sonaba para nada prometedor. ¿Entrar al Ministerio? ¿Harry, entre todos los magos más buscados del continente? ¡¿En qué diablos estaban pensando?!

Por supuesto, Sirius había aprovechado el silencio que había caído sobre la cocina para comentarle a los tres lo que él pensaba de su plan suicida.

Siendo justos, más bien les había gritado, a lo que Harry había respondido con más gritos.

Sirius le había gritado que James no habría estado para nada contento con su triste capacidad de crear planes sinsentido, cuyo único resultado sería la muerte de los tres. Que deberían permitir que personas; ¡como él, por ejemplo!; que tenían mucha más experiencia con la guerra, les ayudaran a formar un plan que sí fuera efectivo.

Harry, viéndose fuera de sí, le había gritado que él no era nadie para hablar de buenos planes, pues fue uno de esos planes el responsable de dejar a sus padres en las manos de Pettigrew, resultando en su actual estado de huérfano.

Sirius sintió las palabras como un golpe bajo y abrió la boca para responder, pero nada salió entre sus labios, ninguna palabra se formó en su garganta. En vez de responder, Sirius había dado media vuelta y había subido las escaleras.

Y ahí estaba nuevamente, en su habitación, enfadado y sin café, mirando a Cassandra mientras dormía.

Cuando Cassandra había aparecido frente a él, en los brazos de Remus, y luego, cuando la había tenido por fin a salvo y abrigada en su cama, Sirius había deseado que Cassie se tomara tu tiempo para prepararse y despertar, porque él mismo no se sentía preparado para que ella despertara.

No sabía bien en qué condiciones lo haría, después de todo. Sus heridas ya no se veían infectadas y casi no sangraban. Las manchas violáceas que había en su piel ahora estaban adquiriendo un tono oscuro horrible, pero eso no era lo que más preocupaba a Sirius…no.

Cassandra era, a sus ojos, una de las personas más resistentes y resilientes que jamás hubiese conocido; pero él, mejor que nadie, sabía que había cosas que podían cambiar para siempre a una persona, sin importar lo fuertes que fueran.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now