Estrellas de verdad

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Disclaimer: si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

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Lo primero que sintió Cassandra fue frío. A lo largo de toda su espalda.

Lo segundo que notó fue que alguien, Sirius, la llamaba una y otra vez. Lo tercero que notó fue que no sentía las piernas; lo que, por lejos, era lo más preocupante de todas las cosas que estaba notando poco a poco.

–Dime, por favor –dijo Cassandra en voz ronca, manteniendo los ojos cerrados –, que aún tengo piernas.

No se sentía con las energías suficientes para enfrentar el mundo si resultaba que, efectivamente, ahora no tenía piernas. Si era así, iba a tener una muy, muy larga y seria conversación con quien sea que estuviese a cargo del Karma.

Muy seria.

La risa de Sirius llegó hasta ella, baja, tensa y estridente como un ladrido.

–Aún las tienes, pero no sé si por mucho tiempo. Si no nos movemos ya, morirás congelada. Mal día para intentar la magia de Puddlemere United, Cass.

"Mal día", ja, el maldito eufemismo más grande del año.

Cassandra abrió los ojos cuando Sirius la empujó hasta una posición semi-sentada. O al menos todo lo sentada que podía estar en su estado de somnolencia/inconsciencia.

–¿Qué pasó? –preguntó sintiéndose desorientada.

–¿Qué recuerdas?

Cassandra miró primero a Sirius, que se veía cansado como el infierno y luego a su alrededor. Estaban en algo así como un bosque. Uno muy pobre, notó además Cassandra. Los árboles eran delgados y escasos tanto en número de troncos, como en cantidad de hojas. El suelo no era más que tierra húmeda cubierta de una que otra hoja seca.

Tierra húmeda y fría.

Y ella sólo llevaba encima ropa interior y una camiseta que hacía poco por protegerla del clima. He ahí el por qué de su "no siento las piernas", evidentemente.

–Recuerdo... –Un detalle importante golpeó fuerte a Cassandra y se volvió rápidamente para mirar a Sirius a la cara –, ¿qué mierda hacía Yaxley en tu casa, Sirius?

–Ah, buena pregunta –respondió Sirius con expresión derrotada –. Mi mejor teoría es que, involuntariamente y de alguna forma, Harry o cualquiera de los otros dos reveló la ubicación del 12 de Grimmauld Place y ahora el encantamiento Fidelio vale menos que una promesa de Mundungus. De alguna manera, cuatro mortífagos en sus mejores ropas de trabajo decidieron hacernos una visita matutina.

–Yaxley debió de estar de muy mal ánimo si intentó matarme –comentó Cassandra, su mente viajando a lo que había sucedido en Grimmauld Place, a la vez que tocaba la montaña que se estaba formando en la parte de atrás de su cabeza –. Gracias, por cierto.

–¿Por tirarte de cabeza contra el piso? De nada. Aunque deberías guardar las gracias para cuando asesine a Yaxley por intentar matar a mi novia.

Ay, Dios...

¿Por qué tenía que decir ese tipo de cosas tan espectaculares tan...de la nada? La cara de Cassandra casi explotó con la velocidad con que la sangre se acumuló en ella.

Sirius, que hasta ese entonces había estado de rodillas a su lado, se puso de pie y comenzó a desabotonarse la camisa. Cassandra intentó no distraerse.

Con énfasis en el "intentó".

–Er...¿y por qué crees que fue Harry, Ron o Hermione? Los que publicaron la ubicación secreta de tu casa, quiero decir. Muchos saben la ubicación, incluyendo el nuevo director de Hogwarts y, ya que lo mencionabas, el mismísimo Mundungus.

Ovejas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora