Gracias

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Disclaimer: si leen algo y les parece familiar, no es mío.

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27 de noviembre de 1997, Hampshire, La Resistencia.

La risa de unos niños hizo que Cassandra levantara la vista y mirara a través de la ventana que tenía en frente. La ventana de la cocina era amplia y permitía vigilar gran parte del patio trasero del edificio de La Resistencia.

Un chiquillo de unos seis años perseguía a unas niñas que parecían tener más o menos la misma edad y Cassandra notó con gusto que sus risas agudas combinaban a la perfección con sus expresiones felices. Cassandra no se consideraba a sí misma una persona muy maternal, así que se sorprendió cuando se encontró repasándolos de cabeza a pies para asegurarse de que los niños estaban bien abrigados. El invierno se había hecho de esperar, pero ya comenzaba a hacerse presente en forma de una que otra lluvia y temperaturas bajo los 15 grados Celsius.

Efectivamente, sí iban bien vestidos, de acuerdo al clima. De hecho, llevaban tanta ropa encima que Cassandra no entendía muy bien cómo lograban correr de un lado al otro.

-¿Sucede algo?

La voz de Sirius la sobresaltó, haciéndole soltar la cuchara de palo que usaba en ese momento para mezclar avellanas con mousse de chocolate. Sirius estaba de pie a su lado, viéndose espectacular con el delantal de cocina, con pequeñas fresas estampadas en él.

-¿Terminaste ya con tu misión? Se supone que cocinaríamos con las manos, no con varitas.

Sirius la miró con ojos llenos de risa, antes de tomar una de sus manos, la que había soltado la cuchara, y quitar con los labios algunas manchas de chocolate que había en ella.

Dios.

-Mujer desconfiada. Aún no entiendo dónde estaría la diferencia si usaras tu varita, pero tus reglas son mi ley, milady. Y la fruta ya está trozada.

-¿Toda?

-Toda.

Estupendo, eso aceleraría un poco todo. Debían empezar pronto a ver el plato de fondo de la cena. Eran aproximadamente 90 personas, por lo que había mucho trabajo que hacer. Por suerte Marge y Ulrich deberían aparecer pronto a echarles una mano, junto con Mary y Ursula, dos hermanas de 25 y 26 años, que llevaban cerca de una semana y media en La Resistencia y que se habían ofrecido de voluntarias para la ocasión.

La ocasión siendo: el Día de Acción de Gracias.

Cassandra nunca había celebrado aquella fiesta. De hecho, sospechaba que las únicas en toda La Resistencia que sí la habían celebrado eran precisamente quienes habían insistido en que debía celebrarse. Karin y Kate. O gemelas Wilson, como solían decirles el resto de los habitantes de la casa.

Por lo que ellas les habían contado, era una fiesta muy importante en Estados Unidos, dónde se sentaba la familia entera a cenar y agradecían por los bueno que había sucedido hasta el momento, cada año. Históricamente, se solía agradecer la buena cosecha, pero con el tiempo, el tipo de agradecimiento, o hacia qué iba dirigido, había cambiado un poco.

Ulrich finalmente había aceptado que quizá no sería tan mala idea hacer una cena grande, para levantar un poco los ánimos. Así que en eso estaba ella, armando el postre para la fiesta. Aunque cuando se había ofrecido para cocinar, había olvidado que no era cualquier fiesta, sino una para casi 100 personas. No que le molestara mucho, Merlín sabía lo mucho que le gustaba cocinar.

-Estás muy callada hoy -Sirius no se había movido de su lado, aunque ahora no la miraba con ojos de risa, sino ojos preocupados -. Y cambiaste el tema, te había hecho una pregunta.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now