Misterio resuelto

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío.

(Un día y medio de atraso, casi lo logreeé)
Nota: contenido para adultos en este capítulo (después del picnic en la habitación de Tonks. Puse doble separación para marcar bien el inicio de esa escena)

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21 de enero de 1998, La Resistencia, Hampshire

Hace un par de días Cassandra hubiese dicho que había pocas felicidades más grandes que tomar aire fresco y poder moverse hasta afuera por sí sola. Se había encontrado siendo acarreada de allá para acá por Sirius, Ulrich, Ray y Remus, insistentes en que aún no estaba recuperada al 100 por ciento después de su evento de casi-muerte-vía-virus.

El primer día después de volver Sirius, se había dejado llevar en brazos porque, era verdad, sus piernas no parecían ser capaces de resistir su peso y se sentía temblorosa como un ciervito recién nacido. Eso y que ella en general no tenía nada en contra de pasarse el día en brazos de Sirius Black. 

Pero pasado un día más, Cassandra ya había tenido suficiente. Había empezado dando uso a todo su repertorio de paciencia y repitiendo como loro "ya basta, estoy bien, gracias", para rápidamente perder la paciencia y terminar alejado a la gente en pequeños empujones y ceños fruncidos y, por fin, parecía que estaban entendiendo el mensaje. 

Ella estaba bien, Merlín. 

Seguía sin estar lista para maratones o batallas, ni para escapar muy rápido de mortífagos, pero ya podía ir de la cama a la cocina sin ser peso muerto en los brazos del menso de turno que corría a agarrarla como esperando que se cayera muerta de un minuto a otro.

Aún eran insistentes en lo que, Cassandra entendía, eran sus formas de demostrar cariño. 

Su guiso de papas favorito para la cena, cafés extra dulces a todas horas, almohadas repartidas por todos los espacios que ella frecuentaba, listas para ser usadas cuando se sentaba a descansar un segundo. Ulrich incluso le había adaptado una pequeña maleta para que ella guardara los implementos y herramientas de costura, para sus pequeños proyectos. 

Presentes, pero dándole espacio. Perfecto.

Lo que no había sido tan perfecto, era la distancia la había tomado Sirius también. El primer día había actuado normal. Bueno, normal en el contexto de ella aún en proceso de recuperación. La había abrazado mucho, la había llevado en brazos a todas partes. La había ayudado a cambiarse de ropa en la noche, besándola lento y suave. Había empujado hacia la cama a Dorian con un "arriba, pequeño Kappa" antes de acomodarse en el lado de la cama que quedaba libre detrás de ella.

Cassandra había dormido muy bien esa noche, feliz de tenerlo envuelto en torno a ella y sintiéndose lo suficientemente segura como para tener una noche libre de pesadillas.

Pero algo había cambiado al día siguiente y el misterio estaba matando a Cassandra. Lentamente.

Se había despertado y notado rápidamente que en la cama estaba sólo Dorian. Cass sabía que debían encontrarle al niño una habitación y cama definitivas y empezar a poner distancias antes de que Dorian se apegara demasiado, pero la verdad era que Cassandra no quería eso, no realmente. Le gustaba tenerlo cerca. Dorian se veía tranquilo, estando con ellos. Y Sirius...antes de medio desaparecer esa mañana, y luego el resto de la maldita semana, se veía tranquilo alrededor de Dorian también.

Entonces, ¿cuál diablos era su problema?

Sirius se veía tenso. Cada día más que el anterior. La frente contraída, pese a sus sonrisas. Su boca en una mueca infeliz, hasta que notaba que lo estaban mirando y la borraba a la fuerza, disimulando. Y Cassandra se había pasado los días girándose a verlo cuando sentía su mirada fija en ella.

Ovejas NegrasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt