Brindis y no tan malas decisiones

39 9 1
                                    

Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío.

________________________________________-

25 de enero de 1998, La Resistencia, Hampshire


-Se te ve feliz, Canuto.

Sirius se giró a mirar a Remus, que cerraba tras él la puerta de la cocina, y empujó con un pie la silla vacía a su lado, invitándolo en silencio a sentarse.

-Oh, sí. Feliz ahora que puede respirar aire fresco, después de desencajar exitosamente su cabeza desde donde la tenía enterrada profundamente en su propio culo.

Sirius, manteniendo el silencio, mandó a Ray al carajo usando un dedo. En su opinión, podían hablar todo lo que quisieran. La verdad era que sí estaba feliz. De hecho, no había dejado de sonreír como idiota desde que dejó a Cassandra durmiendo en la cama de ambos, desnuda y con el cabello desparramado por todas partes, viéndose más hermosa que nunca.

-Debo estar de acuerdo, eres terco incluso peleando contigo mismo. Fue una intensa pelea entre imbéciles testarudos -Ulrich acompañó aquello de una mirada exasperada hacia Sirius, estirándose por sobre la mesa para dejar caer frente a Remus una taza del té que había estado inclinado a tomar durante esa semana. Se acercaba la luna llena y el té de toronjil y no sabía qué otra mezcla que había armado Abby, parecía calmarlo.

Se habían estado preparando para la llegada de la luna llena y Ulrich y la mujer rubia habían estado ocupados. Ulrich había terminado -junto con una segunda cocina y un tercer comedor para la Casa- una habitación a prueba de ruidos en el subterráneo, en el lado opuesto a donde habían ubicado la entrada a las habitaciones de todos los habitantes.

A prueba de ruidos y, más importante aún, a prueba de hombres lobos en luna llena. Y Abby, quien habían aprendido con las semanas era una maldita genio en lo que a pociones respectaba, tenía lista la poción matalobos, con una modificación de autoría propia que prometía ofrecer una transformación más amistosa. Y esperaban que fuera amistosa tanto con el cuerpo y la mente de Remus, como con Sirius que pretendía pasar la transformación en su compañía en forma de Canuto.

-Ja, pelea entre imbéciles testarudos. Apoyo eso -Ray apuntó a Ulrich, asintiendo y bebiendo de su propia taza, pero de café negro y humeante. Eran cerca de las seis de la mañana y claramente Sirius no era el único con alma madrugadora en la Casa -. Y tienes suerte de que Cassandra sea tan generosa y perdone tu miserable trasero, Sirius. En la escala del 1 al 10, eres un miserable 4 y ella...un sólido 12.

-¿Un 12? -preguntó Sirius, apoyándose contra el respaldo de la silla y alzando una ceja. No que él no estuviera de acuerdo, un 15 diría él, pero...

-Un 12. Y tú un 4. No olvides que los he visto a ambos desnudos.

La risa de Sirius explotó, estridente y sorpresivamente, desde lo profundo de su pecho.

El muy imbécil...Pero era verdad. El día anterior él, Ray y Marcus habían encontrado a una pareja de magos ocultos en una pequeña cueva. El mago los había identificado rápida aunque erróneamente como una amenaza y en su intento por defender a su esposa había atacado antes de que ellos alcanzaran a decir ni hola. Sirius se había encontrado a sí mismo en el lado incorrecto de una maldición incendiaria y había perdido la ropa y un par de mechones de cabello en el proceso. Ray lo había ayudado y luego se había echado a reír, casi doblándose en el piso.

Marcus ni siquiera había intentado ayudarlo con el fuego, sólo se había reído...aunque sí había mantenido escudos protectores en torno a ellos, por si acaso. Incluso si Sirius quería tomarlo por el pescuezo y sacudirlo un poco...bueno, no iba a hacerlo, porque estaba desnudo en ese momento. Pero además de eso, aplausos para él por ser capaz de realizar magia compleja mientras se reía hasta llorar.

Você leu todos os capítulos publicados.

⏰ Última atualização: May 11 ⏰

Adicione esta história à sua Biblioteca e seja notificado quando novos capítulos chegarem!

Ovejas NegrasOnde histórias criam vida. Descubra agora