Café y azúcar

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Disclaimer: si leen algo y les parece familiar, no es mío.
No estoy muerta. Más info (entiéndase "info" por 2 párrafos de "disculpas y excusas" al final del capítulo.

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-Qué...¿qué carajo es esto?

Cassandra tuvo que levantarse de la mesa a toda velocidad, para no reírse en la cara de Audrey.

Primero, porque era de mala educación reírse en la cara de alguien. Hasta ella, que a criterio de Basile tenía "menos modales que un troll de montaña", sabía eso. Segundo, porque la pobre Audrey ya se veía lo suficientemente miserable, como para encima reírse de ella y de la cara que tenía puesta mientras analizaba el gran vaso de...líquido que Ulrich acababa de ponerle por delante.

-Un jugo. Saludable, justo lo que necesitas -le respondió Ulrich, sin batir una pestaña ante la mirada cargada de "te odio" que tenía puesta su hermana.

-Es verde -mencionó entre dientes apretados Audrey, acomodando detrás de una oreja un mechón azul con movimientos bruscos -, y espesito.

Cassandra tenía que estar de acuerdo con ella y su tono de "qué asquito". El jugo, saludable o no, se veía realmente horrible.

-Marge mencionó que la espinaca tiene hierro, y Venice dijo que el hierro es bueno para que el cuerpo reponga sangre. Y perdiste mucha, así que...

-Ulrich, estoy segura de que cuando Marge mencionó la espinaca no se refería a que la metieras en el maldito jugo. Y no lo hagas sonar como que es culpa mía, maldición. No fue idea mía terminar como brocheta de fruta, cruzada de lado a lado por una maldita estaca...

Cassandra hizo una mueca ante ese último comentario. Sí que estaba de mal humor, Merlín.

Bueno, no era tan inesperado si Ulrich llevaba días comportándose como mamá gallina alrededor de Audrey. Mamá gallina obsesionada con su pequeño polluelo azul. La perseguía y acomodaba los cojines a su espalda, fuera donde fuera que Audrey se sentara, saltaba al más mínimo quejido que ella soltara y Cassandra sabía que el hombre se levantaba de noche más de una vez a vigilar, de seguro, sí Audrey aún respiraba.

De verdad, de verdad Ulrich se había asustado.

Mierda, Cassandra se había llevado un susto de muerte viéndola tirada en el piso de la cocina, con sangre goteando y acumulándose a su alrededor en un charco oscuro y brilloso bajo las luces de las lámparas. Si ella tenía pesadillas con eso, no quería ni imaginar cómo estaba Ulrich sobrellevando todo.

Bueno, lo sobrellevaba como la mierda, claramente. Había enloquecido un poco y Audrey comenzaba a enloquecer también.

Aunque la locura de Ulrich tenía un origen honesto y desde el amor que le tenía a su hermana, y eso era evidente para Cassandra y para todos los que eran testigo a alguna hora del día de aquellos intercambios, manteniendo el silencio y siguiéndole el juego en todas sus ideas locas y "saludables", tratando de no reírse en el proceso. Y era evidente para Audrey también, que incluso si refunfuñó de inicio a fin, se tomó casi de un trago el bendito jugo.

-Gracias -le soltó Ulrich, besándola en la cima de su cabeza azul, antes de cambiar el vaso vacío por una taza de café.

Cassandra, intercambió una mirada con April, que seguía sentada, café frente a ella en la mesa. Miradas acompañadas de una ceja en alto. El café era parte de la lista de "alimentos prohibidos para Audrey" que Ulrich había redactado con cuidado, muy enfocado en mantener una dieta saludable durante la recuperación de su hermana.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now