Respira

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío.

(Sí, estoy viva...al final del capítulo: mis -a estas alturas- poco creíbles excusas)

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9 de enero de 1998, La Resistencia, Hampshire

-Sirius -lo llamó Cassandra apenas lo vio entrar a la cocina, manos en la cintura y lista para salir. Sirius la repasó rápidamente de pies a cabeza, aprobando con un asentimiento mental la elección de ropas. No que él pudiera decir a su mujer qué ponerse y qué no, no al menos sin recibir una maldición por atreverse; pero aventurarse y recorrer bosques de noche en plena temporada de tenemos-suerte-si-llegamos-a-los-cero-grados-celcius no era algo que Cassandra hubiese hecho antes.

Sirius sí. Y sabía que lo peor que se podía hacer era confiarse y subestimar lo que podía hacerle al cuerpo las bajas temperaturas. Antes de que supieran qué estaba pasando, ya estarían lamentando el exceso de confianza y cayendo de cabeza en la hipotermia.

Era ese el motivo de su tardanza y el del tono exasperado de su novia.

-Frene sus therstrals, señora, ya voy -e intentó no sonreír ante el uff enfadado de Cassandra -Estaba buscando algunas mantas para llevar con nosotros, por si la suerte nos acompaña y sí encontramos a alguien hoy -continuó luego de hacer una pequeña pausa para besarla en la mejilla, golpeándose luego el bolsillo delantero de la chaqueta para que supiera dónde había guardado el par de mantas -. El último reporte que escuchó Ulrich en la radio decía que esperaban menos dos grados para esta noche y menos seis en la madrugada.

Habían logrado coordinar, a lo largo de varias reuniones y discusiones, pequeñas incursiones a los distintos bosques y cercanías a variadas formaciones de roca/pequeñas montañas, varios kilómetros a la redonda. Pequeñas incursiones tanto en integrantes como en duración, intentando no exponer de más la ubicación de La Resistencia. El encantamiento Fidelio era fuerte. Lo habían planificado para cubrir casi, sino todas, las bases importantes. Pero tener precauciones extras después del ataque que habían sufrido, no le parecía una mala idea a nadie.

Los ánimos habían mejorado. Seguían en pie, después de todo. Pero el ataque, sorpresa y brutal, y las muertes resultantes...los había sacudido a todos.

-Uh, Sirius...esa es una muy buena idea. ¿Le pedimos a Marge un par de bolsitas de agua? No hace falta que estén calientes, podemos calentar el agua cuando lo necesitemos -el tono de voz de Cassandra bajó un par de tonos y volúmenes, como Sirius sabía que hacía cuando estaba enfocando sus pensamientos por completo en algo. Ceño y labio inferior levemente fruncidos. Mirada fija en la lejanía, un dedo dando golpecitos contra su barbilla. Era tan adorable que Sirius tuvo ganas de decir "aww" y decirlo en serio por primera vez en su vida -. De hecho, tampoco importa si las llevamos con agua, hay mucha nieve ¿Y quizá podemos pedirle a Ulrich que prepare la habitación que está junto a la nuestra? Tiene chimenea, justo al otro lado de nuestra chimenea. Sé que las otras habitaciones están calientitas también, pero ¿ver y sentir el calor de una chimenea? ¿Luego de días en la nieve? Estarían más tranquilos, en la primera noche que pueden descansar sin ser perseguidos, ¿no?

Ese último "¿no?" lo acompañó de aquella expresión deliciosa que adquiría su cara cuando se sentía feliz/satisfecha de haber ayudado a alguien. Y volvía a mirarlo a la cara, sus ojos claros y enfocados en él, por lo que recibió toda la fuerza de su sonrisa amplia, sus ojos brillosos y cejas alzadas como en pregunta, siempre considerando lo que fuera a opinar él al respecto, antes de correr a llevar a cabo sus planes. No que Sirius fuera a decirle que no, cuando ponía esa cara de conejito esperanzado. 

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now