Escarcha y sangre

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Disclaimer: si leen algo y les parece familiar, no es mío.

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17 de octubre de 1997, Andaline, Norwich

El pueblo de Andaline, ubicado un par de kilómetros al este del centro de Norwich, se encontraba casi en silencio a esa hora de la tarde. Sólo un par de aves se habían tardado en encontrar refugio para el inicio de la noche, y sus agudos y breves cantos era lo único que rompía el silencio, además del viento azotando la vegetación que los rodeaba. El sol ya había desaparecido hace una buena hora, llenando el pequeño pueblo de sombras, dándole un aspecto y un aire místico.

Además, al parecer, en esa parte del país el clima era bastante distinto al que habían tenido un par de horas antes, en la casa de Ulrich. En la cede de La Resistencia, se corrigió mentalmente Cassandra de inmediato. Estaban intentando pensar en esos términos ahora.

En resumen, hace treinta minutos, Cassandra se había encontrado a gusto en sus jeans gastados, botas de cuero, camisa sin mangas y sudadera azul con capucha. Ahora, al otro lado del país y casi en la costa este de Inglaterra, tenía congelados órganos que pensó que no tenían receptores para temperatura. Órganos que pensó que ni siquiera tenía, maldición.

El frío viento la golpeó casi físicamente, y dando una rápida mirada a sus compañeros de viaje, notó que no era la única sintiendo los estragos de los probables y escasos dos grados celcius.

El primero en hacer comentario sobre la vestimenta no apropiada para el clima fue Ulrich, que había salido tal como había estado cuando había entrado a la cocina con una cerveza fría en mano un par de horas antes. Es decir, vaqueros oscuros, y una camisa a cuadros blanco y azul marino.

Por supuesto, el hombre del bosque no había sido tan diplomático para hacer el comentario. Y las orejas de Cassandra, que habían adquirido un tono escarlata al escuchar las palabras del hombre, eran testigo de ello. "Vestimenta inapropiada" y "difícil clima" no habían sido las palabras que habían cruzado su boca, no. Sino más bien algo en las líneas de "Santa mierda", "frío del carajo" y "se me van a congelar las pelotas".

Y Sirius había hecho de inmediato un sonido de "estoy de acuerdo", con ese último comentario, el de bolas congeladas.

Merlín la librara. A ella y a las otras dos mujeres de pie a su lado.

April se había inclinado hacia Darian, en lo que Cassandra pensó que era una forma de buscar calor y Darian había de inmediato cruzado un brazo por sobre sus hombros, cubriendo la parte posterior de su cuello, que quedaba al descubierto debido a su coleta alta.

Callista no había abierto la boca para hacer comentario alguno, pero se había se había parado muy rígida y había comenzado a sobarse con ímpetu los brazos buscando generar algo de calor, a la vez que levantaba una ceja censuradora en dirección a Ulrich.

–¿Qué? – preguntó Ulrich en dirección a la ceja alzada y luego a la mirada desaprobadora de Cassandra –Si tuvieran un par de pelotas por las que preocuparse no tendrían reparos contra mí. O contra Sirius o Darian, ya que vamos al caso.

Darian soltó una pequeña risa, que April cortó con un suave manotazo en uno de sus brazos; mientras Sirius aprovechó el momento para moverse y trasladarse hasta pararse al lado izquierdo de Cassandra, tomando su mano de ese lado, la que no estaba ocupada con su varita, y guardándola junto a su propia mano en el bolsillo derecho de su chaqueta.

Cassandra le sonrió, agradecida por el gesto y por poder sacar al menos una de sus manos del casi quemante frío.

–Estoy segura de que Cassandra comparte también aquella preocupación por las bolas de Sirius –interrumpió Callista, logrando que Cassandra dirigiera una mirada avergonzada en su dirección, a la vez que Sirius reía en voz baja –. De todas maneras, yo tengo otro par de cosas que se van a congelar rápidamente si no nos ponemos en marcha. Vamos.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now