Estoy en camino

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

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Llevaba más de 24 horas despierto, de las cuales 12 las había dedicado a un sólo pensamiento: "¿Qué hicimos mal?".

Sirius se había levantado el día anterior con muy buen ánimo. ¿Por qué? Porque todo iba según el plan. Habían dejado correr el rumor en el Ministerio de que Harry abandonaría la casa de los Dursley el día anterior a su cumpleaños, con la intención de desviar la atención de lo que sucedería 5 días antes: el sábado, al caer el sol, abandonarían la casa que Harry se había obligado a llamar "hogar", para trasladarse al número doce de Grimmauld Place. Con él. Finalmente.

Había dos formas de romper el hechizo de protección que Lily había dejado a Harry al morir. La primera, que Harry cumpliera la mayoría de edad. Al cumplir los 17 años, Harry se encontraría sin protección; pero por otro lado, podría hacer magia libremente, sin que el Rastro le siguiera cada paso. Era un buen momento para huir, y así se lo habían hecho saber a las ratas infiltradas en el Ministerio.

La segunda forma de romper el hechizo de protección, era que Harry dejara de llamar "hogar" a la casa de sus tíos. Harían que la familia de Harry (aunque Sirius no consideraba que esa tropa de imbéciles pudiesen considerarse su familia) abandonara la casa y luego, cuando Harry dejara el lugar para siempre, sin utilizar magia para que el Rastro no lo siguiera, el hechizo se rompería. Pero Harry estaría a salvo con ellos. Con él, su única y verdadera familia. Tomar este camino era más complejo, pero era lo que Voldemort no esperaría.

Habían tardado varios días en planificar todo y cubrir todas las bases. Sirius había estado despierto durante horas y horas repasando el plan, asegurándose de que todas las piezas estuviesen en el lugar correcto. No había forma de que algo saliese mal. Pero salió mal. Y muy mal.

Esa noche, con ayuda de un poco de poción Multijugos, hubo siete Harry volando en direcciones distintas, cada uno con un compañero. Fred con Arthur, George con Remus, Fleur con Bill, Hermione con Kingsley, Ron con Tonks y Harry, el verdadero, con Hagrid. Y él, Sirius, con Moody.

Le habría gustado volar con Harry, pero Moody no estuvo de acuerdo, y con razón: primero, no era bueno que se mostrara en público y si él era uno de los Harry, nadie lo reconocería (y dos Harrys volando juntos, claramente, llamaría la atención). Y segundo, probablemente, si alguien los divisaba, creerían que Harry volaría con Moody, que era la opción más segura; así que Sirius ocuparía su lugar y le haría frente a los malditos Mortífagos que intentaran ponerle un dedo encima a su ahijado. Aunque fuera él y no Harry al que atacaran.

Incluso habían pensado en el detalle de que Harry, volando tan bien como vuela sobre una escoba, tendría como primera preferencia utilizar una escoba para huir y los Mortífagos lo sabían. Por eso lo habían puesto sobre la moto voladora, junto a Hagrid. Habían pensado hasta en réplicas para Hedwig, por amor a Merlín.

Y aun así, con todas las precauciones tomadas, había salido todo mal. No una parte del plan, no un detalle. Todo el plan.

Habían estado cinco segundos en el aire y ya se habían visto rodeados. Había visto aparecer frente a sus ojos a la causa de todos sus males y pérdidas. Al mismísimo Voldemort. Y volando a cientos de metros de altura sin ayuda de nada, el muy maldito.

Sirius no lograba recordar muy bien el momento en que había pasado de mirar a los ojos a Voldemort, a batirse a duelo con una decena Mortífagos. Habría sido más complejo si la mitad de los imbéciles no hubiesen estado demasiado ocupados intentando no caerse de su escoba, y él aprovechó esa ventaja mientras la tuvieron. La batalla comenzó, bajo la mirada atenta de Voldemort, que sólo se quedó ahí, en el aire, observando.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now