Crisis

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

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Después de, aproximadamente, la segunda docena de amargas palabrotas y el quincuagésimo tercer cambio de posición, Sirius abortó misión y se levantó de la cama.

Y se encontró en un dilema. Moría de hambre, pero en la cocina estaba la persona culpable de su oscuro estado de ánimo. Aunque tal vez, con un poco de suerte, Cassandra ya se habría retirado…a dónde sea que Molly la hubiese reubicado en La Madriguera. Era increíble cómo, sin importar cuanta gente se apareciera, los Weasley siempre lograban acomodar a todo el mundo en su casa.

El ruido que hizo su estómago lo dejó sin opciones. La sensación de hambre le traía malos recuerdos, de sus años de prisionero cuando tenía suerte si le dejaban una comida cada tres o cuatro días. Tendría que bajar, sin importar si la pequeña mujer seguía en la cocina, viéndose hermosa hasta en enormes camisetas talla XXL con gatos estampados.

¿Qué tenía Cassandra que lo tenía tan mal, en nombre de todo lo mágico? ¿Tanto tiempo había pasado desde la última vez que estuvo cerca de una mujer atractiva?

En realidad sí, pero en el fondo Sirius sabía que era algo más que eso. Una cosa era comportarse como un hombre "con necesidades", como solía decir James, y saltarle encima a una mujer con curvas. Otra muy distinta es comportarse como un adolescente enamorado con las hormonas en plena revuelta, babeando sobre una chica hermosa. No era sólo locura asociada a lujuria. Aunque sí había un poco de eso…era imposible que no lo hubiera luego de haber tenido un vistazo de su traser…

–¡Ah, carajo! – dijo Sirius en voz alta.

Tenía que concentrarse en algo más, como en comida, por ejemplo.

Rápidamente, Sirius se calzó sus zapatos y los ató a la velocidad de la luz. Y un minuto después, estaba bajando las escaleras en dirección a la cocina.

La Madriguera estaba silenciosa, lo que era bastante fuera de lo común, porque generalmente la casa era una explosión de actividades y gritos. Las últimas horas habían sido intensas y Sirius envidiaba al resto de los ocupantes de la casa, que sí habían logrado conciliar el sueño.

–¿…Cassie? ¿Alguna propuesta de noviazgo digna de contar? –la voz de Molly lo sacó de sus pensamientos cuando ya estaba a un par de metros de la puerta de la cocina, confirmando que Cassandra, efectivamente, aún estaba en la cocina.

Sirius se quedó de pie al lado de la puerta, en silencio, esperando la respuesta de la chica. Sabía que no debía estar escuchando a escondidas, pero no podía evitarlo. Por lo visto, justo había llegado a la parte interesante de la conversación.

–Nop –respondió Cassandra.

¿No?

–¿Nunca? ¿Ningún novio? –insistió Molly, sus palabras siendo un fiel reflejo de lo que se estaba preguntando Sirius en ese momento también. Era joven, sí. Pero algún novio debió tener.

–¿O novia?

Sirius tuvo que reprimir un lastimero y exasperado gemido que casi se le escapa. Muchas gracias, Molly. Como si necesitara aún más ideas para asegurar horas y horas sin poder dormir.

–¿Qué? ¡No! –respondió/gritó Cassandra.

–Tranquila, Cassie. Sólo era una pregunta. –Sirius podía oír la risa en la voz de Molly.

–No, no. Me refiero a que no hay ninguna historia digna de contar –dijo Cassandra –. En el tiempo que estuve en Hogwarts tuve algo así como ¿tres novios? –Ah, bueno… –Al primero casi le da un infarto cuando supo mi apellido, el segundo más o menos lo mismo y el tercero era un imbécil, así con todas las letras mayúsculas –al decir eso último, la voz de Cassandra adquirió un tono enfadado y Sirius hizo nota mental para averiguar sobre el imbécil de su tercer novio.

Ovejas NegrasWhere stories live. Discover now