41. Lo que está en juego

273 23 5
                                    

Bakugou se encontraba releyendo una vez más el documento que Hatsume les había entregado hacía ya casi una semana. No recordaba cuantas veces lo había leído, prácticamente se lo sabía de memoria pero leerlo lo tranquilizaba, o quizás era simplemente que le mantenía la mente ocupada.

Dejó el escrito sobre la mesa y abrió la mochila por cuarta vez aquella noche, comprobando de nuevo que contenía todo lo necesario. Su traje de héroe reposaba al fondo, lo acarició distraídamente sin prestarle realmente atención, su mente se encontraba muy lejos de allí, repasando los detalles de la misión que llevarían a cabo en apenas una hora. Estaba nervioso, apenas podía creer que hubiera llegado por fin el día en que irían a salvar a Deku.

Durante casi una semana Uraraka, Todoroki, Hatsume y él habían estado discutiendo los detalles de su propia operación de rescate. Si todo salía como habían planeado, utilizarían la incursión de los héroes profesionales como distracción para recuperar a Deku. El sigilo era una parte fundamental de su plan.

Observó una última vez más el interior de su mochila, aunque en realidad ya no quedaba nada por comprobar, y finalmente la cerró con decisión, colgándosela al hombro. Había llegado el momento de dirigirse al primer destino de aquella noche, el dormitorio de Uraraka, donde se reunirían todos para partir. La hora de su encuentro había llegado y Bakugou se sintió aliviado de poder ponerse por fin en marcha, no soportaba estar en su habitación ni un segundo más. El solo pensar en que esa noche irían a salvar a Deku lo ponía ansioso, si todo salía bien al acabar la noche lo tendría a su lado de nuevo. No deseaba nada más que eso pero había tantas cosas que podían salir mal... No podía evitar sentirse nervioso.

Bakugou abandonó su habitación, cerrando la puerta tras de sí, y echó a andar por los pasillos del dormitorio que se encontraban desiertos a aquellas horas de la noche, la oscuridad apenas le dejaba ver que tenía delante pero no quiso encender la luz por miedo a que lo descubrieran. A pesar de eso no tuvo problemas para llegar al dormitorio de la chica, tras casi tres años viviendo en el interior de aquellas paredes conocía el dormitorio como la palma de su mano.

Su destino se encontraba a escasos pasos de él pero un movimiento repentino llamó su atención, obligándolo a detenerse con los sentidos alerta. Dos sombras se abalanzaron sobre él, dos sombras con sus ceños fruncidos y los brazos cruzados. Kirishima y Kaminari lo estaban esperando.

- Me parece que ahora si que tienes algo que contarnos - Dijo Kirishima.

Oh no. Bakugou tragó saliva con dificultad, lo habían atrapado, no había nada que pudiera decir para encubrir la situación. Al fin y al cabo, ¿Qué excusa podría dar para estar andando de noche por los pasillos del dormitorio, claramente preparado para salir al exterior? Kirishima lo observaba con atención, su espalda se encontraba apoyada en la pared y tenía los brazos cruzados sobre su pecho. A su lado Kaminari lo observaba también con cierto reproche.

- No puedo creer que pensarás irte sin nosotros - Le recriminó Kaminari.

- No sé de qué estás hablando - Mintió Bakugou a la desesperada.

- No intentes hacerte el tonto - Replicó Kaminari - Lo sabemos todo.

- ¿Todo? - Preguntó Bakugou incrédulo - ¿Qué todo?

No era posible. Podía entender que lo sospecharan, no era demasiado complicado imaginar lo que pasaba, pero saberlo... ¿Todo? ¿Cómo era eso posible? ¿Y cómo habían averiguado que esta noche él iría a la habitación de Uraraka? La confusión que sentía debió ser obvia porque en ese momento Kirishima se acercó a él y le entregó una hoja de papel.

- Encontramos esto - Dijo Kirishima - Y se lo enseñamos a Uraraka. Sabíamos que no podría seguir ocultando todo esto después de enseñarle pruebas.

Ojos que no venWhere stories live. Discover now