8. Izuku

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Izuku abrió sus ojos lentamente, sentía su cuerpo pesado y el solo abrirlos requirió un gran esfuerzo. Por desgracia, en cuanto su vista se enfocaron en el techo, un ligero mareo lo sacudió. Soltó un leve quejido mientras subía una mano a su cabeza, sentía un pulso doloroso latir por su sien.

Cerró los ojos con fuerza, latido... dolor... latido... dolor... Por suerte, poco a poco los pinchazos fueron perdiendo intensidad. Espero a que el dolor remitiera antes de abrir sus párpados de forma cautelosa y cuando lo hizo, por suerte, el mareo también había desaparecido. Izuku dejó escapar un suspiro aliviado y miró a su alrededor con curiosidad ¿Dónde estaba?

No reconocía el lugar. Se encontraba recostado en una pequeña habitación de blancas paredes, a su derecha había una ventana cuyas cortinas ondulaban con suavidad empujadas por la suave brisa que entraba por ella. ¿Qué había pasado?

Siguió observando su alrededor, pero al mirar a su izquierda sus ojos se abrieron con gran sorpresa y el corazón empezó a latirle a toda velocidad. ¿Qué hacía él allí?

Sentado en una silla con la cabeza apoyada sobre la cama, dormía Kacchan, quien utilizaba un brazo como almohada mientras que con el otro agarraba su mano izquierda. Izuku se sonrojó mientras observaba sus manos entrelazadas, una parte de él se preguntó si aún seguiría estando dormido. Pero entonces recordó el intenso dolor de cabeza que había sentido nada más despertar y descartó la idea, aquel dolor había sido muy real, definitivamente no estaba soñando.

Volvió su atención de nuevo al rostro dormido de Katsuki y se limitó a observarlo por unos segundos, no era muy habitual verlo con aquella expresión de calma, de hecho, más bien era imposible...

De repente, los recuerdos acudieron a su mente uno tras otro, ya recordaba que había pasado, en aquel caos de escombros y humo una roca lo había golpeado. Se llevó la mano a la cabeza de forma inconsciente y se sorprendió al descubrir un vendaje sobre ella. La herida dolía, palpitaba con levedad, pero nada comparable al dolor que había sentido al despertar.

Lo que sucedió a continuación no lo recordaba con tanta claridad pero sí que recordaba el frío y la oscuridad que de repente lo envolvieron. No podía respirar, se sentía desorientado y mareado, hundiéndose lentamente entre el silencio y las sombras.

Izuku se estremeció levemente ante el recuerdo, sintiendo nuevamente el terror que había experimentado en aquel instante. Alzó la mirada angustiado, y entonces se encontró nuevamente con el rostro tranquilo de Kacchan y sintió el miedo retroceder. Cerró sus ojos y se concentró únicamente en el reconfortante calor que le transmitía Kacchan a través de sus manos unidas. Rápidamente los músculos que no se había dado cuenta que había tensado se relajaron y las emociones negativas se disolvieron sin dejar rastro.

Izuku abrió los ojos, ahora lo recordaba. Kacchan había venido a buscarlo, como un rayo de luz entre toda aquella oscuridad. Sus labios esbozaron una dulce sonrisa, era increíble que hacía tan solo unos instantes hubiera estado lleno de emociones negativas y que con tan solo dormir, Kacchan hubiera podido desvanecerlas todas, dejando en su lugar una cálida emoción en su pecho.

Alzó la mano libre y la pasó con suavidad entre los cabellos de Kacchan, se sentían sedosos al tacto, bajó hasta su mejilla en una suave caricia. Pero entonces Katsuki frunció el entrecejo y abrió sus ojos con lentitud. Asustado, Izuku apartó su mano rápidamente mientras se regañaba mental por no haber pensado antes de actuar. Kacchan parpadeó varias veces, parecía desorientado, entonces lo miró.

- ¡Deku! - Dijo incorporándose de golpe - ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Kacchan parecía nervioso y lo miraba con preocupación.

Ojos que no venWhere stories live. Discover now