Ojos que no ven

40. La verdad

Izuku suspiró con tristeza, por alguna extraña razón, a pesar de que en aquella pequeña celda apenas había espacio para moverse se sentía cansado. Parecía como si aquellas oscuras paredes que lo rodeaban le estuvieran robando algo más que tiempo. Bajó la mirada hasta su muñeca y se acarició la delgada cicatriz que ahora rodeaba su muñeca, un recuerdo perpetuo de aquellas pulseras que tanto odiaba y aún portaba. Un pálido recordatorio de un momento de debilidad, apretó la piel entre sus dedos, se avergonzaba de haber perdido los nervios de aquella manera pero no quería dejarse llevar por los sentimientos negativos.

No había mucho que pudiera hacer entre aquellas estrechas cuatro paredes pero al menos guardar la calma si que podía hacerlo. ¿Qué clase de héroe sería si perdía los nervios con el primer problema que se le presentase? Solo podía hacer una cosa, esperar, así que esperaría a que el momento adecuado llegara y se le presentara una oportunidad para escapar de allí o quizás a que alguien viniera a salvarlo.

- Kacchan... - Susurró para sí mismo.

Lo echaba tanto de menos, quería verlo ya. Estaba seguro de que volverían a verse pero la espera le resultaba cada vez más insoportable, se preguntaba qué estaría haciendo en ese momento. ¿Se acordaría de él? Quería pensar que si pero no estaba seguro, Kacchan era tan difícil de leer a veces, o tal vez simplemente se sentía inseguro. Su confianza se tambaleaba por momentos, engullida por la humedad y la oscuridad que chorreaba por las paredes de aquella prisión.

Saldría de allí, solo tenía que aguantar un poco más, se dijo Izuku, intentando convencerse a sí mismo. Solo tenía que aguantar aquel miedo que aún latía en su pecho y amenazaba con esparcirse con cada latido de su corazón. Aguantar el pavor que le provocaba lo que Chloe podía obligarlo a hacer mientras estaba cautivo y al futuro incierto que se planteaba frente a él.

No quería seguir sintiéndose perdido y así era como se sentía. Sobre todo en ese momento, mientras tiraba inútilmente de aquella odiosa pulsera que le desollaba la muñeca, se había perdido a sí mismo más que nunca. Había perdido la esperanza y la razón pero lo peor de todo es que también había perdido la confianza en sus amigos y en sí mismo. Izuku mejor que nadie conocía la fuerza de sus amigos y profesores, se enfrentaran a lo que se enfrentasen sabía que saldrían adelante, ya sean nomus, villanos o incluso a él mismo. En el fondo, sabía que era cierto, solo debía convencer a sus miedos también.

De repente, la puerta de la mazmorra se abrió y entraron por ella las últimas dos personas que querían ver en ese momento. Ren, que hasta entonces había estado sentado en el suelo en su postura habitual, se levantó de golpe y los miró nervioso. Mientras Shigaraki y Chloe se acercaban Izuku sintió como su determinación se tambaleaba y no pudo evitar que un fuerte malestar lo acechara, algo en la mirada de aquellos dos le decía que lo volverían a utilizar. Tragó saliva, no debía dejarse intimidar.

- Ha llegado el momento Midoriya, al parecer los héroes se creen más listos que nosotros y piensan que pueden sacarte de aquí - Dijo Shigaraki con desprecio - Les demostraremos lo equivocados que están. Chloe ya sabes que hacer.

Recordando la última vez que la chica utilizó su quirk sobre él, Izuku cerró sus ojos con fuerza, si tan solo pudiera esquivar su mirada...

- Espera - Escuchó hablar a Ren - No lo necesitas para derrotarlos, tienes a los nomus. No lo obliguéis a herir a sus compañeros por fa... ¡Ahhhh!

¡Crack! Izuku abrió los ojos de golpe al oír el chasquido y el grito desgarrador de Ren.

- Cómo te atreves a meterte en mi camino - Escupió Shigaraki con rabia - ¿Me estás traicionando?

- ¡Ren! - Gritó Izuku preocupado.

Sin embargo Izuku no alcanzó a decir nada más pues en cuanto abrió los ojos se encontró con aquella mirada hipnotizante llena de malicia y se vio incapaz de mover un solo dedo. Chloe sonrió dulcemente y extendió su mano entre los barrotes de acero para acariciar la mejilla de Izuku.