28. Cuando todo comenzó

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Izuku respiraba agitadamente, intentaba con todas sus fuerzas controlar miedo y la ansiedad que amenazaban con apoderarse de él. Pero en la soledad de aquella celda, con sus pensamientos como único acompañante, estaba perdiendo esa batalla. Las manos le temblaban y cada vez le costaba más pensar con claridad. Solo un pensamiento conseguía sobresalir del revoltijo de sentimientos e ideas al que había quedado reducida su mente, el mismo que le provocaba aquel cúmulo de ansiedad.

"Tengo que salir de aquí", pensó por enésima vez.

Tenía que salir de allí antes de que lo volvieran a obligar a luchar contra sus seres queridos. No podría soportar volver a hacerlo, su corazón se estrujaba con solo pensarlo. Las vidas de sus amigos destrozadas por sus manos. La sangre de Kacchan corriendo entre sus dedos, de nuevo. ¡No! ¡Otra vez no!

Y no solo eso, también estaba el ejército de nomus. Por lo que había dicho Shigaraki estaba casi completo. Debía salir de allí cuanto antes y advertir a los héroes. Si no lo hacía, quién sabe la vida de cuantas personas estaría en peligro. ¡No podía permitirlo!

Su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de su pecho. El terror invadía cada fibra de su ser mientras sujetaba su pecho con manos temblorosas. Su mente estaba completamente bloqueada, no veía forma de escapar de aquella celda que tanta desesperación le causaba. Pero tenía que huir de allí, no soportaba estar ahí ni un solo minuto más.

Las doradas pulseras que robaban su quirk brillaban maliciosamente, inocentemente apoyadas sobre sus muñecas. Las miro con repentina ira, era su culpa, si no las tuviera no estaría en esa situación. Podría avisar a sus amigos del inminente peligro y podría evitar que controlaran su cuerpo de nuevo, no podrían obligarlo a herir a nadie.

Agarró uno de aquellos odiosos brazaletes y empezó a tirar, sin pensar. Todo era culpa de esas malditas pulseras que ataban sus poderes y lo dejaban sin opciones. Tiró con más fuerza, si al menos pudiera quitárselos tendría una oportunidad de escapar. Tiró de nuevo, ignorando completamente los dolorosos quejidos que le enviaba su propia piel, pero no estaba consiguiendo nada, tendría que tirar con más fuerza. Tiró otra vez de la pulsera, esta vez con todas sus fuerzas, pero por desgracia por más que tiraba no cedía. La ansiedad por salir de allí aumentaba por momentos, nublando su juicio a medida que los brazaletes burlaban sus esfuerzos.

Tenía que salir de allí, ¡Tenía que salir de allí! ¡Maldita sea! Tiró del brazalete sin cuidado alguno, con todas sus fuerzas, pero este estaba muy pegado a su muñeca. No pasaría por su mano de aquella forma. Frustrado, tiró y tiró de la pulsera cada vez con más insistencia, sin ver la inutilidad de sus esfuerzos.

Pronto se formó una herida en la base de su muñeca y empezó a sangrar pero aquello no lo detuvo, apenas era consciente de que estaba sangrando. Lo único en que podía pensar era en quitarse aquellas malditas pulseras y salir de allí. Siguió tirando de la pulsera arriba y abajo ¡¿Por qué no salía?! La sangre brotaba cada vez con más intensidad, resbalando por su piel y formando un pequeño charco a sus pies.

- ¡Sal! ¡Maldición! ¡¿Por qué no sales?! - Gritó lleno de frustración.

Tenía que quitarse las pulseras ¡Debía salir de allí! Por favor... Ya no podía soportar estar ni un minuto más allí, sabiendo lo que sucedería, sabiendo que lo obligarían a matar a sus amigos.

- ¡Izuku! - Un grito horrorizado atravesó la sala - ¿Qué te estás haciendo? ¡Para!

Al alzar la vista, Izuku vio a Ren corriendo hacia él, su expresión aterrada llamó su atención por lo que detuvo sus vanos esfuerzos por arrancarse las pulseras. Dirigió la vista de nuevo a sus muñecas y contempló horrorizado el sangriento destrozo que el mismo se había causado. Y entonces el dolor lo golpeó, obligándolo a ahogar un quejido. ¿Cómo no lo había sentido hasta entonces? Ren alargó una mano en su dirección pero Izuku se apartó. El brusco movimiento provocó que la sangre salpicara las paredes pero no le importó.

Ojos que no venWhere stories live. Discover now