XXI: El camino del villano

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Dos.

Hacían falta dos asesinatos para consolidar un camino en la sangre. El primero, al menos entre los villanos, no contada especialmente. Pudo deberse a un accidente, el calor del momento o incluso producto de la suerte; la suerte del principiante. No solo los villanos mataban, héroes y criminales de poca monta también manchaban con regularidad sus manos de rojo. Era por eso que los villanos, al igual que los Sith, tenían la regla de dos.

La tortura y posterior asesinato de su secreto padre biológico le dio a Flug una nueva perspectiva, tenía claro su futuro; científico loco. Provocar sufrimiento en aquel hombre de cicatrices extrañas en la espalda, le produjo paz. Se sentía más cómodo, como quién se pone el pijama después de un duro día de trabajo. Fue especial. Especial no solo por que fuese un regalo de su padre Black hat por su graduación, sino que se había reconciliado del todo, aunque debía seguir llevando la bolsa. A modo de celebración, había pintado una nueva estrella al lado de la de Cardióloga. Le gustaba, quizás podría ser una costumbre. Una vida, una estrella en su pared. Ya no era un niño inocente.

Hacía tiempo que no lo era, la perdió hace mucho, quizás nació sin ella. Flug está ahora mismo en su aula de química, en la facultad de ciencia y tecnología para el mal. Su primer curso iba viento en popa. Había asesinado a varios rivales, tanto villanos como héroes, ganándose cierto respeto dentro de la institución. Allí no había tantos matones, era más difícil de verlos venir sin esos músculos de infarto. Ahora mismo no importaba, estaba demasiado concentrado en Cartouche, la sirvienta de una diosa menor que trabajaba como profesora. Su piel turquesa, ligeramente escamada por sus brazos, mejillas y vientre. Había tenido la oportunidad de explorar su piel tras un breve cortejo que pronto pasó a desatar la pasión en ese mismo lugar. La sirvienta cabalgaba al joven villano con ritmo acelerado, y es que los pillamos justo al final del acto. Con un dueto placentero, ambos terminan y sus cuerpos pasan de la tensión a la satisfacción plena. Están cansados y el cielo se ha teñido de rojo y naranja con el pasar de los minutos, un atardecer temprano o el sol sonrojándose por su accionar lujurioso.

Cartouche fue la primera en recuperar una movilidad decente. Comenzó arreglando su ropa y poniéndose la tirada por el suelo, su ama debía estar a punto de terminar su última clase, no debía entretenerse más. Flug reaccionó poco después y la imitó, no se había quitado la bolsa.

—Ha estado bien. — tarareó el joven.

—¿La próxima vez te quitarás eso por mí? — preguntando haciendo referencia a su bolsa de papel. Sonrió.

—Si lo hiciera, tendría que matarte después.

Ella se mordió el labio, rió lo que pensaba que era una broma y, recogiendo sus cosas antes de marcharse, se despidió de su amante ocasional.

—Ingenua. — pensó el joven villano mientras se despedía de la mujer.

Él también tenía que irse, la tarde se había alargado y tenía que pasar por su cuarto antes de verse con su amigo. Oh, sí. La vida universitaria podía ser tan ajetreada. Clases, algunos adversarios, estudiar, experimentar...eso sin contar que empezaba a recibir encargos como científico de Black hat organization. Suspiró con aburrimiento, ahora lo único que quería era tomarse un poco de tiempo libre.

Cuando llegó a su domicilio actual, en la residencia de estudiantes, se encontró a su compañero Billy o Doctor Horrible. El joven tenía su misma edad pero para nada su mismo talento. Billy jamás había matado a nadie, aunque conseguía notas decentes su futuro como científico loco estaba en entredicho. Tampoco entendía su rivalidad con el héroe conocido como el Capitán Hammer, supuso que héroes mediocres se juntan con villanos mediocres.

Villainous- Brillante estrella fugazWhere stories live. Discover now