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Nada más aterrizaron, el gran señor de la casa les hizo un recorrido a los nuevos inquilinos, un gesto que no tenía rastro de amabilidad alguna, más bien una muestra de poder y una forma de alimentar su ego insaciable. Cada cuarto y pasillo estaba cargado de muestras de la imponente figura que era el villano. Cuadros con sus fechorías más memorables en todas las épocas o simplemente retratos del propio Black hat. Las estatuas y bustos también abundaban siendo el blanco favorito de Demencia para derribar.

Pero lo que de verdad reinaba en la casa además de los cuadros eran los trofeos. Innumerables piezas de cada villano que Black hat había destruido por su mano, y de estar los que habían caído por culpa de sus productos, necesitaría una casa únicamente para ellos. El trofeo era una clara muestra de quien fue ese hacedor del bien, su símbolo. Desde el arma hasta el propio trasero. Belén, se quedó boquiabierta al terminar por perder la cuenta como también por reconocer a los héroes que yacían allí. Todos grandes héroes en su tiempo, todos muertos bajo la oscuridad de Black hat.

A Namor le surgió una duda.

—¿Solo están los suyos, señor Black hat?

La cara de gozo del nombrado cambio a una de desagrado, ¿Cómo se atrevía ese insolente a interrumpir su paseo por sus grandes logros? En vez de enfadarse miró con una sonrisa picara al su nuevo ayudante.

—Demencia suele tirar sus cachivaches por ahí, no tiene ningún interés en guardar nada de quienes mata.

—Yo solo te quiero a ti de premio, Blacky. — dijo abrazando un busto del villano.

—¿Y usted, Doctor Flug? — preguntó con miedo Belén.

El científico no contestó, se mantuvo en silencio como también mantenía la mirada a la joven científica pelirroja. La bolsa volvía cada movimiento suyo inexpresivo, frío, dándole un aire más siniestro a Flug pero mejor eso a saber de la sonrisa perversa que ocultaba bajo el papel. Se relamió los labios y dejó que su jefecito siguiera hablando reproduciendo su misma sonrisa macabra.

—Flug tiene su propio método y su propio sistema de conteo. Ya lo descubrirán de un modo u otro.

—No cabe duda de que toda es una colección admirable—elogió Belén— todas son obras que engrandecen a los villanos pero por supuesto su figura, señor.

—¿Quién ha dicho que esté aquí todas las piezas?

Siguieron su camino hasta llegar al laboratorio de Flug donde parecía poner fin al recorrido. Namor miraba inquieto la impasividad del científico, quien de vez en cuando lo miraba de reojo. De algún modo podía sentir como no quedaba nada de la actitud tímida, reservada y hasta débil del villano de la bolsa. Tampoco ese aura cálida y divertida que ahora era como quien mira una balda llena de ingredientes y está pensando en que postre realizar ese día. Se sentía como si le quisiera examinar cada centímetro de su cuerpo hasta hallar lo que deseaba.

—No hay tiempo para acomodaros en vuestras pocilgas, tenemos trabajo que hacer. Flug, quiero algo nuevo para esta semana, quiero que sea realmente perverso. — sentenció Black hat en un gruñido, parecía haberse cansado de hablar de sí mismo. Mentira.

—Sí, jefecito. — contestó pasando la misma mirada a Belén que en vez de asustarse se sonrojó.

Black hat notó ese rubor y se colocó junto a la ayudante de su empleado. Tomándola por los hombros marcando con sus garras sus huecos.

—Es el momento de que muestres tu valía. Si no le ha ayudado correctamente nos servirá para comprobar que el arma es útil. — siseó en su oído haciéndola temblar.

Villainous- Brillante estrella fugazWhere stories live. Discover now