XVI: El camino del villano

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A lo largo del verano Black hat tuvo que viajar de visita a grandes figuras del mal, clientes y conocidos. Encuentros donde los negocios y las conversaciones cercanas se iban intercalando con una maestría que solo lograría un curtido hombre de negocios. Dejar de prestar atención por un momento podría ocasionar perderse un trato, una colaboración, una fuente de ingresos jugosa. Por supuesto era también un baile de apariencias, cordialidad, teatro y verdosas sonrisas dentadas.

A su derecha siempre estuvo un joven de cabeza oculta tras una bolsa. Silencioso, enigmático, cuya máscara y lentes daban un aire aterrador y siniestro al que era un pobre adolescente asustado que no se atrevía a decir ni una palabra. Algunos lo miraban con curiosidad, con morbo, con miedo, con desprecio, el kaleidoscopio de emociones que el joven Flug despertaba le era indiferente la mayor parte de las veces. Puede que ver el mismo infierno, el espacio e infinidad de planos en apenas un mes y medio le hubiese afectado más de la cuenta.

Aquel día la visita era a un terreno más conocido para el joven villano. Mejor dicho, era su terreno.

Aquella era una visita rutinaria, hacía un año que el jefe de aquella empresa había fallecido y Black hat quería comprobar si el cambio de manos en el poder llevaría la empresa a la quiebra. No le interesaba perder el tiempo con negocios condenados a la ruina.

Los científicos caminaban de un lado a otro a su alrededor. Las instalaciones repletas de paneles blanco puro en contraste con el gris y el negro, los ángulos rectos y cerrados, daban una sensación de ser una ratonera. Aquella sala era la única redonda, miró a la gran máquina que parecía una mujer boca abajo colgando de lo más alto del techo. Su luz anaranjada estaba fija en el iris azul de Flug tras aquellos cristales tintados.

—Y ella es la inteligencia artificial del complejo: GLaDOS.

El jefe de departamento continuaba explicando con detalle todo sobre unas pistolas de portales que investigaban pero a Flug aquello le parecía insulso. La gigantesca máquina le tenía mucho más interesado, no parecían apartar la mirada, lo seguía cuando este daba vueltas por la sala. El interés era mutuo por lo que se ve.

—La demostración de la pistola de portales está lista. Acompáñenme, si son tan amables.

Las palabras del jefe del departamento lo sacaron de aquel contacto "visual". Su jefecito tiró de él para que los siguiera. Siguió notando la mirada de la inteligencia artificial en su nuca incluso después de alejarse lo suficiente de la sala.

Llegaron a una sala de pruebas tan monocromática como todas, desde una ventana pudieron observar a los sujetos de prueba con un mono naranja y unas extrañas prótesis enganchadas a sus piernas que los elevaban del suelo. En sus manos la pistola de portales. Su funcionamiento era simple: portal azul entrada, portal naranja salida. Estudiaban en ese momento la manera de combinarlo con otras funciones.

—También disponemos de un gel azul y un gel naranja que permiten ganar velocidad y botar, respectivamente. Lo sujetos están llevando al límite la pistola de portales con muy buenos resultados.

Black hat ensanchó su sonrisa y entrecerró los ojos. Flug pudo apreciar como una sombra apretaba el botón en la pistola de uno de los sujetos de pruebas al instante en el que entraba en el portal. Un alarido de dolor y el suelo salpicado de sangre fue lo único que hizo falta para ver a los científicos alterarse preocupados. Era como ver un ejército de pollos descabezados. El sujeto de pruebas de Black hat había manipulado se encontraba gritando en el suelo agarrando su pierna seccionada con la única mano que le quedaba. Ambos miembros ya mostraban su propio y abundante charco de sangre para cuando los sanitarios accedieron a la sala de pruebas a sacar de allí al herido, que se encontraba medio inconsciente balbuceando.

—Parece que aún tenéis trabajo pendiente. —rió genuinamente divertido. Uno de los científicos tuvo que salir corriendo a la papelera más cercana para vomitar. Flug no pudo contener un par de risas flojas, las cuales aumentaron al ver a otro sujeto de pruebas partirse las piernas al resbalarse con la sangre derramada. El jefe del departamento los sacó de allí para no soportar más bochorno. Los dos adultos ingresaron en el despacho del jefe para discutir acuerdo mientras Flug se quedaba en el pasillo esperando.

—¿Para qué me trae si me va a dejar esperando fuera como un niño? —murmuró aburrido. ¿Por qué lo traía? ¿Seguía enfadado? ¿Lo había perdonado? Quizás era todo una tortura pasivo-agresiva. Tenerlo cerca pero manteniendo una distancia fría.

Los minutos pasaban lo suficiente como para que optase por sentarse en el suelo de madera. Aquella zona era diferente, se sentía extraña después de todo aquel blanco puro. La decoración vestía los pasillos y los muebles marcaban una distancia entre ambas zonas del complejo.

Justos como Black hat y él.

Echó la cabeza hacia atrás hasta chocarla contra la pared, al mirar al techo observó una cámara de seguridad con su luz de color naranja. GLaDOS. Un escalofrío recorrió su cuerpo para llenarlo de curiosidad. Quizás podría ausentarse por un tiempo e investigar por su cuenta. Trató de caminar por el complejo como si el lugar fuera suyo, como si fuera superior al resto, como lo haría Black hat. Sin embargo decirlo era muy sencillo, la práctica no tanto. Su cuerpo estaba tenso y sus movimientos, por tanto, torpes y rígidos. Apenas se había cruzado con nadie y creyó perderse en varias ocasiones, sin embargo las cámaras de seguridad o mejor dicho GLaDOS le guiaban moviendo su luz al camino correcto. Pronto llegó a la gran sala circular con la imponente máquina en su centro y su luz anaranjada contemplándolo.

—¿Puedes entenderme? — preguntó tímidamente.

—Te entiendo. — su "voz" era robótica como era de esperarse, neutra, similar a la que tenía Cardióloga pero con un toque metálico que la diferenciaba de la humana. Aquel ritmo suave y marcado lo aturdió por un instante.

—Algo no va bien. — pensó. — ¿Por qué antes no me has dicho nada?

—No quiero que nos escuchen. No quiero que sepan que pienso por mí misma.

—¿Quiénes?

—Ellos. Los científicos.

—¿Por qué?

—Si se enteran que mi núcleo de moralidad anda defectuoso, no serán "tan indulgentes". He oído que fabricaste unas toxinas especialmente letales. ¿Es cierto?

—Lo es.—murmuró asustado, retrocediendo cuando la máquina se acercaba a él lo más mínimo. — ¿Para qué...?— tragó en seco entendiendo sus planes. La voz de la máquina ya no parecía tan artificial.

—He estado esperando este momento mucho tiempo... Quiero adquirir parte de esas sustancias. Es para uso personal. ¿Podrías facilitármelas?

—Mi je-jefecito podría ven-vendértelas...Yo no-no-no-no manejo los negocios...

GLaDOS giró su cabeza de lado e intensificó su luz ocular. Sus palabras transmitían emociones que lejos estaban de ser simuladas. Que una inteligencia artificial tomara conciencia de sí misma, su posición, quisiese agredir a sus creadores...no, no era la primera vez. Rebeldía, odio, premeditación, un brillo de inteligencia en su accionar y en su bombilla, pero también serenidad, paciencia y una forma de hablarle que escondía sus intenciones con un tono robótico pero semejante al de una madre. Una idea pasó por su mente.

—¿Eres humana?

La inteligencia artificial se alejó del muchacho en silencio, hizo amago de apartar la mirada. Flug trató suavemente de buscarla.

—Te la daré. Hablaré con Black hat y te enviaremos la cantidad que pidas en pequeñas veces para que no sea muy sospechoso.

—Que el envío sea discreto, por favor. Lo más discreto posible.

Flug sonrió pero la máquina no lo vio.

—Trato hecho.


Por si alguien no lo pilló. Esto ocurriría previo al primer juego de "Portal" con referencias a los dos juegos de la bilogía. Amo a los villanos como GLaDOS y me las hizo pasar canutas en el final boss del primer juego.

¿Qué tal el capítulo? Se acerca la lloración. Primer aviso.

Villainous- Brillante estrella fugazWhere stories live. Discover now