Q: Las aventuras del pequeño Flug

351 55 44
                                    


—Espléndido. — susurró el doctor Greasestain.

Dejó el cuenta gotas con cuidado sobre la mesa de su laboratorio. Frente a él la rata enjaulada comenzaba a retorcerse, su pelaje blanco desarrolló un sarpullido pestilente y al parecer doloroso. La rata comenzó a rascarse por el suelo y las paredes de su jaula e incluso golpeándose la cabeza con intención de acabar con su vida con tal de para aquel dolor intenso. El pelaje en la frente del animal se tiñó de rojo. El doctor apuntó en su libreta que el roedor parecía sentir alivio en aquellos golpes mortales, su químico era prodigioso, aquel potenciador de la planta del aguijón del suicidio era un éxito.

—¿Una rata suicidándose es algo espléndido, doctor? — cuestionó Black hat apareciendo de la nada junto al científico gordinflón.

—No, señor. Tan solo es un suero que estoy preparando. Una vez inalado o ingerido la victima comienza a sentir un fuerte dolor, si la víctima se golpea, siente alivio incluso placer, una especie de fuerza masoquista y desesperada se apodera de ella, no se detendrá de autolesionar hasta que muera. —expuso con emoción y orgullo.

—Lunática ya hace eso. —dijo con una gran sonrisa en sus labios. El rostro de su empleado se retorció en una mueca—Es mucho más eficaz.

—¿Qué puedo hacer por usted, my Lord?

Black hat rió ante el pobre intento del doctor Greasestain por evadir el tema, sin duda había herido su elevado orgullo.

—Me voy de viaje unos días. Te quedas a cargo de Flug. —aquello sonó como una amenaza: si le pasa la más mínima cosa, desearás acabar con tu vida con ese suero antes de pasar por lo que te haré. Una traducción bastante exacta.

—A sus órdenes, señor.

—¿Te-te vas?

Los dos adultos miraron a la entrada del laboratorio donde se encontraba Flug con el rostro descompuesto. Sin interés Black hat salió del lugar, mientras que el doctor refunfuñaba con fastidio el tener que hacer de niñero, mencionando lo bajo que había caído, de ser un hombre importante en la URSS a ser un niñero. Flug no pudo más con la sorpresa del primer momento y siguió a su tutor por la casa hasta la habitación de Black hat.

—Sí, me marcho por trabajo.

—¿Cómo que te vas? ¿Cuánto tiempo? ¿Puedo ir contigo? ¿Tienes que ir de verdad?

Cientos de preguntas abordaron al gran villano mientras meditaba que era lo que necesitaría para el viaje. Flug por su parte se acomodó sobre el colchón de la cama del mayor. Black hat iba de un lado para otro tratando de pensar y pensar.

—Serán unos días.—dijo sin darle importancia. Hizo aparecer un maletín.—Como mucho una semana. Se trata de un cliente importante, consume mucho de mis artículos. Es...es algo que tengo que hacer, es bastante escandaloso y no quiero que venga por aquí, puede quedarse días y días en la mansión. — explicó con verdadero fastidio. Era un mal necesario, si ese cliente venía a la mansión se quedaría, podría descubrir a Flug, tendría que matarlo por precaución, se harían preguntas y no necesitaba nada de eso.

Flug balanceó sus piernas y jugó con sus dedos con nerviosismo. Sus ojos eran esquivos ante la mirada del mayor que poco se percató de que Flug llevaba pantalón largo, algo impropio de él y del clima veraniego de esa semana. Lo que sí notó es que el niño estaba muy silencioso, una especie de replica o ganas de decir algo sin hacerlo. Black hat se irritó y encaró al niño.

—¿Se puede saber que te preocupa, Flug? —sus manos descansaron en sus caderas— Si es por tu cumpleaños, que sepas que estaré de regreso antes de que te lo imagines.

Villainous- Brillante estrella fugazWhere stories live. Discover now