Capítulo setenta

Start from the beginning
                                    

¡Joder! ¡Cómo no!

La camioneta va con prisa. Acelero, pero me veo obligado a detenerme bruscamente, cuando casi choco a una señora con un perro. El vehículo negro sigue su rumbo y yo me quedo un poco retrasado por los autos que pasan. Les toco bocina, desesperado y ansioso, y vuelvo a presionar el acelerador cuando tengo el paso libre.

—¡Llama a la policía! —ordeno.

Conduzco durante casi veinte minutos pasándome semáforos. Pierdo el auto en la carretera después de un rato y me enloquezco. Los minutos sin hallar la camioneta pasan, mi vista parece nublarse repetidas veces. No sé qué hacer, no sé qué camino tomar ni sé si hay señal a donde vamos. La noche está cayendo, y aún no he conseguido salvar a mi amor.

Doblo por un camino de tierra con marcas de ruedas. Hay un bosque a nuestros costados y las dudas me invaden. Espero que mi corazonada sea cierta. Quiero encontrar a Brisa. A lo lejos, dentro del bosque, veo una casa grande y aparentemente abandonada, sin luces y sin ninguna camioneta. Quiero seguir buscando por otra parte, pero Isaac me dice que bajemos a revisar.

Ya es demasiado tiempo sin saber dónde está el vehículo en donde metieron a Brisa. Temo que le hayan hecho daño. Muchas cosas pueden ocurrir en estos minutos.

Brisa

Un balde de agua fría me despierta. Mi corazón late rápido por la brusquedad. Estoy a punto de insultar a Stef por hacerme esto, pero la realidad impacta contra mi cuerpo más fuerte que el baldazo y me hace entrar nuevamente en pánico.

No estoy en mi departamento, no estoy en casa de Gastón, no estoy en casa de Stef, no estoy en casa de mis padres, ni mucho menos en la casa de los padres de Gastón. Estoy en un lugar sucio, oscuro, frío, con olor a humedad y desconocido.

Busco con la mirada a la persona que me despertó, pero no encuentro nada frente a mí o a mis costados. Mis manos están atadas con fuerza y mi espalda está apoyada contra algo, giro mi cabeza todo lo que puedo para ver quién está detrás de mí.

—¿Liam? —pregunto, temblando un poco por el agua fría. Las gotas se desprenden de mi cabello enmarañado y caen sobre mi cara.

Por el color de cabello, la musculatura y el tipo de remera, puedo deducir que es él. Al principio creo que está muerto por el charco de sangre que logro ver, pero una queja de dolor de su parte me da a entender que no. No me gusta que esté sufriendo, pero en este momento, aunque suene terriblemente egoísta, prefiero eso a que no esté vivo.

—Liam, ¿eres tú? —pregunto para asegurarme.

—Brisa... —su voz se pierde en la habitación, está cargada de dolor y cansancio.

—¿Qué tienes?, ¿dónde te han disparado? —estoy asustada.

—En la pierna —suelta el aire acumulado—. Logré liberarme después de un largo rato, encontré un teléfono en una mesa y quise llamar a la poli, pero vi en el historial de llamadas tu nombre, y... tenía que avisarte. Ellos... iban en camino.

—¿Cuánta sangre perdiste?

—No estoy muy seguro de cuánta cantidad, pero es demasiada. Me siento muy mareado y cansado. Intento no dormirme.

—No te duermas, por favor, resiste.

—Eso intento... Lo intento, pero no sé hasta cuándo podré.

—¿Te duele mucho?

—No te das una idea.

Se me escapa una lágrima de miedo. Quiero estar en mi casa, cenando con la gente que amo y pasando una linda velada. Quiero oír las charlas constantes de mi suegra y las risas de todos cada vez que mi suegro o mi cuñado hacen alguna broma.

Destinados #D1 (Completa)Where stories live. Discover now