Capítulo treinta y dos

23.7K 3K 1.3K
                                    

Brisa

La puerta principal se abre después de un largo tiempo de espera y el corazón se me dispara. No estoy preparada para una discusión, y por más que esto pueda ser solo un malentendido, presiento una pelea. Me levanto del sofá con el entrecejo fruncido y espero a que Liam se dé la vuelta para verme a la cara. Cuando lo hace, siento cómo se tensa. Sabe que ha pasado algo, no hace falta que le diga nada porque conoce mi cara cuando estoy molesta.

Ahora que lo tengo frente a mí, quiero tener un momento más a solas. Hace minutos atrás quería que llegara para sacarme las dudas que mi mente ha estado repitiendo constantemente, pero ahora... siento miedo de lo que pueda enterarme. De lo que pueda confirmar.

Deja las llaves sobre la mesita de centro y me muerdo la uña de mi pulgar, mientras analizo sus acciones. Se acerca a mí, a pesar de mi semblante e intenta darme un beso, pero le corro la cara y su entrecejo se frunce. Le hago una seña para que se siente.

—Tenemos que hablar —ordeno.

—¿De qué? —está nervioso.

¿Será que realmente ha estado viéndome la cara de estúpida, y se está imaginando en este momento que el rumor ya ha llegado a mis oídos?

Saco su teléfono de mi bolsillo para enseñárselo.

—Olvidaste tu teléfono —dejo el aparato en la mesita de centro y tomo asiento en el sofá de enfrente—. Te llevaste el mío sin darte cuenta.

Sus ojos me recorren detenidamente, también analizando mis acciones. Sus ojos verdes están raros y algo recelosos. Su cuerpo sigue tenso y su mandíbula está demasiado apretada.

—¿Y? —mira el celular y después a mí.

No sé qué pensar, la verdad. Me da miedo encararlo. Me da miedo enterarme de cosas que me pueden llegar a lastimar. Si hay algo que en un momento me hizo sentir tranquila fue ver el anillo de compromiso en mi dedo, pero después me di cuenta de que, el hecho de que alguien ponga una joya costosa en tu mano, no significa que no te engañará o que no te está engañando con otra.

Hace no más de media hora llamé a Stefanía para comentarle sobre mi inquietud, y dijo que, aunque todo parezca estar muy raro y tirándome hacia lugares oscuros, todo tiene una explicación. Liam sabrá dármela porque me quiere y porque no me apuñalaría por la espalda de esa manera. Me sentí más relajada, pero apenas cortamos la llamada, las dudas volvieron a torturarme. ¿Realmente Liam me haría una cosa así?

—Alguien llamó, ¿sabes?

—¿Alguien llamó?

Asiento, molesta.

Mis manos tiemblan y no me gusta, pero tampoco puedo lograr que paren porque estoy muy nerviosa. Nunca pensé que tendría que estar encarándolo por algo así, pero después de esa llamada... hay cosas que creo que no tienen explicación, cosas que creo que no cuadran y que me llevarán por el camino que no quiero pisar. El camino de la decepción.

—Tardé un momento en reconocer su voz, pero... después me di cuenta de que era Débora. Tu exnovia, por si no quedó claro.

Su rostro empieza a hacerme palidecer, la cabeza me da vueltas y tengo un nudo en el estómago y en la garganta. Odio esta charla. La odio, de verdad, pero es necesaria para aclarar dudas.

—Dijo que era tu novia y que le dijiste que nosotros terminamos hace meses.

Se pone de pie y lo sigo con la mirada para luego levantarme.

—¡No! —niega y me toma de la mano. Sus manos están temblando también. Es eso o son las mías— No. Te juro que no. ¡Ella no es mi novia y yo no le dije nada de nada!

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora