Capítulo veintinueve

26.5K 3K 1.4K
                                    

Brisa

Me paro al lado de Stef para observarme en el espejo. El vestido negro que llevo parece más de fiesta que uno para ir a cenar, pero de las siete veces que me he quejado, Stef me ha dicho que me calle la boca, que me veo bonita y que ella también está vestida como yo.

Le repito varias veces que así no me sentiré cómoda durante la cena, pero ella dice que si nos vestimos así es para celebrar mi cumpleaños, que hay que estar espléndidas.

Decido no quejarme y sonríe con satisfacción, camina hasta mi tocador y agarra mi perfume para bañarme con él.

—Bueno, ¡ya basta!, quiero oler bien, pero no matar a todos de intoxicación por exceso de perfume, querida.

Bufa.

—¡Tras que te ayudo a estar linda, me dices estas cosas! ¡Y no me digas «querida», querida!

No le presto atención. Continúo arreglándome y me pongo los tacones que usé en la fiesta de Gastón. Están nuevos y combinan con el vestido, así que me hacen lucir bien, aunque después, como le dije a Stef, me sentiré fuera de lugar en el restaurante. Es un sitio elegante, pero estoy vestida como si fuera a salir a bailar a un club.

—¿Qué tienes? —la interrogo al ver a Stef con el entrecejo fruncido mirando su teléfono.

—Nada —miente. Me cruzo de brazos.

—¿Qué tienes? —insisto. Mi tono es indagatorio y exige respuestas. Ya sabe cómo soy, no dejaré de preguntar hasta que me conteste.

—¿Notas a Matt algo raro? —me pregunta y elevo las cejas. Conque por ahí va el tema.

Me encojo de hombros y miro hacia la pared, recordando las actitudes de mi amigo.

—Para nada. ¿Por...?, ¿qué te está comiendo la cabeza?

—Eso. Lo noto extraño.

—¿Hizo alguna cosa para que empieces a pensar así? Me imagino por qué lado vas, y no, no creo que te esté engañando. Él no es así, ya comprobó ser un chico fiel y sensible desde un principio, amiga.

—Sí, pero se la pasa con el telefonito la mayor parte del tiempo, y a veces, cuando le platico, no me presta atención. Pareciera que le molesta cuando hablo. Yo sé que a veces puedo ser pesada, pero él es mi novio y tendría que escucharme hablar siempre que quiera contarle algo, y no mirar para otro lado. Es como si solo me prestara atención cuando lo toco para hacerlo... ¡Porque ahí sí que pone toda su concentración!

Mis cejas se mantienen elevadas. Reflexiono sobre la historia que me ha contado y me quedo dudosa, pensando en qué puede ser lo que está pasando con Matt. Dudo mucho que la engañe, se lo acabo de decir a ella, pero sé que si mi amiga dice eso es porque algo hay, alguna cosa pasa y, como pareja, deberían sentarse a hablar sobre eso. Quizá, Stef vio alguna acción que no le agradó mucho y desde allí se hizo la cabeza. Hay muchas posibilidades, pero la infidelidad no es una de ellas. No, para nada. Matt no es de ese tipo de personas. Él quiere a Stef. Lo veo en sus ojos.

—Tienes que hablar con él, así aclaras las dudas. Puede ser que esté pasando algo con su familia y por eso se distrae fácilmente. Esas cosas pasan, ¿sabes?

—No sé. Lo dudo mucho. Y ya que tocas el tema... no quiere que conozca a su familia.

Enarco una ceja.

—¿Cómo que no?

Eso sí es raro. Se acomoda el cabello y me siento en la cama. Me mira por el reflejo mientras maquilla sus labios con mi brillo labial transparente.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora