Capítulo treinta y uno

26.6K 2.9K 1.6K
                                    

Brisa

Es domingo por la mañana, le he pedido a Stef que salgamos juntas a tomar un helado para hablar cosas de chicas. Por supuesto, que no es verdad, tuve que inventar eso porque cuando ella me llamó, Liam estaba cerca y no se me apetecía decir frente a él que quería ir hasta la casa de Gastón para preguntarle qué ocurrió con él en la fiesta. Además, sería muy estúpido hablar de él frente a mi pareja.

Miro el anillo de compromiso que tengo en el dedo. El diamante pequeño es tan hermoso que me emociona, pero me hace sentir medianamente mal. Y no hace falta explicar por qué, pues el nombre de mi inseguridad es muy obvio.

Después de que Liam me propusiera matrimonio y yo aceptara, algo en mí gritaba que buscara a Gastón. No supe, ni sé por qué, pero le hice caso a esa voz interna y lo busqué por todo el salón, aunque fue muy difícil dar con él. Finalmente, encontré a Jane en una esquina, bailando como borracha y le pregunté por mi amigo. Su respuesta me sorprendió y es lo que ahora me impulsa a ir a averiguar el motivo de su escapada de mi fiesta.

Me sentí muy mal cuando me enteré que cuando acepté él se fue, pero no comenté el tema con nadie. Ni siquiera con Stef. Hasta ahora. Porque para decirle que era mentira lo del helado tenía que dar una explicación.

—Creo que eso te aclara muchas cosas, ¿no te parece?

Niego mientras miro las casas que vamos dejando atrás a medida que el auto se mueve.

—No, créeme que me pone peor las cosas.

—Le gustas —expone.

¿Gustarle a Gastón? No voy a negar que lo haya pensado, en realidad, es lo único que ha estado rondando por mi cabeza en casi toda la noche. Y digo casi toda la noche porque en el único momento en que no rondó eso por mi mente fue cuando me quedé dormida por unas dos horas y media. No encuentro muchas opciones para que él se haya ido, sin decir nada. Está la posibilidad de que estuviera aburrido, pero lo he visto bailar muy animado con Jane. Además, lo que no cuadra en esa opción es que no me avisó. No me dijo nada y simplemente se fue, sin despedirse.

Pero... ¿será realmente lo que pienso? ¿Gastón gusta de mí o... al menos siente algo?

—No sé. Lo peor de todo es que... —me muerdo la lengua para no acotar algo de lo que me puedo arrepentir. No quiero sermones de parte de mi amiga. Lo que menos necesito es que alguien me diga que aceptar una propuesta como esa creyendo tener sentimientos por alguien es inaceptable. Porque ya lo sé.

Esto me terminará haciendo mucho daño y puede que a Liam y a Gastón también.

—¿Qué es lo peor de todo? —pregunta, acomodándose el pelo hacia atrás—. Vamos, no te vengas a callar la boca ahora.

—No quiero que me juzgues —respondo.

Sus ojos se posicionan en mí. No la veo, pero puedo sentir su mirada penetrando el costado izquierdo de mi cara.

—¿No quieres que te juzgue?

—No.

—Eres más grande que yo, deberías saber que por más que sea tu mejor amiga no tengo el derecho de juzgarte, solo de aconsejarte.

—Pero tus consejos tendrán en cierta parte un poco de eso.

Suelta un suspiro.

—No quiero verte con esa cara de trasero, no te queda nada bien. Pareces medio triste.

—No estoy triste, solo estoy confundida —respondo, y entonces me doy cuenta de que con eso ya le he dicho mucho. Ruedo los ojos por mi estupidez, esperando que Stef no se dé cuenta, pero sí lo hace.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora