Capítulo dieciocho

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Gastón

Cuando me tumbo en la cama de casa me siento aliviado de estar de vuelta en mi hogar y no en el aire. Intenté dormir un par de horas en el avión, pero fue demasiado incómodo esta vez. Siempre lo es, pero generalmente logro descansar un rato. Me froto los ojos y voy hasta el baño para dejar correr el agua de la ducha y me meto bajo la regadera después de quitarme toda la ropa.

El baño me sienta bien, me relaja y sé que me dejará descansar más tranquilo. Duermo casi diez horas. Horas de sueño reparadoras, de esas que te llenan de energía y ganas de hacer cosas productivas. Cuando me despierto ya es de noche y me siento renovado.

Mientras ceno reviso el celular y encuentro unos mensajes de Brisa. Automáticamente, sonrío y presiono su chat para contestarle que el viaje de regreso fue cansador, pero que no hubo ningún inconveniente de por medio. Me dice que se alegra y que Liam quiere conocerme.

Me quedo mirando el mensaje unos segundos y le respondo que cuando lo deseen podemos cenar los tres juntos, así la amistad que estamos intentando reparar se formaliza más.

Antes de enviar un último mensaje, una llamada de Brisa me sorprende.

—Hola —respondo.

—¡Hola! ¿Cómo estás? Estos días no hemos hablado mucho.

En esto tiene razón. Estos días han sido de mucho ajetreo con el trabajo de modelaje y no he tenido tiempo siquiera de agarrar el celular para contestar mensajes, porque cuando llegaba al hotel solo quería dormir por un par de largas horas.

—Supongo que el trabajo te ha tenido muy ocupado —agrega.

—¿Me creerías si te digo que sí? Porque lo estuve y mucho. Lo siento.

—Sí, te creo, puedo imaginarme lo alocada que tu vida debe ser a veces. Es un poco estresante hasta con imaginármelo.

Oigo una voz masculina al otro lado de la línea llamando a mi amiga, por lo que deduzco que debe ser su novio Liam.

—Ahora estoy bien, dormir me ha sentado de diez. ¿Tú? ¿Cómo estás con la universidad? ¿Qué tal estos días?

—Un poco estresantes, la verdad. Con muchas cosas, las materias están más complicadas y me están dando con todo. Ahora estoy rodeada de libros, leyendo como una loca. Creo que Liam ya está cansado de oírme hablar de estas cosas —ríe.

—Yo estaría fascinado —respondo con sinceridad. A mí se me haría bonito escucharla leer en voz alta sobre temas administrativos, por más que no entienda mucho sobre ello.

No la veo, así que ahora me la imagino sonriendo, sonrojada ante mi comentario. Solo espero que no se incomode, espero no haberme pasado de lugar.

Bebo un sorbo de agua y le agradezco a la mucama cuando me trae otro pedazo de carne. La chica me sonríe y le devuelvo el gesto.

De pronto, el silencio se expande. Me pone nervioso pensar que le incomodó lo que dije.

—¿Te ha molestado el comentario?

Parece pensar.

—No. Solo es que... fue tierno. Y me dejó pensando.

Sonrío.

—¿En...?

—En eso, en que fuiste tierno.

¿Estará sonriendo?

La conversación se extiende por unos minutos más, pero después ella me dice que debe colgar ya que el estudio está esperándola. Le respondo que hablaremos pronto y le deseo buenas noches.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora