Capítulo cincuenta y seis

10.6K 897 608
                                    

Gastón

A la mañana siguiente me levanto con un leve dolor de cabeza y pocas ganas de comer, así que le digo a Brisa que le prepararé algo para ella sola y le explico el motivo. Me dice que se siente igual que yo. Le pregunto si me puedo dar una ducha.

—No hace falta que preguntes. —me indica con su vocecita cariñosa.

Le doy un beso en la mejilla y me dirijo al baño.

—Pero espérame, voy contigo. ¿Después podrías llevarme a casa de Stef? Quiero ver cómo está.

Sonrío por la primera oración, y espero a que entre al baño para darle un beso.

—Sí, después te llevo y paso por ti cuando quieras. Yo tengo un asunto que resolver.

—Supongo que te refieres a lo de Sofía —hace una mueca—. Y supongo que a eso se debe tu cara larga.

Anoche, después de que Brisa me terminara de limpiar las heridas, decidimos que era mejor que dejáramos el sexo para otra ocasión. Ambos nos sentíamos bastante cansados y queríamos dormir. No se lo comenté a Brisa, pero al principio no estaba seguro de quedarme a dormir con ella, porque lo que hizo Sofía estaba colándose por mi mente y provocó que tardara en pegar ojo. Como dije, me sentía cansado, pero esta situación me sobrepasaba un poco en el momento.

¿Y si Sofía está con Matt en mi casa?, ¿y si se ha quedado a seguir bebiendo? Si se llevó a Matt a mi casa tendremos otro elemento más para agregar a la lista de cosas que reprochar. Sería asqueroso, la verdad.

Ya soporté que esto pasara mientras estábamos casados, pero no volveré a tolerar que haga lo mismo ahora que no lo estamos. Ella puede hacer lo que quiera con hombres, al fin y al cabo, su vida amorosa es tema suyo, pero en mi casa no. Y menos, con un embarazo de alto riesgo. Ella tiene que quedarse quieta, y más de una vez se lo dijo el doctor.

Respecto a lo del alcohol, si siguió bebiendo, que le quede claro que la voy a demandar. Somos grandes, hay que ser responsables. Yo me hago cargo de lo que hice y lo que trajo consigo esa noche, así que ella también tendrá que ponerse en su lugar. Tendrá que ubicarse.

—Me preocupa el bebé.

—Lo sé —se quita la remera y las bragas, dejando su cuerpo al descubierto e incitándome a que la mire. Se mete bajo la regadera y yo la sigo—. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Sí.

—¿Estás feliz?

—¿Perdona? —la observo con atención.

—¿Estás feliz de ser padre? Creo que no te lo he preguntado.

La atraigo hacia mí.

—No te voy a decir que al principio no tuve miles de dudas, fue difícil hacerme a la idea de que, gracias a mí, existirá un niño en unos meses, pero con el pasar de los días fui comprendiendo que esto, por más difícil que sea, puede ser bueno. Sabes que siempre quise tener un hijo, que eso ha formado parte de mis pensamientos desde que soy chico. Tal vez no fue de la manera en la que pensé que sería y quería, pero la vida al parecer lo quiso así. Y ahora que ya lo he asimilado un poco, me gusta la idea. Estoy feliz.

Después de vestirnos Brisa se prepara para que la lleve a casa de su amiga. Se peina, se maquilla y mete algunos cuantos apuntes de la uni en su bolso.

—¿Tienes mucha tarea?

—Más de la que me gustaría. Por eso quiero ir también con ella, así adelantamos. Es para el miércoles, pero no quiero quedarme atrasada. En serio, es mucho. ¿Le enviarías un mensaje a Stef avisándole que iremos? ¡Ah! y que sea un texto, porque se ha quedado sin internet y no tiene saldo en el teléfono.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora