Capítulo seis

49.5K 4.5K 1.5K
                                    

Gastón

—¿Puedo pasar? —le pregunto, tratando de ocultar mi nerviosismo.

No tenía planeado venir hoy porque estoy un poco apretado de tiempo, tengo una cita de trabajo con mi representante, pero cuando me subí al auto recordé el encuentro con Bri la noche anterior, recordé además que sabía su dirección, entonces no me resistí y desvié mi camino hacia el departamento de quien antes fue mi mejor y más querida amiga.

Lamentablemente, no podía posponer el encuentro con mi representante para otro día porque debemos hablar de un trabajo significativo, por lo que solo pude atrasar la hora de la cita para las siete. No tengo todo el tiempo que me gustaría para estar con Bri, pero pienso aprovechar todo el que pueda.

Su rostro al abrirme la puerta fue de total asombro. No podía creer que yo estuviera frente a ella, y debo admitir que su cara de sorpresa se me hizo muy tierna. Ahora, su semblante expresa indecisión y sé que inventará alguna excusa para no dejarme pasar.

—No creo que sea buena idea, tengo un desastre que no es apto para los ojos de nadie, de verdad. —me dice con la esperanza de hacerme desistir.

—A mí no me importa, no me voy a fijar en eso, quiero conversar contigo un rato para ponernos bien al día.

—Es que de verdad hay un... —se detiene un segundo y suspira. Sus ojos me siguen dejando a la vista que está en desacuerdo. Prácticamente, estoy invadiendo su espacio, bueno, no tan así, pero me estoy metiendo en el lugar en donde ella estaba tranquila y relajada—. Pasa. 

Entro con una sonrisa. Mis ojos recorren el nuevo entorno en el que me estoy metiendo y a simple vista no veo ni una sola cosa desordenada, lo que me da una razón más para creer que sí estaba inventando una excusa para que me fuera. 

—¡Dios, sí, qué desastre! —bromeo. El ambiente se siente bastante tenso y necesitamos que eso disminuya. 
Brisa se queda callada y me arrepiento en ese instante de haber abierto la boca. No estoy ayudándola a ponerse más tranquila. Cierra la puerta a mis espaldas y se pone frente a mí. Me veo obligado a agachar la cabeza para que nuestros campos visuales se conecten.

—¿Quieres que prepare café o té? O te puedo servir agua, jugo... lo que quieras.

—No, gracias, no me quedaré mucho, tengo una cita en un rato.
—¡Ah!, ¿sí? —parece interesada en ello. Palmea el asiento del sofá para que me siente a un lado de ella—. ¿Quién es la afortunada?

Y con esa pregunta puedo deducir que está pensando que tendré una cita romántica. 

—Mi representante. 

Me mira con sorpresa. 

—¿Tendrás una cita con tu representante?, ¿la mujer que manejaba tu carrera cuando aún éramos amigos?, ¿ella...? Asumo que sigues trabajando con ella. 

— No, Francescca murió hace seis años. 

Brisa parece nuevamente sorprendida por la muerte de una persona con la que me había encariñado bastante. Francescca fue quien me representó desde que mi carrera empezó a tomar más forma, más reconocimiento. Ella se me acercó, luego de verme actuar en una de las funciones y luego de sus sinceros elogios y observaciones, me ofreció sus servicios. Más que una representante fue como una segunda madre para mí. Me aconsejó profesionalizarme, estudiar seriamente si quería hacer de la Actuación mi medio de vida. Por ella fue que decidí estudiar en Londres y comprometerme seriamente con mi formación actoral.
Cuando me enteré que tenía cáncer de hígado me sentí descolocado por completo, no era una noticia que esperaba escuchar en mi vida. Tuvo que dejar de representarme e intentar recuperarse, pero el cáncer la terminó matando. Me sentí devastado cuando el teléfono sonó y me comunicaron su partida, me tomó un tiempo recuperarme, le tenía y aún le tengo mucho aprecio a esa mujer que tanto que ayudó. 

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora