Capítulo catorce

32.4K 3.5K 2.5K
                                    

Gastón

Cuando la vi en traje de baño mi primer instinto fue observarla con detenimiento, pero no quería que se notara y además yo no tengo por qué mirar su cuerpo. Pero está tan linda... que queda claro que esa Brisa en desarrollo ya se ha formado en su totalidad. De vez en cuando, sí la observo, efímeramente, pero es porque mis ojos piden a gritos hacerlo. Pero está mal. No tengo que observar a la mujer de otro.

Mis dedos recorren su suave piel intentando quitar el maquillaje negro —creo que se le dice rímel—, algo con lo que tengo que luchar porque parece no querer salir.

—Ya, no se nota nada —le digo.

Sé que tengo que apartarme de ella, pero por más que me quede claro que tengo que crear esa distancia personal entre cada uno, no lo hago; permanezco a centímetros de su cuerpo y de su rostro. Mis ojos viajan a su boca y aún después de ser consciente de ello, sigo quieto. Me tengo que mover, pero no quiero. Quiero quedarme cerca de ella y seguir apreciándola. De repente, me imagino besándola y sé que es algo erróneo, algo que ni siquiera tiene que cruzarse por mi cabeza, menos con ella, menos ahora.

—¿Por... por qué me miras así? —musita, justo cuando una brisa de viento caliente nos golpea a ambos.

Me gustaría saber qué pasa por la mente de Brisa en este momento. Además de sorpresa, ¿Qué habrá sentido ella cuando me vio en el club esa noche y luego cuando me vio frente a su puerta al día siguiente?, ¿qué sentirá ella ahora que estamos juntos y tan cerca?, ¿siente ese pinchazo de atracción como yo?

Soy consciente de que está mal desear que sí, porque hay alguien más en su vida, pero quiero que sienta eso que siento yo... esas cosquillas que se forman en el estómago y esos latidos incontrolables. Ese deseo que te hace pensar muchas cosas.

Brisa parece incomodarse por mi mirada, pero aun así no veo que quiera moverse, pues tranquilamente, puede retroceder hacia atrás y rearmar su espacio personal. Se muerde el labio y mis ganas de darle un beso aumentan... ¿Por qué me está pasando esto?

Quiero tomarla de la cintura y atraerla hasta mi pecho para después darle un beso en la boca, pero hay algo que me queda totalmente claro, y es que puedo echar a perder lo poco que vamos construyendo, y no quiero que dejemos de vernos otra vez. No por un beso, eso ya pasó hace nueve años, y no tiene que repetirse lo de la última vez.

Siento que su mirada también se posa en mis labios y recuerdo que tengo que responderle.

—Por nada —miento en un susurro.

Brisa no me responde y el silencio se vuelve tranquilizador, lo único que se oye son nuestras respiraciones. Miles de pensamientos pasan por mi mente como escenas de una película y es cuando vuelvo a decirme a mí mismo que es algo increíble habernos reencontrado. De tantos locales nocturnos en la ciudad, justo fuimos a coincidir en aquel. Sin duda, el destino nos ha cruzado porque tiene algo planeado para nosotros dos.

Mi mano, sin permiso alguno, se dirige al cabello enmarañado de Brisa y coloca un mechón detrás de su oreja, lo que hace que ella se ponga tensa inmediatamente.

Un celular empieza a sonar y esa chispa que el silencio, nuestras respiraciones y nuestras miradas habían creado se desvanece. Quiero maldecir, pero ella está frente a mí y no debo decir malas palabras. Además, si el teléfono no sonaba nos habríamos quedado de esa forma, y quién sabe, quizá me dejaba llevar y metía la pata. Brisa retrocede y carraspea la garganta, incómoda. Mira hacia abajo por vergüenza.

—Es tuyo —dice.

Asiento y sonrío por más que no me vea.

—Lo sé. Vuelvo enseguida.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora