Capítulo setenta

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Brisa

Mi corazón agitado no me deja respirar con tranquilidad. El barullo en mi mente no me deja pensar con claridad. Mis ojos viajan hasta el celular que cae a mis pies, y pienso en levantarlo, pero me quedo estática y con las manos temblorosas.

No quiero pensar que le han disparado, pero yo misma he escuchado la amenaza y el sonido de una bala. Quiero hacerme creer que no le ha pasado nada, que no lo han matado ni herido, pero la situación me pone en peor estado con el correr de los segundos.

Suelto un suspiro tembloroso, mis ojos se llenan de lágrimas de miedo, y me muerdo el labio con nerviosismo.

—Por favor, que no sea verdad —suplico casi sin voz.

Nunca le desearía la muerte a Liam. Tuvimos un pasado hermoso y un triste final amoroso. Ya no lo quiero como antes, ya lo he olvidado y superado. Pero eso no quiere decir que no me preocupe por su salud. No quiero que le pase nada. No quiero que esté muerto.

No sé qué ha pasado, no sé realmente bien qué me ha querido decir con todo eso. Tengo miedo. Tengo miedo porque me ha dicho cosas graves. Tengo miedo porque su voz reflejaba susto. Tengo miedo porque presiento cosas malas.

Me armo de valor y me inclino para tomar el teléfono, la pantalla protectora está bastante rota, pero no hago mucho hincapié en ello. La llamada ya no está en curso, lo que significa que la persona que amenazaba a Liam, seguramente ha colgado.

La respiración se me vuelve pesada, y tengo un gran mareo que me alerta. Me siento cansada, como si no hubiera dormido en varios días. Las náuseas invaden mi cuerpo. Deseo que Gastón llegue rápido a casa para contarle lo que ha pasado. Quizá él pueda ayudarme.

Tocan a la puerta con ansiedad. Mi cabeza se gira en el momento, ruego que sea Gastón. Me voy rápido hasta la entrada, esperando ver su rostro cálido y queriendo darle un abrazo, pero lo único que consigo es que el pánico acuda a mi cuerpo cuando veo el rostro de Matt y Tyler. Ambos tienen una sonrisa torcida que asusta.

Retrocedo rápidamente, intento escapar y pedir ayuda, pero Tyler jala fuerte de mí para atraerme hacia él y pegar mi espalda a su pecho.

Suelto un grito de miedo, pero este se ve ahogado por la mano de Tyler y un trapo con un olor raro. Lucho lo que puedo para que me suelte, pero mis fuerzas y mi vista terminan disminuyendo notoriamente. Lo único que alcanzo a ver es a Stef, quien aparece en la sala y suelta un grito al ver lo que está pasando. Matt la ve y la empuja al suelo, sin siquiera importarle un poco que esté embarazada, y que, irónicamente, ese sea su bebé también.

Quiero volver a gritar, quiero quejarme, quiero insultarlo y quiero ver cómo está mi amiga, pero de pronto todo se pone negro.

Gastón

Si algo me ha molestado siempre es olvidarme el dinero en la casa cuando tengo que ir a comprar algo. Maldigo en mi interior al darme cuenta y le pregunto a Isaac y a mi hermano si tienen dinero a mano para no tener que volver, pero me dicen que no, y vuelvo a soltar una queja mental.

Aún sigo molesto por lo que Brisa me ocultó, las pequeñas cosas que pasan parecen molestarme con facilidad. Vuelvo a repasar la discusión en mi mente otra vez. Ella dice que no es para tanto que me lo ocultara, pero a mí no me ha gustado un pelo que se guardara algo tan importante. Yo quería saber.

Me hubiera gustado enterarme de todo desde un principio. Está bien que no lo hizo por ser mala, que priorizó mi trabajo. Pero su seguridad para mí es lo más importante de todo, y creí habérselo dejado claro más de una vez. El trabajo está debajo de todo, después de Brisa, después de Brisa y después de Brisa.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora