Capítulo setenta

Start from the beginning
                                    

No voy a negar que estoy más calmado que antes, que incluso mi molestia con Isaac por no decirme las cosas también está disminuyendo, pero el rencor todavía sigue presente. Cuando mi cuñado llegó a casa le dije que lo que hizo no me pareció correcto, que a pesar de que él estuviera a cargo, me habría sentido mejor si me comentaba lo del micrófono porque, al final de cuentas, la casa en la que pusieron eso, es mía. Más razón tengo para molestarme.

Pero la carita de sueño de Brisa aparece en mi mente de repente, y me roba una sonrisa pequeña. No me gusta estar enojado y, por más que sienta rencor, intento no aumentar mi molestia para que nos llevemos bien otra vez.

Doblo por la cuadra que me lleva a casa, y desde lejos noto que algo no anda bien.

—¿Qué es eso? —mi hermano también se da cuenta.

Me pongo nervioso al igual que Isaac y, a medida que nos acercamos, notamos lo que está pasando y no nos gusta para nada. Acelero cuando veo que dos tipos meten a Brisa en una camioneta negra vieja. Los reconozco a los dos. Y quiero matarlos con mis propias manos.

—¡Mierda! —digo con miedo. Brisa parecía inconsciente cuando la metieron dentro. Tan solo pensar que la golpearon para desmayarla me hace hervir la sangre.

De repente, lo que quedaba de mi molestia se esfuma por completo y solo quiero tener a mi novia entre mis brazos, en mi cama, con su cabeza recostada en mi pecho, protegiéndola y sintiéndome seguro de que está bien. De repente, siento que soy capaz de herir si es necesario. De repente, siento que soy capaz de matar.

Veo que la madre de Brisa, su padre y el mío, salen rápidamente de mi casa, pero no logran nada porque la camioneta arranca y los deja atrás, sin oportunidad de hacer nada. Temo que le haya pasado algo a mi madre y a Stef al no verlas salir. Quiero creer que solo es una inseguridad mía, que ambas están sanas. Freno de golpe en la vereda de casa.

—¡Bájate, Key! —le ordeno a mi hermano con nervios, mientras miro fijamente a la camioneta. No voy a perseguir a ese auto con mi hermano menor aquí.

—¡¿Qué?! —me replica mi hermano— ¡No!, ¡Yo voy contigo! —exclama.

—¡Que te bajes, mierda! —pierdo la poca calma. No hay tiempo.

Key hace lo que le digo sin quejarse otra vez, y arranco nuevamente el auto. Por el espejo puedo ver que el auto de los padres de Brisa se enciende y nos sigue. A mi lado, Isaac saca nerviosamente su celular y marca un número. Pone el altavoz.

—Mamá, hola, ¿estás bien?, ¿estás en el auto con papá?

—No... No... Escuchamos un grito en la sala y... y fui a ver y Stefanía estaba tirada en el suelo, llorando con las manos en la panza como si le doliera—Isaac se pone tenso—. Nos dijo rápidamente lo que pasó y salimos por tu hermana y... Isaac, por favor, encuentra a tu hermana. ¿Por qué le hacen eso a ella...? —llora desconsoladamente. Su voz está totalmente herida y quebrada.

—Lo haremos —respondo por él, con la respiración agitada. Isaac está igual.

—Lo haré, mamá, te lo prometo. ¿Cómo está Stef?

—Está muy asustada y agitada. Ya llamamos a la policía y a una ambulancia. Stef está supernerviosa por el bebé y por Brisa. Creo que está teniendo un ataque de pánico.

—Dile que encontraremos a Brisa y que el bebé estará bien. Dile, también, que la quiero.

—Tráela a casa, por favor —solloza, muerta del miedo.

—Lo haremos, mamá, lo haremos.

—Ten mucho cuidado, por favor. Stef vio que llevaban armas en el pantalón.

Destinados #D1 (Completa)On viuen les histories. Descobreix ara