Se me empequeñece el corazón cuando los intestinos se me contraen con la caída y aprieto los ojos cuando el agua me cubre y el oxígeno se acaba.

Los pensamientos me carcomen la cabeza, todo lo que he padecido en los últimos meses, lo bueno y lo malo. Dolores, angustias, miedos y experiencias que me llevaron a una decisión definitiva: No quiero que nadie me lastime, ni física, ni emocionalmente.

Quien se supera así, quien conquista sus miedos tiene el derecho de ser llamado héroe y yo me considero eso. Soy mi propia heroína, porque las peores guerras no son con otros, son contigo mismo y yo le he ganado la batalla a esto, a la depresión, a la ansiedad y la abstinencia.

Renací tantas veces que ahora quiero hacer lo que me plazca porque me lo merezco. Merezco ser feliz y haré todo lo que esté en mis manos para conseguirlo.

Emerjo y mis pulmones sienten el alivio al estar en la superficie, la corriente esta fuerte, pero con brazadas concisas nado en agua cristalinas hasta llegar a una de las rocas. Descanso un poco y sigo nadando hasta llegar a la orilla.

Reece me espera en la playa y medio se baja los lentes cuando salgo del agua.

—¿Caíste del risco o del cielo? —arquea una ceja paseando los ojos por mi cuerpo en traje de baño— ¿A qué hora vas por las compras?

Sonríe con picardía, ya estoy acostumbrada a los cumplidos de galán, esta fase final del tratamiento nos unió y ahora entiendo el gusto por los hombres maduros (Obviamente no me gusta Reece) ¡Pero, vamos! Es un maduro picaron que no para de elevarme la autoestima.

También es un ser supremamente interesante con toda la experiencia que se carga.

—Revise tus exámenes esta mañana —se mete las manos en el bolsillo dejando que me pegue a su brazo— El HACOC está en un 10%.

La noticia me llena de vida.

—¿Hay premio?

Rueda los ojos deteniendo el paso.

—Dejare que me beses a modo de recompensa.

Suelto a reír y extiende la mano escondiendo un mechón de cabello tras mi oreja.

—Me siento muy orgulloso de todo tu progreso —confiesa—. Y seré sincero al decir que por un momento pensé que no lo lograrías.

—La gente tiende a subestimarme sin saber que saco uñas y dientes cuando me aferro a algo.

—¿Ese algo es Christopher?

Me quedo mirando el océano, por tonto que se oiga la respuesta es; Si, por el mero hecho de que mis momentos más felices han sido a su lado y quiero experimentar todo eso otra vez, como ya lo dije me amo y como me quiero muero por atascarme con lo que me gusta.

Lo tengo aferrado de tal manera que, pese a la distancia, la ausencia y la tristeza no dejo de pensarlo de hundirme en el deseo carnal que me recorre cada vez que lo evoco.

—Tomare tu silencio como un si —continua Reece—. Y no tiene nada de malo, solo que él también es otra prueba para ti.

—¿Más pruebas? Ya he pasado suficientes pruebas con él.

—Rachel —vuelve a detener el paso—. No se es fuerte a medias, tú tienes que crecer más y el amor que sientes por otros no debe ser mayor al que sientes por ti. Porque si algún día esa persona te falla, se quiebra o se aleja tú debes tener cimientos para no derrumbarte.

No le contesto, tiene razón en muchas cosas, pero mi corazón están terco, sigue aferrado a mi tóxica relación.

—Para irte de aquí tienes que demostrarme que estas preparada, no sabemos si lograremos acabar con el HACOC que queda, pero si algún día lo logramos no te dejare partir hasta que no te vea convertida en un huracán.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu