Rachel es yegua difícil de domar, pero Antoni tiene los medios que se necesitan para tenerla como le conviene. Tiene ese haz bajo la manga el cual le permite transformarla en lo que siempre ha querido.

—Quiero que acabes con esa manada de judas —corta la comunicación.

El instinto asesino es algo incontrolable para aquellos que nacen con la marca de la "Bestia" Cuando no eres ángel si no demonio tu ser desarrolla impulsos que ni con voluntad propia puedes controlar. Y el que se hayan metido con la mujer que eliges y pones al mando no tiene perdón para quien todo lo cobra con sangre.

*

Para los Romanov la jerarquía de Antoni estaba cada vez más lejos, sobre todo para Dante que no tenía velas en el entierro en el negocio de la "Pirámide". El de eso era su primo Ilenko y sin Daniel era libre de disponer y manejar el club como se le antoje y uno de sus antojos era la  fórmula del HACOC. La gallina de los huevos de oro que todos anhelaban. 

El Hipnosis era suyo, los hombres de Daniel eran sus súbditos ahora al igual que la mitad de los hombres que respaldan el apellido ruso. Ya era hora de que el trono volviera a los Romanov, daba igual que se sentara Dante o Ilenko, se quedaba con los rusos y punto.

Sus ojos se cruzan con los de Rachel que está más drogada que nunca. La maldita perra se torna violenta cada que está en abstinencia y mientras pasa la batalla le sirve tenerla calmada. Al igual ya ella misma se inyecta sin medir dosis.

—Si sabes que te quedan pocas horas de vida ¿Cierto? —le pregunta el ruso.

—Espero mi descenso con ansias —le sonríe Rachel.

Solo la tiene para el acto final, para que los otros clanes lo vean asesinarla antes de posesionarse. Sin duda sería una gran muestra de poder que otros se percaten de los alcances que tiene.

—Quiero un poco de agua —pide la moribunda que yace en el piso.

Angela Klein, la caída la tiene tendida en el piso y se ha mantenido en ese sitio desde que sus hombres la arrojaron a la misma jaula donde esta Rachel. Lo correcto sería fulminarla con un disparo... Pero las muertes lentas son mejores, que sufra por puta, todos los militares merecen morir de la misma manera.

—Es hora, señor —avisa uno de sus hombres.

La hora cero llegó y el derramamiento de sangre es inminente. Antoni hablo y ellos respondieron, el italiano derramó sangre Romanov y los rusos lo humillaron con la imagen de Rachel en pantalla. Nada de lo anterior se arregla hablando, se compone demostrando quien es el mejor.  

Dante sale de la jaula de cristal dejando a Rachel con dos de sus hombres, le arroja una jeringas de HACOC antes de darle la espalda y ella se arroja a tomarlas como si fueran monedas para un limosnero. La teniente no sabe cuántas horas le faltan para morir y no quiere tener uso de razón en los minutos siguientes.

El ruso se prepara tomando armas, organizando a sus hombres dando las últimas indicaciones. Es un enfrentamiento a muerte donde se masacraran unos a otros.

—Si llego a caer —les advierte a los hombres que se quedaran en el club—. Maten a la perra, pero primero viólenla, cortenle la cara y echen su leche sobre su cuerpo para que Antoni sepa que volvieron mierda a su mujer.

*

Christopher se había largado, no daba señales por ningún lado y Alex no paraba de mirarse los nudillos lastimados. Había golpeado a su hijo con tanta ira que ahora le pesaba porque detestaba la mirada de odio que le dedica cada que se enfrentaban.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Where stories live. Discover now