Una lágrima rodó por mi mejilla ¿por qué salían involuntariamente?

Arthur limpio mi lágrima y tomo con sus pequeñas manos mi rostro ¿pequeñas? Arthur cada vez crecía más.

— en verdad lo amaba ¿no es así?

— más que a mi vida...

Cuando llegó la noche me recosté en la cama, las posiciones habían cambiado, ahora era Arthur quien cuidaba de mí.

Arthur cerró la ventana y camino en mi dirección.

— la quiero señorita Jade, lamento no poder ayudarla...

Arthur volvió a ver a la ventana.

— Siempre creí que los monstruos venían de afuera— dijo y luego volvió a mirarme— Ahora sé que pueden estar también dentro de casa...

Fingí estar dormida para que él se fuera, cuando se fue volví a abrir los ojos, la única luz que entraba era de la ventana, mi cuerpo sentía frió, las mantas no lograban calentar mi cuerpo, me estaba matando a mí misma, buscaba algo en que sostenerme pero o había nada...

Tal vez.... este ya no era mi lugar, quizás mi destino era la muerte, Carlo debía acabar conmigo y él lo detuvo...

...

Abrí los ojos recibiendo el cálido sol en mi cara, hoy era el día...

Llamaron a la puerta dos veces, me levante con cuidado y espere a que Arthur entrara.

— Voy a pasar, soy Arthur— sonreí al escucharlo, él abrió la puerta y sonrió — buenos días señorita Jade.

— Arthur...— dije extendiéndole mi mano en su dirección— acércate...

— Venía a despedirme, no me quería ir sin verla una última vez más — dijo hasta llegar a mí, cuando lo tuve cerca lo abrace con fuerza.

— gracias por no dejarme, gracias por quererme...— dije a punto de llorar.

Arthur se alejó un poco de mí y me sonrió con ternura.

— gracias a usted por educarme como una madre... fue la única que estuvo conmigo, gracias señorita Jade...

— ten siempre presente que fuiste y serás como un hermano para mí, que te amé como si fueras mi familia aun cuando ningún lazo de sangre nos unía... no me olvides.

— ¿por qué la olvidaría? ¿Qué dice señorita Jade? Suena como si se despidiera, yo volveré, no tardare mucho, pronto volveré aquí con usted y... y la haré feliz, la haré sonreír, no tardare, se lo juro...

Limpie mis lágrimas y bese su frente.

— ve o se te hará tarde...

— ¿estará bien?

— Ve...— volví a decir.

Él asintió y salió de mi habitación, paso un corto tiempo cuando volvieron a tocar la puerta, este niño no me dejaría.

— Pase— dije apunto de levantarme.

— Jade...— un escalofrió recorrió mi cuerpo al volver a escucharlo, no quise ni mirarlo, no me moví, las ganas de gritar y huir volvieron más fuerte, escuche sus fuertes pisadas caminando hasta donde yo me encontraba.

Owen se agacho quedando a mi altura, mientras yo me encontraba sentando en la cama él se acuclillo delante de mí.

Mi voz y el valor volvieron a huir dejándome sola.

— volveremos en tres días, al igual que ellos también nos cazaremos...

No... ¡No! No permitiré eso... yo no lo permitiré...

— sé que no quieres verme pero... te amo Jade, te pido tu perdón... te pido perdón y poder iniciar de nuevo...

Abrí la boca y agarre con fuerza las mantas de mi cama hasta formas puños.

— Si quiere mi perdón para tener la conciencia limpia y sentirse en paz consigo mismo... — lo que haría estaba mal pero no quería dejar dolor en esta familia, no más de lo que me hicieron pasar a mí — lo perdono...— dije sorprendiéndolo — lo perdono pero por favor... ya váyase y déjeme, váyase....

Owen se levantó y camino hasta la salida cerrando la puerta.

Cuando se marcharon me levante, mire mi rostro al espejo, el vestido que cargaba se encontraba sucio y mi cabello aún se encontraba atado en una coleta.

Ya no quería seguir con esto... me deshice de la coleta dejando mi cabello suelto, en el reflejo lo único que vi fue a una chica muerta.

Salí de la mansión Wodlow portando mi vestido favorito, queria caminar y encontrar algo de vida en mí.

Cada paso que daba me distanciaba del infierno en el que vivía, el camino que recorría era largo, el sol se estaba ocultando, continúe con mi camino hasta escuchar el sonido del agua, ya no podía dar marcha atrás.

Ya no quería seguir con esto que los demás llamaban vida.

Mire a todos lados hasta ver un punto alto, el agua golpeabas las enorme rocas formadas a la orilla del mar, camine hasta ellas y subí hasta llegar a lo alto.

¿Tenía el suficiente valor para acabar con esto?

Lo tienes...

Llegue a la orilla y un frió recorrió mi cuerpo, el viento golpeaba mi rostro, debería sentir frió pero no sentía nada... tirarme al agua no sería nada, no me lastimaría, porque ya estaba lastimaría, no moriría... porque ya lo había hecho.

Cerré mis ojos y di un paso atrás con miedo mirando hacia adelante y no al agua. 

No dolería...

Trague fuerte y cuando me iba a dejar caer mi cuerpo fue jalada hacia adelante.

Sentí el calor volver a mi cuerpo, ahí fue cuando reaccione que alguien me tenía entre sus brazos.

Estaba en el suelo y alguien me abrazaba con fuerza.

— Que pretendías hacer...— dijo con dolor en la voz— no podías dejarme....

— Tú lo hiciste...— dije.

— debí creerte, no debí dejarte... pedirte perdón será muy poco, te deje cuando prometí no hacerlo...

— ¿Volverás a irte?— pregunte alejándome hasta verlo.

Por su rostro pude deducir que él tampoco había dormido y que él también había llorado.

— te pido perdón Jade aunque sé que no lo merezco, sé que sonara egoísta pero... perdóname, perdóname y déjame estar a tu lado, te lo pido...

Tome su rostro entre mis manos.

— ¿Me amas de nuevo?— pregunte mirando sus ojos, mi mano acaricio su mejilla y él dejo un beso en labios para después decir:

— no hay nada en este mundo que me haga dejar de amarte.... 

La Institutriz de DráculaWhere stories live. Discover now