Los amigos de Stefan se despiden y Laurens me pregunta por el caso de Scott antes de encerrarse en la alcoba con su novio.

—Toda tuya —Stefan me sirve una enorme rebanada de pastel.

Me atiborro con el pudin, esta delicioso y con lo hormonal que estoy empiezo a desahogarme con el hombre que me ve hablar con la boca llena.

—Es solo cuestión de comunicación, yo no creo que te esté engañando.

—No soy el tipo de mujer que anda con dudas, por eso lo voy a mandar a la mierda, así como envié a Scott.

—Scott no era tu esposo.

Me mira y la paz que transmite me da a entender el porqué del cariño de Rachel.

—Voy a recostarme un rato, supongo que Rachel no vuelve hoy... —callo ante la imprudencia— A lo mejor si —recojo mi bolso— No es la primera vez que dormimos juntas.

Sonríe recogiendo el plato y yo rebusco el llavero donde yacen todas las llaves del apartamento. En el exilio quede encargada de todo y tengo acceso a toda la casa.

Abro, enciendo la tela y busco la caja fuerte con el fin de guardar el dinero que saque. Inserto la clave que creamos las dos hace más de cinco años. La caja ahora solo alberga la jadeíta Mascherano y un sobre amarillo «Estas mal, Rachel» Saco el sobre para guardar el dinero e intento meterlo otra vez, pero detengo la tarea cuando veo el nombre de mi marido marcado en la parte de afuera.

Lo miro por encima, no está sellado y tiene un montón de hojas ¿Por qué le guarda sobres a Simón en la caja fuerte?

Las ansias no me dan para ignorarlo así que saco las hojas sentándome en la cama.

Es una demanda de asuntos internos... Están acusando a Simón de complot... «Que pendejada» En el informe Rachel trata de rendir explicaciones contrarrestando con... Me aclaro los ojos asegurándome de leer bien, pero hay cuatro palabras que se roban mi atención acabando con lo poco que siento por mi marido.

«Corina» «Relación extra marital» Leo desde el principio tratando de respirar y alivianar el decepcionante peso que se apodera de mi pecho «Lo sabía» Este imbecil...

—Necesitas algo más o... —pregunta Stefan congelándose en la puerta cuando me ve con el informe en mano.

No me permito llorar, Simón no merece mis lágrimas. No tengo porque llorar por un hombre que ni erecciones le inspiro.

—Eso es información confidencial —se acerca.

—Confidencial tus pelotas —me pongo en pie— Ya mismo me explicas porque Rachel está espiando a mi marido.

Se supone que es mi mejor amiga y me está mintiendo, a mí que me conoció teniendo cinco años.

—¡Habla ya o tendremos problemas! —advierto furiosa— ¿Por qué Rachel le está dando información a asuntos internos? Son la oposición de la candidatura del coronel ¿Por qué se está metiendo con esa gente?

—Te lo explico, pero siéntate y dame el informe por favor.

A decir verdad, me cuesta pensar mal de mi amiga, aunque este furiosa Rachel es mi familia y no la creo capaz de dañarme.

Stefan suelta la lengua contando todo los detalles desde que la conoció en París y la misión que le encargaron, me explica lo que está pasando, el peligro que corre con Antoni, el complot de la FEMF y el papel de Eliot en todo esto.

Me explica una y otra vez que esto no es cien por ciento cierto y es lo que menos creo, esas pruebas son demasiado contundentes.

—No estamos seguros esto es solo una distracción —aclara— Lo hicimos para que Simón no terminara como Scott.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Where stories live. Discover now