C40

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Estaba delante de la puerta de su departamento, no estaba segura de si se encontraba o no, tampoco el portero me dijo nada, da la casualidad que no estaba en la recepción, no sabía si llamaría a la puerta en vano o no. Lo hice de todos modos, toqué  la puerta con los nudillos, no presione el timbre; di tres fuertes golpes a la puerta y agudicé mi oído para ver si escuchaba algo, me hice para atrás cuando escuche pasos acercarse a la puerta.

Me preparé mentalmente para verlo después de casi una semana de evitar sus llamadas, mensajes y visitas, no sabía con que desconocido iba a encontrarme, luego de lo que pasó ya no sabía a que clase de Evan me encontraría ni que nuevas mentiras iba a darme. De forma súbita e inexplicable se frenaron los latidos de mi corazón al verlo abrirme la puerta, me dominó el terror pero también la tristeza, una sensación extraña que no era mía aunque estaba dentro de mí se manifestó, no se que era o quizá lo sabía pero quería ignorarla.

Nos quedamos mirándonos, intentando entender el pensamiento del otro, él estaba sorprendido de verme ahí, pasé por alto que intentó sonreírme pero al ver mi aspecto, borró toda expresión del otro.

—Amber, que sorpresa, no pensé verte por aquí —admitió con seriedad, pasando saliva con dificultad. —¿Quieres...

No le di oportunidad de terminar la pregunta, pasé hacia dentro del departamento, teniendo cuidado de no rozar nuestros hombros al entrar, caminé con pasos acelerados hacia la sala y me paré a un  lado del  sofá sin tomar la molestia de sentarme. Caminó hacia a mí lentamente con las manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón; el silencio era tan agudo, y molesto que no había forma de reducir la incomodidad entre los dos a menos que habláramos, yo aún procesaba lo que había pasado, lo que descubrí, lo insignificante que fui para él, lo único que quedaba saber era...

—¿Por qué? —le exigí responder, quebré el silencio pero aumentando la tensión, era claro que iba a relacionarlo con lo que supe de sus adicciones, no con lo demás.

—¿Por qué? —repitió a la defensiva —Yo...

—No me refiero a eso, lo sabes, ¿Por qué yo? ¿Cuál era tu plan desde el principio conmigo? ¿Por qué de las miles de mujeres que conociste tuviste que escogerme a mí? ¿Por qué era la más estúpida?

Transcurrió un momento para que pudiera hablar, su rostro ni sus ojos decían nada, era como si se mantuviera en un verdadero silencio, no había expresión ni mucho menos emoción en absoluto, veía una estatua viviente, solo eso.

—No se de lo que estás hablando —lo dijo sin más, con mucha exactitud pero sin reflejar nada.

A este punto solo pude verlo a la cara con los ojos húmedos, me dolía tanto todo lo que había pasado esta semana completa , mi ansiedad por no tener contacto con él, por no llamarlo y también por las veces en las que desee hacerlo, hacer un lado mi dignidad y escuchar su voz, sabía que si lo hacía todo eso yo cedería y que podría convertirme en la misma imbécil del inicio.

—¡Ya lo sé todo joder! No me mientas —grité despavorida, más que tristeza era coraje de verdad lo que me hacía reaccionar de ese modo pero él ni siquiera pareció tener un cambio de ánimo a pesar de lo que estaba haciendo —Ya sé que no trabajas en Pharma Bio, también lo de tus adicciones que no te molestaste en decirme y lo peor de todo...lo de tus padres.

Me sorprendí no verlo para nada indignado, lo único que hizo fue parpadear varias veces pero sin mover ninguna facción de su rostro, es cómo si no entendiera lo que le decía o si no lo relacionara con nada en absoluto. A este punto yo ya estaba harta y cansada de que no pudiera decirme la verdad, que fingiera o que le diera igual lo que estaba pasando, parecía que ni siquiera tenía intención de darme una explicación.

Mi Contrato Favorito©+18 [TERMINADA]Where stories live. Discover now