C32

9.3K 603 17
                                    

Llegamos a Vancouver alrededor de las diez de la noche, cuando nos dirigíamos hacia el hotel donde nos esperarían todos, tardamos en llegar casi una hora pero llegamos a pesar de la abundante nieve que cubría todo el suelo con más de dos metros de grosor.

Buscamos a todos en la recepción pero no había nadie, Evan quiso ir a preguntar por las habitaciones pero Karen apareció de repente junto con quien supuse debía Douglas; no se parecía a Karen ni a Evan pero tenia la buena disposición de ayudarnos y ser amable, sus ojos eran pequeños y su cabello era tan rizado que era como ver enredaderas negras encima de su cabeza.

—¿Qué tal la nieve, Amber? —me saludó Douglas, alzando su mano.

Sonreí, tomándola algo cohibida.

—Bastante bien.

—¿Igual a la de Chicago?

—Para nada —me carcajee.

Karen se fue con Evan a registrarnos, por lo que él mismo Evan me contó, nos pasaríamos la noche en el hotel y todos nos iríamos a la mañana siguiente a unas cabañas donde estaríamos la tarde y por la noche festejaríamos el año nuevo en la plaza del hotel con todos los visitantes de Whistler Blackcomb.

Karen se nos acercó junto con Evan, ella se veía tan feliz como siempre, sobre todo cuando nos vio a mí y Douglas.

—Ya está, ¿Vamos arriba? Debes tener mucho frío, Amber. ¿Cómo estuvo el vuelo?

Habían sido unas horas de infarto, nunca había pasado tanto tiempo en un avión aunque claro que fue tan diferente que la primera vez, gracias a Evan que me dejó apretarle la mano tan fuerte que no discutió, resistió bien a mi sobre reacción, solo así pude aguantar las horas del vuelo.

—Estuvo largo pero cómodo —tuve que decirlo, pues los asientos de primera clase fueron excelentes y sus asientos amplios no me hicieron sentir claustrofóbica.

—Supongo que debes estar cansada de todos modos —me agarró del brazo para llevarme hacia el ascensor —Deberías subir y recostarte y así aprovechas para conocer a Milly, ¿La recuerdas? Mi hija

Asentí, la manera en la que no paraba de hablar me daba gracia, supongo que en confianza era parlanchina, porque si se terminaba un tema, sacaba otro totalmente diferente y así continuó hasta que al fin llegamos a la habitación. Lo primero que sentí cómo un golpe suave fue el olor a chocolate con canela y pan recién hecho, por dentro la calidez era reconfortante; la habitación era bastante amplia, me di cuenta que lo cálido del lugar provenía de una chimenea encendida y alrededor de ella una niña de doce años estaba quemando un malvavisco con unas pinzas largas, su cabello café largo y liso le caía sobre la espalda, sus ojos azules se iluminaron por el rayo de luz que el fuego provocó, vio hacia Karen con entusiasmo.

—¡Mamá! Ven a ver esto, ¡Podemos hacer lo que sea frente a la chimenea!

—No te acerques tanto, Emilia —le pidió con voz firme, ella entendió a la primera vez y dejó todos los malvaviscos en un plato. —Ven y saluda a Amber.

La niña se levantó y corrió hacia mí, llevaba un gorro de panda para proteger su cabeza del frío aunque aquí hiciera suficiente calor para quitarse todo; me sonrió con dulzura, no le apenaba la gente extraña, cosa rara en niños de su edad.

—Hola —me saludó, agitando su mano.

—Hola, Emilia, ¿O prefieres Milly?

Logré hacerla ruborizar, sus ojos eran pequeños pero destellantes, de verdad era una niña muy tierna y se notaba que sería extrovertida ya cumpliendo más edad.

Mi Contrato Favorito©+18 [TERMINADA]Where stories live. Discover now